"Durante la etapa primitiva de la evolución espiritual del género humano, la fantasía de los hombres creó dioses a su propia imagen."

Albert Einstein

Historia criminal del cristianismo – Karlheinz Deschner

En 1970 Karlheinz Deschner comenzó su obra más ambiciosa, la “Historia Criminal del Cristianismo”, proyectada en principio a diez volúmenes, de los cuales se han publicado ya nueve hasta el presente y no se descarta que se amplíe el proyecto. Se trata del más riguroso e implacable alegato jamás escrito contra el fondo y las formas empleados por los cristianos, a lo largo de los siglos, para la conquista y conservación del poder. En 1971 Deschner fue convocado a una corte en Nuremberg acusado de difamar a la Iglesia. Ganó el proceso con una sólida argumentación, pero aquella institución reaccionó rodeando sus obras con un muro de silencio que no se rompió definitivamente hasta los años ochenta, cuando las obras de Deschner comenzaron a publicarse fuera de Alemania (Polonia, Suiza, Italia y España, principalmente).

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En 1970 Karlheinz Deschner comenzó su obra más ambiciosa, la “Historia Criminal del Cristianismo”, proyectada en principio a diez volúmenes, de los cuales se han publicado ya nueve hasta el presente y no se descarta que se amplíe el proyecto.

Se trata del más riguroso e implacable alegato jamás escrito contra el fondo y las formas empleados por los cristianos, a lo largo de los siglos, para la conquista y conservación del poder. En 1971 Deschner fue convocado a una corte en Nuremberg acusado de difamar a la Iglesia. Ganó el proceso con una sólida argumentación, pero aquella institución reaccionó rodeando sus obras con un muro de silencio que no se rompió definitivamente hasta los años ochenta, cuando las obras de Deschner comenzaron a publicarse fuera de Alemania (Polonia, Suiza, Italia y España, principalmente).

Biografía

87c2d9b7dc053d394080140f142142bcHijo de un humilde guardabosque católico, pasó su infancia y juventud en los cotos obispales de Würzburg y, tras combatir en la Segunda Guerra Mundial, estudió Derecho, Teología, Filosofía e Historia. En 1956 publicó su primer libro, una novela («La Noche Ronda Mi Casa»), que causó gran impacto. Pero súbitamente abandonó la prometedora carrera literaria que acababa de emprender para consagrarse al estudio crítico del cristianismo en general y de la Iglesia Católica en particular, impulsado por sus profundos conocimientos sobre el tema.

A partir de entonces, el caudal de sus obras se ha multiplicado de forma inagotable, con una erudición y agudeza tales que muchos lo consideran «el mayor de los críticos de la Iglesia en el siglo XX«. En 1970 comenzó su obra más ambiciosa, la «Historia Criminal del Cristianismo», proyectada en principio a diez volúmenes (de los cuales vieron la luz nueve hasta el presente y no se descarta que se amplíe el proyecto). Sin embargo, dada la naturaleza de sus escritos, Deschner no ha tenido acceso a becas, subsidios, patrocinios oficiales o cargos honorarios, apenas la ayuda de algunos amigos generosos y la adhesión de sus lectores le permitieron continuar con el trabajo monumental de investigación y desarrollo.

En 1971 fue convocado a una corte en Núremberg acusado de difamar a la Iglesia. Ganó el proceso con una sólida argumentación, pero aquella institución reaccionó rodeando sus obras con un muro de silencio que no se rompió definitivamente hasta los años ochenta, cuando las obras de Deschner comenzaron a publicarse fuera de Alemania (Polonia, Suiza, Italia y España, principalmente).

Como reconocimiento por su trabajo literario y sus esfuerzos por combatir la ignorancia, en 1988 le fue concedido el prestigioso premio Arno Schmidt, que fue el primero de una lista siempre creciente.

La entrevista

Entrevista

Las cosas tienen que cambiar

Karlheinz Deschner nació en Alemania en 1924 y se licenció en filosofía y teología por la Universidad de Würzburg. Es autor de numerosas obras críticas con la Iglesia Cristiana, entre ellas la Historia Criminal del Cristianismo, obra inacabada que va por el noveno tomo, y a la que se ha podido dedicar gracias al apoyo económico de varios patrocinadores privados. En 1971 fue juzgado por difamación de la Iglesia, pero ganó el juicio, y en los últimos años ha recibido numerosos honores. La Fundación Giordano Bruno ha instituido un premio que lleva su nombre, y cuyo primer galardonado ha sido el biólogo Richard Dawkins.

Sr. Deschner, ¿cuál es la esencia del cristianismo?

Karlheinz Deschner: La buena nueva con pintura de guerra. Incluye muchas leyendas bonitas, por ejemplo la historia de la resurrección, así como muchos mandamientos bonitos, por ejemplo el mandamiento del amor al prójimo, del amor al enemigo, el mandamiento de no robar, no matar y la astucia de no cumplir ninguno de estos mandamientos. El cristianismo es la fusión de un coro con una conflagración.

Pero, ¿qué tiene de malo el cristianismo hoy en día? Historia criminal del cristianismo es el título de su obra principal, que va ya por el octavo tomo. ¿La Iglesia no ha perdido mucha influencia, al menos en Europa occidental?

En primer lugar: yo no estoy describiendo el cristianismo actual, el que existe ahora, sino un pasado, es decir, a veces (y a veces no) algo un poco distinto. Pero lo que sigue siendo criminal del cristianismo actual son las repercusiones de su ideología, las muchas consecuencias de su demencia dogmática, que no se conforma solamente con la fe, sino que quiere hacer proselitismo, expandirse, conquistar. Lo que hoy en día sigue siendo criminal del cristianismo es su desastrosa moral sexual y social, su práctica de proteger dentro del vientre materno lo que luego se sacrifica en la guerra; como si en las tripas de las mujeres se criara la carne de cañón. Los grandes sacrificios de los pobres a favor de los ricos se convierten en pequeños sacrificios de los ricos a favor de los pobres. Lo que las iglesias pierden, o parecen perder, en Europa occidental, lo ganan en otros lugares, por ejemplo en “God’s own country” (la Tierra propia de Dios, N. de la trad.)

