"Debemos cuestionar la lógica del argumento de tener un dios omnisciente y todopoderoso que crea humanos defectuosos y luego los culpa por sus propios errores."

Gene Roddenberry

Vampiros vs Dios

Hace tiempo que lo vengo pensando y creo que tengo un ejemplo que explica bastante bien mi punto de vista con respecto a la invención del Dios judeo-cristiano.

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Hace tiempo que lo venía pensando y creo haber encontrado un ejemplo que explica bastante bien cómo ha surgido, en resumen,  la invención del Dios judeocristiano.

 

Debido a la cantidad de enfermedades y epidemias reales que aparecieron durante la Edad Media, el hombre que vivió durante esa época se inventó la figura y mito del Vampiro (igual que al dios de la biblia en el Antiguo Testamento) para dar explicación al concepto de «el mal». Este sirvió además para atemorizar a ciertas personas desde su infancia, como sucede mediante dioses y demonios, asociando todos sus problemas a la actuación del mal personificado en él. 

 

El vampiro inicial posee unas cualidades que nada tienen que ver con el actual (de la misma forma en que el Dios del Antiguo Testamento difiere al del Nuevo Testamento, contradiciéndose en sus cualidades, acciones y preceptos).

Para las personas de las diferentes culturas, a raíz de su primera aparición, cada una de esas culturas tenía a una figura vampírica con cualidades y comportamiento totalmente distintas al resto de culturas. Al igual que para el pueblo hebreo existían distintos dioses con cualidades, comportamiento y mandatos totalmente distintos, dependiendo de si vivían en Judea o en el norte de Israel (Elohim y Yahvé), para las personas del siglo XVII la muerte en masa por enfermedades sucedía diariamente. Tal cantidad de muertes (extrañas e incoherentes a los ojos de una persona de la época) sólo podían ser explicadas de forma sobrenatural. Una de estas explicaciones se reflejaba en la antropomorfización de la misma mediante la adición de un personaje que las causara:  la figura del vampiro.

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El origen real del vampiro

La primera vez en la que aparece el vampiro es gracias, irónicamente, al cristianismo cuando este adoptó los nombres paganos:

No tenemos demasiados datos sobre cómo exactamente los habitantes de las ciudades, y especialmente las aldeas de la antigua Rusia, vestían: porque en ilustraciones de libros (miniaturas) e iconos y pinturas murales  los artistas representaron a sus contemporáneos con ropa convencional dibujada según los patrones griegos y al excavar solo se han encontrado en los enterramientos de vez en cuando pequeñas piezas de ropa que se han ido deteriorando.

Los nombres siguieron siendo los mismos, paganos, por ejemplo: Putyata, Dobrynya o apodos: Волчий Хвост (Cola de lobo), etc.
Los apodos eran verdaderos sustitutos de los nombres de las personas de la época. De los libros litúrgicos leemos el nombre del escriba: «поп Упирь Лихой» («Sacerdote Upir el Apuesto»). Incluso el clérigo percibía al habitante como su propio nombre, no el que le fue dado en el bautismo, ¡sino el que llamaban los que le rodeaban!

Después de la adopción del cristianismo, las creencias paganas y las costumbres en Rusia no desaparecieron sin dejar rastro. formando mi llamada «fe dual». Entre la población rural, las ideas paganas persistieron durante más tiempo, al igual que las ropas, las costumbres y los nombres viejos.

Fuente: Dolotova, I.A.; O.A. Rodionov & A.B. Van’kova (2002). История России. 6–7 кл: Учебник для основной школы: В 2-х частях. Ч. 1: С древнейших времен до конца XVI века

Del uso popular pagano, pasó a ser supuestamente mencionado como Упирь (Upir’) en un colofón en un manuscrito del Libro de los Salmos escrito por un sacerdote que transcribió el libro del alfabeto glagolítico al cirílico para el príncipe de Nóvgorod Vladímir Yaroslávich en el 1047 e.c. y en el que le cuenta al príncipe que su nombre es Оупирь Лихыи («Upir’ Lijyi «, que se traduciría como «Vampiro perverso» o «Vampiro hiriente»).

Upir (polaco moderno: upiór , también: martwiec, wiesczy, wupi, wuki, łupirz ) en su origen proto-eslavo (*ǫpirь, OCS ǫpyrь/ѫпырь) y este del tártaro (turco) «ubyr» o «uber» («Russian Etymological Dictionary, Max Vasmer») era como se llamaba a una persona maldita, a una bruja, a una que hubiera muerto de repente (en la superstición cristiana esta había sido también maldita) o por el ataque de un animal, muerta por suicidio, a una cuyo cuerpo hubiera sido profanado e incluso a los niños sin bautizar o a los asesinados por otro upir. Lo mismo sucedía en el folclore polaco con los strzyga, que proviene de strix:  un término que se empleó para señala a las personas malditas y a las brujas, entre otras, porque estaba relacionada con los pájaros de mal aguero que se alimentaban de sangre humana, hasta que ambos términos evolucionaron y se separaron, y stryzga se quedó para la demonización de mujeres como brujas y upir pasó de eso para ser usado para «vampiros» a través de la retroalimentación cultural posterior. ¿Les va sonando ya por donde van los tiros de lo que se convertiría posteriormente esta traducción al francés e inglés?