Hoy en día, ¿el Islam radical no supone un peligro mucho mayor?

En lo que respecta al Islam, dejando de lado sus propios potenciales agresivos, que se entremezclan con la miseria socioeconómica delTercer Mundo, en lo que respecta al Islam que ya casi se ve sólo, como en su día se vieron los judíos o los comunistas, en el papel del mal, casi del único gran mal, ¿no podríamos pensar que este papel les viene bien a determinados sectores occidentales, no podrían incluso haber alentado, en secreto, el peligro islámico?

Pero es evidente que muchos terroristas de hoy en día legitiman sus asesinatos a través del Islam.

Sí, de acuerdo con la opinión pública que predomina aquí. Pero un estudio que la Fundación Bertelsmann llevó a cabo en todo el mundo y que se publicó a finales de noviembre llega a otra conclusión. Este estudio no menciona como motivo principal de la violencia política (que en los últimos cinco años se ha triplicado) el fanatismo religioso, sino la pobreza, la mala administración y la represión. Según el estudio, el extremismo religioso, incluido el islámico, está aumentando, pero en conjunto sólo supone una cuarta parte de los grupos terroristas. La mayor proporción, un 36%, sigue correspondiendo a los movimientos nacionalistas.

¿Cómo ve usted la relación entre cristianismo, Islam y judaísmo? La violencia y la exclusión de los que piensan de otro modo, ¿está presente en todos los monoteísmos, o hay gradaciones?

Las tres religiones monoteístas tienen algo de intolerancia. Algo de violencia y violación. Debido a su idea de ser el pueblo elegido, tienen unas aspiraciones absolutistas que excluyen de entrada una auténtica tolerancia.

¿Qué le motiva a usted a lo largo de las décadas para este trabajo increíble? ¿La indignación?

¿Qué me motiva? Muy sencillo: la injusticia. Una injusticia que clama al cielo, que durante milenios se ha empaquetado en palabras pseudo piadosas, en mentiras escandalosas; los detalles se pueden leer en mis muchos libros críticos con el cristianismo.

Usted se define como agnóstico. ¿Qué quiere decir exactamente?

Como agnóstico, soy honrado y dejo abierta la pregunta sobre Dios y sobre la inmortalidad. No la niego, aunque para mí El no tiene una gran probabilidad. Pues si bien comparto con Shakespeare la idea de que hay más cosas en el cielo y en la Tierra de las que puede soñar nuestra filosofía, pienso, como Goethe, que no podemos explorar esa cuestión, que nuestro cerebro está demasiado limitado. “Del mismo modo” dice Darwin “podría especular un perro sobre el entendimiento de Newton”. Y no lo digo con afán de criticar a los perros.

¿Usted fue creyente antes? Y en ese caso, ¿cuándo dejó de serlo?

Fui creyente de niño. A los diez años quería ser cura. A los once ya no. A los quince años leía a Nietzsche, en la universidad a Schopenhauer y Kant. Con eso fue suficiente para despedirme del cristianismo. Y con lo que ya conseguí acabar con un residuo emocional que tampoco se debe subestimar es con la escritura de Abermals krähte der Hahn (El gallo volvió a cantar), en su mayor parte una historia de los dogmas del cristianismo temprano, en parte una historia comparada de las religiones; 25.000 horas de trabajo en cinco años.

¿La reforma supuso un avance, una humanización del cristianismo?

No, para nada. Significó continuar con los crímenes. Bien es cierto que Lutero desenmascaró las leyendas de los santos como cuentos. Pero mantuvo las leyendas bíblicas; la creencia en el diablo; en las brujas; el exterminio de los herejes; el antisemitismo, la guerra, la servidumbre, el príncipe. A eso se le llama reforma.

¿Y en Suiza? ¿Zwingli fue mejor?

Zwingli no quería que lo confundieran con Lutero, le sabía muy mal que los papistas lo llamaran luterano, pero no era tan independiente, al menos en la práctica. Al igual que Lutero se amparaba en los príncipes, él se amparaba en el Consejo de Zurich, la ciudad república autónoma. Al igual que Lutero combatía los levantamientos de los campesinos, al igual que Lutero actuaba en contra de los que bautizaban, al igual que Lutero (y que todos los cristianos auténticos) se mostró a favor de la guerra. Igual que Lutero, dividió las tierras y, a diferencia de éste, atacó con toda violencia a los católicos del interior de Suiza. Finalmente, opinaba que “la Iglesia sólo podía renovarse por la sangre». La sangre era siempre lo que más les deleitaba, sobre todo la de los demás.

¿Y Calvino?

Ay, ese asceta enfermizo, pálido, vestido de negro, que parecía no sentir nada por la naturaleza ni por el arte ni le gustaban las mujeres ni disfrutaba de la vida, que sólo sentía un ansia insaciable de poder, que sólo quería imponer sus teorías, su dictadura teocrática; fanatismo acérrimo, espionaje sistemático, castigar y meterse en lo más privado de las vidas de los demás. Basta con pensar en su comportamiento vil hacia Miguel Servet, reformista como él, médico y filósofo de la naturaleza, a quien por una diferencia teológica metió en la cárcel y luego lo quemó en la hoguera, dejando que ardiera vivo durante media hora, hasta que la víctima, que no paraba de gritar, se convirtió en una masa de carbón. Doscientos años más tarde, Edward Gibbon, el gran historiador de la Ilustración, afirma que este sacrificio “le conmovió más que los miles que murieron en las hogueras de la inquisición”.

Una sociedad atea, ¿es automáticamente una sociedad mejor?

No, desde luego que no. Pero una sociedad sin “Dios”, sin mitos, sin la base de unas religiones mentirosas militantes, me parece algo a lo que merece la pena aspirar. No sé si las cosas mejorarán si cambian. Pero cito a Lichtenberg: «Pero las cosas tienen que cambiar para poder mejorar».

Los casos de pedofilia, ¿son un fenómeno nuevo, o forman parte de la Iglesia?

Por supuesto que la pedofilia no es nada nuevo. Eso existe en la Iglesia desde que existe la Iglesia, incluso antes, en los tiempos del cristianismo primitivo. Si leemos las cartas de Pablo, las auténticas y las seis falsificadas, se encuentran, igual que en otras partes del Nuevo Testamento, todo tipo de “pecados” sexuales.

¿Las “perversiones” de los sacerdotes están relacionadas con el celibato?

Es muy posible. Pero la mayor parte de los célibes no le hicieron mucho caso al celibato, en lugar de renunciar a UNA mujer mantenían a montones de ellas, en cierto sentido el matrimonio de los clérigos es sustituido por un harén de clérigos. En el siglo VIII, San Bonifacio pilla a los curas con cuatro, cinco o más concubinas en la cama. Luego hubo en Basilea obispos con veinte, con sesenta y un niños, incluso los monasterios están llenos de mujeres, y las monjas le hacen la competencia a las prostitutas. En el siglo XIII, hasta los papas se lamentan de la indecencia del clero, les dicen que son peor que los laicos, la podredumbre de los pueblos. En el siglo XV, en el Concilio de Constancia, el que quema a Hus, participan además del Espíritu Santo setecientas prostitutas públicas, sin contar las que se trajeron los propios padres del Concilio.

¿Y los propios papas?

En el mismo siglo, el papa Sixto IV, el que construyó la Capilla Sixtina, que lleva su nombre, y también un burdel de mucho éxito, cohabitaba con su hermana y con sus hijos. ¡Y en 1476 introdujo la fiesta de la Inmaculada Concepción! Por descontado que después de las reformas tridentinas continuaron las bacanales del clero. Incluso en el año 1970, una asociación católica de Munich lamenta la hipocresía los sacerdotes católicos, que mantienen relaciones secretas similares al matrimonio.

Entonces, ¿está usted a favor de abolir el celibato’?

Para nada. Yo, al igual que los papas, estoy totalmente a favor del celibato: el que quiera ser católico, el que quiera ser cura católico, que se aguante.

¿Se puede decir que el primer cristianismo fue bueno, pero que la Iglesia lo convirtió en algo malo?

Eso es lo que creen muchos. Pero, aparte de que el cristianismo no tiene nada, absolutamente nada de original (desde la Navidad hasta la ascensión, todo son plagios), ya el primer tomo de la Historia Criminal testimonio en casi cien páginas las luchas de los primeros cristianos contra el judaísmo.
Usted mismo es la mejor prueba del espíritu liberal del cristianismo. En el Islam, haría ya tiempo que le habrían colgado una fatua.Y antes, en el cristianismo, me habrían excomulgado, o colgado, o quemado, durante siglos. Que nadie se confunda: hoy en día es sólo la relativa impotencia del clero lo que impide que quemen a sus enemigos.

¿Vivimos en una sociedad laica, o la religión sigue siendo un factor importante, o incluso que va a más?

No hace falta más que encender la televisión para ver el tratamiento que reciben las iglesias y sus dirigentes, el papa, el espacio que se les dedica, los comentarios . . . Por no pensar lo que ocurrirá entre bastidores.

El papa actual (J. Ratzinger), ¿tiene cabida dentro de su historia?

Sí, en la medida en que parece que continúa en todos los aspectos esenciales la política de sus antecesores, sobre todo la terrible represión sexual que me temo que seguirá cobrándose víctimas mientras vivan y mueran los hombres. El legado de quienes le precedieron se documenta en mi obra Política de los papas en el siglo XX, de casi 1400 páginas.

Benedicto XVI , ¿podría romper, si quisiera, con esta lamentable tradición?

En contra de lo que se suele creer, no tiene tanta importancia quién encabeza la curia. Por más poder que tenga, su margen de actuación es limitado. Depende de todo el aparato burocrático y jerárquico, de tendencias políticas y teológicas, de pugnas dentro de la curia y fuera, en la iglesia de los obispos. En la práctica, el papa, aparentemente un autócrata, está atado por todos los lados, muchas veces las decisiones ya están tomadas antes de que él las pronuncie. Rara vez tiene el papa la capacidad de integrar los extremos, a menudo no es más que el órgano de ejecución de un bando u otro. En resumen, el Vaticano es una camisa de fuera para su soberano.

¿Se pueden dar cifras de la víctimas del cristianismo?

Si a las víctimas directas (paganos, judíos, musulmanes, herejes, brujas, indios) se le suman las indirectas, por ejemplo las de las dos grandes guerras del pasado siglo, que todas las Iglesias cristianas alentaron con insistencia, no cabe duda de que han sido varios cientos de millones de humanos; por no hablar de los animales.

Vamos a ver. Las víctimas de las dos guerras mundiales, ¿se las atribuye usted a la Iglesia?

El régimen comunista de la URSS era ateo, y los nazis también estaban en contra de la Iglesia. Los cristianos estaban en su mayoría del lado de las víctimas, o se opusieron a los regímenes totalitarios.
Casi todo eso es cierto. Ahora bien, y ahí está la vergüenza, las Iglesias, la católica, la protestante y la ortodoxa, todo el clero colaboró con los regímenes que hicieron la guerra, fue una íntima colaboración por todos los lados.

Pónganos un ejemplo. ¿Qué papel desempeñó el papa durante la Primera guerra mundial?

Pío X, fanático antieslavo, prácticamente metió a Austria en la primera guerra mundial. Y también el secretario de estado del cardenal Merry del Val, nada más estallar el infierno, dijo literalmente que “tenía la esperanza de que la Monarquía fuera hasta el final”. Hay documentos que lo prueban sin lugar a dudas. Y hay miles de sermones vomitivos animando a la guerra, que rebosan de fervor bélico y espíritu asesino. A las matanzas las llaman “primavera de los pueblos”, “tormenta de Pascua”, el silbido de las balas es “el canto de la misa”, los cañones “altavoces de la piedad que llama”, las trincheras son “la gruta de Getsemané”, la campo de combate es “Galgatá”, y el instante de la muerte, el “momento divino”. Ahí estaban los cristianos, pero eran víctimas y también culpables, ambos.