Después de eso,  las menciones del término upyri aparecen entre los siglos XI y XIII en la traducción rusa de la homilía Palabra de San Agustín», donde se hace una crítica al paganismo:

Тако и до Словенъ дойде се; [словити] начаша и требы класти роду и рожаницамъ. Переже бо того Перуна бога [и иных] [словили] и клали требу [(имъ и)] упыремъ и берегенямъ. По святемъ крещеньи Перуна отринуша, а по Христа Бога яшась. Но и нонепо украйнамъ молятся ему проклятому болвану Перуну [(перену)], и хорсу, и Мокоши, и Виламъ

Fuente: Galkovsky N. Lucha del cristianismo con los restos del paganismo en la antigua Rusia. II. Palabras y enseñanzas antiguas contra el paganismo entre la gente // Zap. Diablillo. Moscú instituto arqueológico. – M., 1913 .– T. 18. – S. 22-35

Del eslavo pasó al serbocroata вампир  (vampir): wampira (wam = sangre, pir = monstruo).  Janez Vajkard Valvasor escribió a fines del siglo XVI sobre un vampiro o strigoi de Istria llamado Jure Grando Alilović (1579-1656)

De serbio pasó al húngaro o magyar (vámpír). De ahí precisamente es donde aparece Elizabeth Bathory (1560-1614), apodada con ese término porque ya de niña padecía epilepsia y porque a lo largo de los años un pastor protestante de la zona se había encargado de lanzar rumores sobre ella como vampir practicante de brujería. De eso fue de lo que se le acusó junto con algunos de sus sirvientes, además de asesinato y  cooperación.

El término servía además de para personas malditas que se alimentaban de sangre, para describir a animales similares: como el murciélago. Del servocroata y húngaro al alemán (vampir) durante el siglo XVII.  En 1732, por ejemplo, fue reportado el caso del vampir (recordemos a todo lo que hacía referencia el término) Arnold Paole.

A su paso hacia occidente el término pasó del alemán al francés vampire, siendo usado ya en el año 1613 para denominar a los murciélagos (Desmodontinae) como vampiros (Voyage dans le Nord du Brésil, fait durant les années 1613 et 1614).

Gracias al contacto entre estos países, las leyendas y bulos en la era preindustrial (entre  1725 y 1732) sobre «muertos vivientes» y policías que «matan vampiros»  (Vampires, Burial and Death, Paul Barber) empiezan a extenderse por todo europa hasta llegar a Inglaterra.

En 1734, en un diario de viaje titulado Travels of three English gentlemen (Viajes de tres caballeros ingleses), publicado posteriormente en el «Harleian miscellany» en 1745, aparece por vez primera el término vampire en inglés como vampyre  (J. Simpson, E. Weiner, ed. 1989. «Vampire». Oxford English Dictionary, 2nd edition edición. Oxford: Clarendon Press).

En 1751 L’Encyclopédie  dirigida por Denis Diderot y Jean le Rond d’Alembert incluyen la definición del término:

«Vampiro. Es el nombre que se le ha dado a pretendidos demonios que se succionan durante la noche la sangre de cuerpos vivos y la llevan a cadáveres en los que puede verse la sangre salir de la boca, nariz y los oídos. El padre Calmet hizo sobre el tema una obra absurda de la cual no se le hubiera creído capaz, pero que sirve para demostrar hasta qué grado el espíritu humano se deja llevar por la superstición»

Un monje benedictino intentó desacreditar mediante argumentos cristianos aquello que irónicamente su religión había propiciado: en Augustin Calmet, en 1745 escribió Dissertations sur les apparitions des anges, des démons & des esprits et sur les revenans et vampires de Hongrie, de Boheme, de Moravie & de Silesie, titulado también como Traité sur les Apparitions des Esprits, et sur les Vampires, ou les Revenans de Hongrie, de Moravie, &c. (1746). Lo mismo, lo hizo en Dissertatione sopra i vampiri (1774) el arzobispo de Florencia Giuseppe Davanzati.

En en cuarto tomo, en la vigesima de sus Cartas eruditas y curiosas (166 ensayos, más cortos) sobre el tratado de Augustin Calmet , publicadas entre 1742 y 1760, otro benedictino, Benito Jerónimo Feijoo, intenta bajo mismos argumentos cristianos desacreditar el mito:

«Por otra parte, pretender que por verdadero milagro los «Vampiros», o se conservan vivos en los sepulcros o, muertos como los demás, resucitan, es una extravagancia, indigna de que aún se piense en ella. ¿Qué fin se puede imaginar para esos milagros? ¿Por qué se obran solo en el tiempo dicho? ¿Por qué solo en las regiones expresadas? Se han visto resurrecciones milagrosas. Y no solo se deben creer las que constan en la escritura, aunque no tengan el grado de certeza infalible que aquellas. Pero en esas resurrecciones se ha manifestado algún santo motivo, que Dios tuvo para obrarlas. En las de los «Vampiros» ninguna se descubre»

Fuente: Cartas erudítas, y curiosas: En que por la mayor parte se continúa el designio del teatro crítico universal, impugnando, o reduciendo à dudosas varias opiniones comunes. Editor Imprenta real de la gazeta, 1774. Carta XX

Ya era tarde y estas obras solo sirvieron para incrementar el mito mediante el efecto Streissand. Además de que los bulos y supersticiones llevaban ya siglos circulando, en 1773 Gottfried August Bürger había popularizado incluso aún más al vampiro con su poema romántico Lenore.