¿Y en la Segunda guerra mundial?

Bueno, pues antes el papa había apoyado desde el principio, y había llevado al poder, a todas las bandas fascistas, en Italia, Alemania, España, las más deleznables en Croacia. Y al principio de la Segunda guerra mundial Pío XII amenazó a “millones de católicos del ejército alemán”: “Han jurado, tienen que obedecer.” Les metió en la cabeza que el Führer era el jefe supremo de los alemanes y que negarle obediencia era pecado. Este papa no sólo expresó, en mitad de la guerra, gran simpatía por Alemania, sino también, literalmente “admiración por las grandes cualidades del Führer”. Incluso le transmitió a éste, a través de dos de sus nuncios, literalmente, que “no deseaba nada con más anhelo que su victoria.”

¿Por qué? ¿Por miedo, por adaptarse? ¿O perseguía la Iglesia sus propios fines?

Pío XII (propietario de una fortuna personal de ochenta millones en oro y títulos) tenía la esperanza de conseguir, en la segunda guerra mundial (25.000 muertos diarios, gasto diario de dos mil millones de marcos) lo que el papado no había conseguido con Habsburgo y el Káiser alemán: el gran objetivo de Roma, convertir en católicos los Balcanes y someter a la Iglesia rusa ortodoxa.

¿Cuál fue la reacción de la Iglesia rusa ortodoxa?

Se puso inmediatamente del lado de la URSS atea, del lado de Stalin. Pues es que, sean católicos, protestantes o ortodoxos, en realidad siempre se trata de lo mismo, de una sola cosa: el poder, el poder, el poder. Y así pues, se hizo una llamamiento a la población para que apoyaran a Stalin, y se celebraron misas para rogar a Dios por la victoria del Ejército Rojo. Un Concilio de 46 obispos le deseó “a nuestro queridísimo jefe José José Stalin una larga vida”.

¿La religión nos atonta automáticamente? ¿O también puede ennoblecer a los hombres?

No sé, tal vez en algunas ocasiones ennoblece, sobre todo a aquellos que por sí mismos también se habrían ennoblecido. Pero los cristianos buenos son los más peligrosos, porque se los confunde con el cristianismo. Y todas las creencias absurdas, siempre, nos hacen un poco estúpidos.

Usted lucha contra la literatura de mal gusto, el modo de vida americano y la crueldad contra los animales. Estos distintos combates, ¿surgen de una fuente común?

Sí, así lo creo: surgen de un aparato sensorial especialmente sensible, de una gran repugnancia tanto de lo falso como de lo injusto.

Hablando de América, ¿piensa usted que la religión es un factor importante de la política de Bush?

Desde luego que sí. De eso no hay ninguna duda, dada la mentalidad de muchos americanos, que son tan propensos a la beatería. En cuanto al presidente mismo, lo considero suficientemente retardado como para creerse las cosas “religiosas” que dice. Por una parte. Por otra parte, lo considero una persona con tan poco personalidad como para no creerlo. Sin querer subestimar su falta de inteligencia, esto último me parece incluso más probable.

¿Qué le respondería usted a un niño que entrara en una iglesia y le preguntara lo que es?

Citaría a Nietzsche: la sepultura de “dios”. Un recuerdo petrificado de algo que muy probablemente no existió jamás.

Usted ha dedicado su vida a una obra inmensamente extensa. ¿Volvería a hacer lo mismo?

Pues me gustaría haberlo hecho de otra manera en algunos casos: mejor, mejor en el sentido formal. Y lo que más me habría gustado es, no luchar contra algo (algo tan necesario como combatir el cristianismo) sino a favor de algo: la liberación de los animales. Pues lo que les llevamos haciendo desde hace miles de años, a unos seres tan sensibles como nosotros, que se alegran y sufren como nosotros: permitirles que nazcan sólo para poder sacrificarlos y comerlos, eso es el mayor crimen de la historia de la humanidad, algo horrendo. Lo pienso todos los días, a menudo, pero no debo pensarlo mucho para no volverme loco.

Una persona como usted, que probablemente no cree en la vida eterna, ¿se enfrenta al hecho de que la vida sea transitoria y la muerte definitiva?

Sí, son cuestiones sobre las que reflexiono. Soy viejo. Está oscureciendo, y la luz es mi color favorito. Pero prefiero morir con miles de dudas que morir eufórico pagando el precio de la mentira.

¿Tiene usted un sueño?

Mi madre solía decir que yo era un soñador obstinado. Me hice mayor y tuve algunos sueños, entre ellos el sueño del progreso, de un mundo mejor. Ahora casi sólo hay un progreso con el que sueño: que los políticos y los curas no nos den miedo, sino risa.

Fuente de la entrevista: Avizora.com

Weltwoche – Traducción e introducción de Anahí Seri

Los libros

1º.-Historia criminal del cristianismo -I
Los orígenes,desde el paleocristianismo hasta el final de la era constantiniana

crist 1

Colección Enigmas del Cristianismo
Ediciones Martínez Roca, S. A
Título original: Kriminalgeschichte des Christentums
© 1986, Rowohit Verlag Gmbtt, Reinbek bei Hamburg
© 1990, Ediciones Martínez Roca, S. A.
ISBN 84-270-1458-9
DOC 349 Páginas

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2º.-Historia criminal del cristianismo -II
La época patrística y la consolidación del primado de Roma

crist 2

Colección Enigmas del Cristianismo
Ediciones Martínez Roca, S. A
Título original: Kriminalgeschichte des Christentums
© 1986, Rowohit Veriag GmbH, Reinbek bei Hamburg
© 1991, Ediciones Martínez Roca, S. A.
ISBN 84-270-1493-7
DOC 286 Páginas

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3º.-Historia criminal del cristianismo -III
Desde la querella de Oriente hasta el final del periodo justiniano

crist 3

Colección Enigmas del Cristianismo
Ediciones Martínez Roca, S. A
Título original: Kriminalgeschíchte des Christentums
© 1986, Rowohit Verlag GmbH, Reinbek bei Hamburg
© 1992, Ediciones Martínez Roca, S. A.
ISBN 84-270-1561-5
DOC 283 Páginas

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4º.-Historia criminal del cristianismo -IV
La Iglesia antigua: Falsificaciones y engaños

crist 4

Colección Enigmas del Cristianismo
Ediciones Martínez Roca, S. A
Título original: Kriminalgeschichte des Christentums: Die Alte Kirche
© 1990,RowohltVerlagGmbH,ReinbekbeiHamburg
© 1993, Ediciones Martínez Roca, S. A.
ISBN 84-270-1630-1
DOC 252 Páginas

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5º.-Historia criminal del cristianismo -V
La Iglesia antigua: Lucha contra los paganos y ocupación del poder

crist 5

Colección Enigmas del Cristianismo
Ediciones Martínez Roca, S. A
Título original: Kriminalgeschichte des Christentums: Die Alte Kirche
© 1990, Rowohit Verlag GmbH, Reinbek bei Hamburg
© 1993, Ediciones Martínez Roca, S. A.
ISBN 84-270-1750-2
DOC 234 Páginas

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6º.-Historia criminal del cristianismo -VI
Alta Edad Media: El siglo de los merovingios

crist 6

Colección Enigmas del Cristianismo
Ediciones Martínez Roca, S. A
Título original; Kriminalgeschichte des Christentums: Frühmittelalter
© 1994, Rowohit Verlag GmbH, Reinbek bei Hamburg
© 1994, Ediciones Martínez Roca, S. A.
ISBN 842701919X
DOC 241 Páginas

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7º.-Historia criminal del cristianismo -VII
Alta Edad Media: El auge de la dinastía carolingia

crist 7

Colección Enigmas del Cristianismo
Ediciones Martínez Roca, S. A
Título original: Kriminalgeschichte des Christentums: Frühmittelalter
© 1994, Rowohit Verlag GmbH, Reinbek bei Hamburg
© 1995, Ediciones Martínez Roca, S. A.
ISBN 84-270-1920-3
DOC 199 Páginas

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8º.-Historia criminal del cristianismo -VIII
Siglo IX: Desde Luis I el Piadoso hasta las primeras luchas contra los sarracenos

Colección Enigmas del Cristianismo
Ediciones Martínez Roca, S. A
Título original:  Jahrhundert. Von Ludwig dem Frommen (814) bis zum Tode Ottos III (1002)
© 1997, Rowohit Verlag GmbH, Reinbek bei Hamburg
© 1997, Ediciones Martínez Roca, S. A.
ISBN 8427022964
DOC 288 Páginas

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9º.-Historia criminal del cristianismo -IX
Siglo x: Desde las grandes invasiones normandas hasta la muerte de Otón III

Colección Enigmas del Cristianismo
Ediciones Martínez Roca, S. A
Título original:  Jahrhundert. Von Ludwig dem Frommen (814) bis zum Tode Ottos III. (1002)
© 1997, Rowohit Verlag GmbH, Reinbek bei Hamburg
© 1997, Ediciones Martínez Roca, S. A.
ISBN 8427022999
DOC 288 Páginas

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Miguel de Juanes
Miguel de Juanes
11 años atrás

La desinformación y la falta de conocimientos históricos, teológicos, filosóficos,… me coloca, como a la mayoría del rebaño (sin ánimo de insulto), en una situación total de indefensión por una parte y de vulnerabilidad por otra, algo que todo buen manipulador añade a su fantástica vara de poder para perpetuar sus abusos contra la verdad y la justicia. No obstante y seguramente llevado por un profundo sentimiento de impotencia no dejo de preguntarme porqué, porqué quienes saben, quienes conocen y quieren ser justos han dejado el mundo en manos de desaprensivos y falsos profetas. El qué hacer parece preclaro a todas luces, pero y el cómo, quien a través de la historia, de ayer, de hoy, que no fuere o haya sido masacrado ha hecho prosperar una alternativa justa y verdadera.

mikel arizaleta
mikel arizaleta
10 años atrás

¿Hilo rojo? ¡No, torrente de sangre!

Diálogo con Grabriele Röwer sobre la obra del crítico de la Iglesia Karlheinz Deschner con motivo de la conclusión del tomo 10 y último de su famosa y monumental “Historia criminal del cristianismo” y su pronóstico sobre el nuevo papa Francisco I.

Entrevista llevada a cabo por Stefan Huth en el periódico berlinés Die Junge Welt
Traducida por Mikel Arizaleta

No hace mucho Joseph Ratzinger renunció a seguir siendo el papa Benedicto XVI. Ojeando la historia de los papas, ¿un crítico de la Iglesia como Karlheinz Deschner dónde ubicaría en ella al papa Benedicto XVI??

Como expone Deschner en su obra de más de 1000 páginas “Die Politik der Päpste im 20. Jahrhundert” (La política de los papas en el siglo XX) , los papas más importantes del S. XX fueron León XIII (1878-1903, muy marcado políticamente –“Ergo sum Petrus, “quiero emprender una gran política ”), los papas fascistas Pío XI y Pío XII y últimamente Juan Pablo II. Su sucesor, Joseph Ratzinger, antes profesor en Tubinga de dogmática y teología fundamental, luego prefecto de la congregación de la fe (en tiempos “la santa Inquisición”), como papa, Benedicto XVI, no siguió la política imperialista de sus predecesores. Más bien buscó mediante la sistematización y consolidación del corpus dogmático erigirse en baluarte contra el peligro de erosión creciente en su Iglesia, que en la Europa occidental ha ido perdiendo cada vez más miembros a favor de corrientes seculares y que en el resto del mundo han ido a engrosar sobre todo las filas evangélicas.

En vano intentó conjurar el primer peligro mediante el proyecto de la “unidad de razón y fe”, naturalmente con el primado de la fe. Al inicio la tan ansiada “nueva evangelización de Europa” fracasó ante la gran secularización existente, difamada por Benedicto como “dictadura del relativismo” o también “cultura de la muerte” (por la regulación de la natalidad y la eutanasia), la difamación de la homosexualidad y de la emancipación de las mujeres, sobre todo en el sacerdocio. La consecuencia fue que la Iglesia continuó perdiendo imagen en nuestro mundo.

En cambio este papa sí pudo actuar en contra de la marcha triunfal de los evangélicos en todos los continentes, sobre todo en América del Norte y del Sur (que no por casualidad proviene de aquí el nuevo papa) reclamando para su Iglesia en gran parte sus posiciones ideológicas (la confianza en la Biblia, el pecado mortal del ateísmo que lo invade todo, la salvación mediante la misión y la vida en comunidad).

Pero con su negativa a modernizar la Iglesia desde dentro, sin duda más previsor que sus críticos, porque toda modernización según Deschner a la larga aceleraría más que retendría o pararía el derrumbamiento de esta institución.

Por lo que sabemos Benedicto XVI ha fracasado ante la prepotencia de los funcionarios de la Iglesia, que han boicoteado propuestas prudentes sobre una mayor transparencia en la explicación de los escándalos dentro de la Iglesia en los últimos tiempos, en primer lugar sobre los abusos sexuales (sobre todo en USA) y las finanzas de la Iglesia. La dimensión de conflicto pusieron al descubierto publicaciones como Vatileaks, probablemente el motivo decisivo de su renuncia.

Karlheinz Deschner acaba de finalizar su “Historia criminal del cristianismo” en diez tomos. ¿Qué fuentes ha utilizado? ¿Tuvo acceso a los archivos eclesiásticos?

Uno de los reproches más frecuentes contra el trabajo de crítica a la Iglesia de Deschner apunta a su supuesta “falta de método científico” y a que “no es aceptado por el mundo científico” por carecer de un análisis propio de las fuentes. Aparte de que él las utiliza en la medida en que éstas están disponibles y accesibles para él sobre todo en las bibliotecas universitarias, este reproche no tiene en cuenta la realidad de la investigación. Y es que si él mismo tuviera que llevar a cabo en cada tema un análisis profundo de las fuentes con seguridad que no habría pasado del primer volumen de la “Historia del cristianismo”. Un trabajo serio de investigación es también aquel que es capaz de valorar, analizar y recoger con objetividad los resultados de modo amplio y sustancioso de otros, en especial los análisis critico-históricos de las fuentes de los demás, y saberlos transmitir al lector. Profesores de teología evangélica y católica, que merecen gran respeto por su trabajo, se documentan además de entre otras muchas opiniones también en su página Web. Pars pro Toto, en este punto se podría citar el parecer del profesor doctor don Julius Groos: “Lo que se ha negado a nuestros libros científicos, bien pudiera lograrlo su obra: Dar a conocer a la masa de intelectuales los resultados de la investigación moderna sobre el cristianismo”. También un trasmisor, un mediador de los resultados de la investigación de otros puede ser de gran ayuda para estos, admitido que también su lenguaje sirve para lo que a Deschner se le reconoce a menudo incluso hasta por sus enemigos –eso sí, para con frecuencia y acto seguido acusarle por este lenguaje, de ser su escritura demasiado emotiva, de escribir “cum ira et studio”-, su trabajo sería espejo de su óptica unidimensional, históricamente subjetiva. ¡Como si existiera la objetividad pura en la clasificación y valoración de la historia, crítica llevada por Deschner ad absurdum en su introducción al tomo I de la “Historia criminal del cristianismo”-

¿Unidimensional? ¿Subjetivo, parcial? Analicemos este veredicto que quiere ser demostración de su “falta de método científico”. Deschner no escribe y piensa más subjetiva y unilateralmente que los incontables apologistas del poder eclesial en el gremio de la historia eclesial. A ellos contrapuso Deschner desde el inicio su visión desde abajo. Con el párroco y pacifista Johannes Ude, que reconocía “no poder soportar la injusticia”, Deschner eligió sufrir empáticamente, sufrir desde la perspectiva de las víctimas, de los que padecen todo tipo de barbaridades: de los millones de paganos, de las millones de brujas, de los millones de indios, de los millones de africanos, de los millones de cristianos, hasta de aquellos 700 000 ortodoxos serbios que fueron enterrados, quemados, crucificados vivos todavía en nuestros días, en la Croacia católica fascista bajo Ante Pavelic, y todo ello con ayuda de una clerecía muy activa, que ella misma mataba y descabezaba, ¡en especial los franciscanos!, y ello con la bendición y el consentimiento de Eugenio Pacelli, desde 1939 Pío XII, aquel papa de figura tan ascética, tan seráfica, tan venerada, tan endiosada.

Una nueva edición de la obra de Deschner “La política de los papas” aparece próximamente en la editorial Alibri. ¿Qué relación tiene esta obra con la Historia criminal del cristianismo?

Los no bien intencionados acusan ahora a Deschner, tras la presentación del tomo 10, el último de su Historia criminal, de no haberse adentrado en el S. XIX y XX, por tanto no habría podido cumplir su propósito. La nueva edición actualizada de la “Política de los papas en tiempos de las Guerras Mundiales” de 1982/83 y 1991 ahora en la editorial Alibri con un epílogo extenso de Michael Schmidt-Salomon, portavoz de la fundación Giordano Bruno, a cuyo valiente editor Gunnar Schedel y a su equipo sólo cabe agradecerles por este inmenso trabajo, empalma de alguna manera allí donde termina el tomo 10, en el ámbito de la Revolución francesa. Deschner considera esta obra el tomo 11 de su Historia criminal del cristianismo, si bien de modo no oficial. En más de 1000 páginas constata, demuestra y comprueba en el S. XIX y XX el viejo enmarañamiento conocido del papado no tanto con los poderes del más allá cuanto con los de este mundo, siempre adornado y ribeteado de transcendencia y en clara contradicción con la ética de la paz y de la pobreza del Jesús sinóptico. La cima de esta hipocresía se alcanza en el S. XX con el pontificado de Pío XI y Pío XII

Deschner se ha ocupado muy intensamente del papel de la Iglesia en el fascismo –ahora ha aparecido una nueva edición de su memorable libro de 1965 “Mit Gott und den Fachisten” (Con Dios y los fascistas), en el que detalla y demuestra, como nadie después de 1945, la colaboración del papa Pío XI y Pío XII con los fascistas de aquellos años en Italia, Alemania, España y Croacia. Sobre Pío XII escribió en otro lugar: “¿Sí, no faltó uno (¿uno?) en el patíbulo de Nuremberg?” ¿No se dio un escándalo jurídico?

¡No! Sus palabras pronunciadas en la Meistersingerhalle de Nuremberg fueron motivo para incoar querella por “injuria a la Iglesia”, desistida en 1971 “por insignificancia”. La terrible contradicción entre el ideal del cristianismo primigenio y la realidad clerical fue el tema de esta conferencia, al igual que ha sido de casi todo lo que él viene escribiendo desde hace medio siglo contra la Iglesia. En los inicios de la Historia criminal del cristianismo le rondó la idea de titular la obra “Dios camina en las sandalias del demonio”. No por las palabras sino por las obras mide él a los “representantes de Dios”: “Debéis conocerles por sus frutos”. Frase que es guía en sus trabajos.

La frase “Historia criminal del cristianismo” supone algo así como continuidad, ¿realmente constituye esta actuación criminal una especie de línea roja a través de la historia de la Iglesia?

¿Línea roja? Deschner diría que más bien constituye “una cascada de sangre”, una verdadera cascada de sangre que rueda y se precipita por los reinos cristianos a través de los siglo; obsérvese, como el autor de esta Historia criminal, que las líneas directrices de los apoderados de la Iglesia determinan la política y no la protesta de aquellos que se alzan contra ella incluso jugándose la vida, más tarde utilizada como hoja de parra para tapar los crímenes cometidos y bendecidos por los clérigos. Y que son legión. Cito aquí frases de aquel discurso de Deschner en Nuremberg: “La línea central: con Dios el Señor… Con Dios contra los paganos, con Dios contra los judíos, con Dios contra los lombardos, los sajones, los sarracenos, los húngaros, los ingleses, los polacos; con Dios contra los albigenses, los valdenses, los Stedinger, contra los husitas, los Gueux, los hugonotes, los campesinos, con Dios en la Primera Guerra Mundial, con Dios en la Segunda, y con Dios seguro también en la Trecera; fiestas ecuménicas de matanza sin igual

Objeto fundamental de los análisis de Deschner es la Iglesia católica. ¿En qué medida tiene en cuenta también los crímenes del protestantismo?

En los asesinatos masivos desde la Reforma -piénsese tan sólo en la guerras campesinas, en la Guerra de los Treinta Años que Deschner documenta muy detenidamente- participaron también los protestantes, pero en conjunto no se puede comparar con el poder y la influencia del imperio de la Iglesia católica, si bien disponían de un gran patrimonio y gobernaban en una serie de países. El capítulo más oscuro de la historia protestante sin duda lo ha escrito su colaboración de los cristianos alemanes con los nacionalsocialistas. No olvidemos, los inicios de la Iglesia protestante, en la Reforma iniciada por Martín Lutero -cuyos 500 año va a ser celebrado con profusión- arrojan muchas sombras, cuyos rasgos más característicos están expuestos en el capítulo 12 del volumen 8 de la Historia criminal del cristianismo, recopilado en uno de sus aforismos: “Martín Lutero desenmascaró las leyendas como cuentos, pero Lutero se aferró a las leyendas de la Biblia, también a la creencia del demonio, también al delirio de las brujas, también a la eliminación de los herejes, también al antisemitismo, al servicio de la guerra, a la esclavitud, a los príncipes. Y a esto se llama Reforma”.

No sólo los escándalos de abusos sexuales, también el despido de una mujer de Colonia violada por clínicas católicas enfadó a la opinión pública, hay príncipes de la Iglesia que se sienten expuestos a una especie de progrom. ¿Tienen razón?

Como historiador crítico de la Iglesia y autor de una Historia sexual del cristianismo –“Das Kreutz mit der Kirche”, 1974 (En castellano: Historia sexual del cristianismo) , Deschner ve los casos nombrados, al igual que todos aquellos numerosos casos de madres solteras, masacradas hace tiempo en todos los sitios, cómo fueron ahogadas o ellas mismas se ahogaron en el contexto de una represión sexual de siglos de la masa de los creyentes, sin perjuicio de un en todos los sentidos libertinaje desbocado por parte de sus gobernantes de dentro y fuera de las Iglesias. Ya este contraste muestra para qué sirvió de facto la moral sexual específicamente cristiana y la enemistad del placer: como afirma Deschner no tanto para la protección de la vida embrionaria, como afirman –que una vez desarrollada termina siendo carne de cañón-, cuando como crianza y cantera de súbditos. Freud ha podido confundirse gravemente en este sentido, lo cierto es que si se embrida y reprime este impulso elemental placentero de la vida, si se lo difama, si se lo tacha de animal, si se lo demoniza y se lo envuelve y embadurna desde pequeño con un sentimiento de culpabilidad -lo saben todos los dictadores del mundo terrenal y espiritual- se encarcela y embrida a la persona, se impide su desarrollo y así se consiguen súbditos sumisos, dispuestos y capaces de humillarse ante los de arriba y a patear a los de abajo, así se crean combatientes fanáticos sobre todo en la guerra, ese siempre “Dios con nosotros”: También, según Deschner, es lo que se busca con la congestión y represión del impulso de los celibatarios, que tiene que terminar buscando una válvula de escape.

¿Qué reacciones se dieron en los círculos eclesiales sobre la obra de Karlheinz Deschner?

Muy distintas como muestra ya el tomo de cartas “Usted jefe de los demonios”. Desde la teología de la Iglesia se intentó ignorarla, no hablar de su trabajo, y en la prensa conservadora se lo despachó con los “argumentos” antes mencionados (subjetivo, poco científico). Un simposium en 1993 en la academia católica Schwerte para demostrar la falta de seriedad de la “Criminalización del cristianismo” por entendidos en el tema no encontró el amplio eco esperado. En la obra extensa de uno sólo como él, sin equipo colaborador, obligado además a dar conferencias para asegurarse el sustento vital y a la ayuda de amigos como Herbert Steffen, el fundador del GBS, sin duda que siempre se encuentran algunos fallos de detalles. Pero lo decisivo es que ha sido confirmado hasta el día de hoy por teólogos e historiadores de la Iglesia, pero no excesivamente sumisos a la misma, el valor científico del aprovechamiento de los estudios de fuentes así como la legitimación de sus crítica de dominio referida a las víctimas, y esto es la regla general y no la excepción.

Deschner fue educado en las aulas de un convento católico, ¿qué le empujó a dedicarse de lleno a la historia de la Iglesia?

Entre sus 50 libros existen algunos de muy otro contenido, además de la crítica literaria y la poesía paisajística cabe destacar sobre todo su amor por los animales, a los que comenzaría de nuevo a dedicar toda su capacidad de escritor. El que haya sacrificado a la crítica de la Iglesia alrededor de 50 años de su vida en nada corresponde, como afirma, a una infancia o juventud eclipsada u obscurecida por influencias eclesiales, en privado tuvo por entonces las mejores experiencias con representantes de Iglesia local. Se separó religiosamente de la fe muy pronto, siendo alumno, por la lectura de Schopenhauer y Nietzsche, más tarde de Kant y Lichtenberg, cortando el cordón umbilical emocional con el catolicismo tradicional de su tierra mediante un estudio autodidacta de cinco años de los fundamentos del cristianismo, y con su primera crítica de la Iglesia “Abermals krähte de Hahn” (Y de nuevo cantó el gallo) en 1962 remató totalmente el tema Iglesia y fe para sí personalmente. Desde entonces agnóstico con siempre creciente duda metódica frente a preguntas sin respuesta para nosotros, le impulsó a seguir en el tema sobre todo un sentimiento arraigado por la verdad y la justicia, expresado y manifestado ya como crítico literario y ahora como historiador: la denuncia de la profunda contradicción entre las altas exigencias morales de los “representantes de Cristo” y su praxis verdaderamente lamentable, despreciadora de los derechos humanos con palabras hermoseadas, y más tarde negada incluso por historiadores sumisos.

¿Que espera Karlheinz Deschner del papa Francisco que ha salido elegido?

Deschner personalmente nada, ve en el papado una institución totalmente superada. Lo que no excluye que como siempre se aferre al poder sobre todo coaligándose en política y economía con aquellos poderes terrenales de los que espera ventajas, sobre todo en lucha conjunta y ya experimentada a través de los siglos contra todo lo que esté a la izquierda del centro. No nos deben engañar ni los anuncios de Francisco de un cierre del Instituto per le Opere di Religione (IOR), conocido como Banco Vaticano –una reacción a las acusaciones de lavado de dinero- ni las afirmaciones de estar cerca de los pobres siguiendo el ejemplo del patrón de su nombre, Francisco de Asís, con censuras a los superricos. Francisco como papa será, como ya lo fue antes como Jorge Mario Bergoglio, sacerdote, cardenal y arzobispo de Buenos Aires –en los años 70 provincial de los jesuitas, orden que sigue disponiendo de un enorme capital y de paquetes de acciones en empresas multinacionales. Posiblemente quiera entender por estar cerca de los pobres lo que ya entendió en su día León XIII en su “encíclica a los trabajadores”, con la que esperaba durante la industrialización ganar de nuevo para la Iglesia a aquellas masas que amenazaban con irse a los socialistas y comunistas, siempre hostilizadas por los jerifaltes de la Iglesia. También Francisco es posible que entienda por estar “cerca de los pobres” ser caritas, sedante de la miseria de masas en un mundo con cada vez más partes depauperadas en lugar de comprometerse en lucha eficaz y combativa contra las causas de esta creciente depauperación. Pero esto exige cambios estructurales en una economía orientada exclusivamente al beneficio sin lo cual no puede haber un mínimo de justicia ni nacional ni globalmente. Por supuesto, con las organizaciones argentinas de derechos humanos y familiares bien intercomunicadas Deschner no descarta que Francisco frente a los gobiernos de izquierda latinoamericanos pudiera jugar un papel semejante al jugado por el papa polaco Juan Pablo II frente a representantes del socialismo real. El escepticismo de Deschner frente a la ofensiva de atracción de los corazones de muchas gentes por parte del nuevo papa y sus numerosas promesas de reforma será que básicamente en la Iglesia católica todo seguirá siendo como siempre ha sido, sobre todo esa jerarquía rígida. Porque Francisco, a pesar del nuevo gremio de cardenales asesores, sigue siendo el pontifex maximus, es decir en todas las decisiones tiene la última palabra. Recuerda Deschner que en su crónica crítica del Vaticano durante los Siglos XIX y XX escribió sobre las bases religiosas podridas de este imperio: “Si este instituto de casi dos mil años de crímenes un día, por las razones que fuera, no sólo predicara la paz sino que incluso la practicara, y si para ello padeciera, perdiera poder y menguara seguiría siendo despreciable porque dogmáticamente es mentira. Una Iglesia edificada en el fraude y la mentira jamás se mostrará como éticamente servible.

Gabriele Röver (nacida en 1944) tras estudiar teología evangélica salió de la Iglesia, luego estudió filosofía, filología germánica y psicología, realiza en Maguncia una actividad pedagógico-terapeútica. Desde 1977 colaboradora con Karlheinz Deschner

carlos
carlos
9 años atrás

la verdad sera una siempre ,quien la ocurta no es valiente ,quien la ignora es un necio,quien la contradice es un reverde con opinion hostir y quien la acepta es un valiente con recompense y quien la divurga es libre para siempre !

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