En  1819, en un cuento corto de John William Polidori titulado The Vampyre («El Vampiro»), aparece por vez primera la imagen del vampiro aristócrata seductor y corrupto encarnado en el personaje Lord Ruthven.

En 1840 aparecerían una serie de relatos (Penny dreadful) con la imagen del vampiro seductor: Varney el vampiro o El festín de sangre (Varney the Vampire o The Feast of Blood), de James Malcolm Rymer.

En 1843 el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española incluye el término «vampiro» por primera vez en la novena edición.

En 1872 Sheridan Le Fanu escribe «Carmilla». Le Fanu fue también editor del diario que le dio a Bram Stoker su primer empleo como escritor.

Más tarde (siglo XIX) llega Bram Stoker (al igual que sucede con los autores anónimos de los evangelios) y escribe un libro sobre un vampiro llamado Drácula (análogo a lo que sería el Yahvé del judaísmo posexiliar) de una época anterior a su nacimiento (siglo XV). En su obra de  1897, inspirado por Bürger, Le Fanu y otros tantos, escribe su novela.

Bram Stoker

Stoker se basa en la creencia popular del vampiro inmortal que mata masivamente contaminando a la víctima causándole algún mal (como la peste negra) y bebe sangre humana. El libro tiene éxito al difundirse y posteriormente a él mucha gente de la época empieza a creer en la figura del vampiro como alguien real (lo mismo que sucedió con la idea del ungido que vendría a liberar al pueblo judío).

Dracula

A partir de ahí, todos los autores posteriores a Stoker usan las cualidades del Drácula suyo y las incorporan a sus vampiros: las estacas los matan, pueden volar, hipnotizar, beber sangre, le aterran las cruces, no se reflejan en el espejo, etc,… y consiguen más fans de sus libros y del original de Stoker (lo mismo que sucedió con Pablo y con los autores de los evangelios).

Algunos de esos autores deciden añadir y cambiar cualidades al vampiro según su criterio, ideología y, en definitiva, según su imaginación personal (lo mismo que sucedió con el cristianismo primitivo: se forman denominaciones y comunidades con su propia versión de un mesías: docetistas, gnósticos, arrianos, católicos, etc.)

Luego surgen más autores (incluso los mismos anteriores) que añaden a Drácula y a los vampiros otras nuevas cualidades (mas predicadores, autores de libros “sagrados” y no, pero que “corroboran” y ayudan a dar publicidad al supuesto Dios, convenciendo a más gente que este real y no una ficción). Incluso aparecen, con el tiempo, más personas que dicen ser testigos de vampiros o incluso ser los propios vampiros (más predicadores , sanadores, lideres religiosos, etc.). Eso si; ninguno muestra las cualidades que debería tener un vampiro si existiera y fuera real, tal y como se le conoce por lo escrito en los libros. En su lugar, se visten del típico vampiro (mostrado en el cine) y montan espectáculos (ferias y actuaciones:el equivalente a las misas) y realizan pruebas de dudosa valía.

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De esa forman, y casi sin quererlo, tienes a miles de fans de un personaje ficticio llamado «Vampiro». Del cual tampoco se puede probar su no existencia y al que muchos afirman haber visto. Aunque ninguno puede aportar pruebas más allá de su propio testimonio anecdótico. 

Las únicas pruebas, según estas personas, son su testimonio y los propios textos donde esos autores narran las aventuras y cualidades de ese personaje. A esto se añade la propaganda del mismo cuando a este se le muestra en el cine, en las posteriores decenas de películas sobre el ser mítico o en los cómics, radio, etc.

Pero da igual cuantos de esos autores o fans lo hayan creado, visto u oído; todos los vampiros tienen las cualidades básicas que ¡vaya por donde! inventó la fuente más antigua que lo describe: en este caso Bram Stoker, en su libro «Drácula». Libro inspirado por un personaje histórico real «Vlad Tepes» un príncipe del sur de Rumanía que adquirió la fama por empalar a personas y al que Bram Stoker escogió para crear el mito de Drácula (fijando así las bases principales de las cualidades del vampiro).

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COMPARACION EXISTENCIAL (VAMPIROS – DIOS):

  • Provienen de mitos.
  • Se le atribuye en dichos mitos pertenecer a épocas anteriores a su creación (se añade pedigrí al personaje).
  • Los crearon para explicar lo inexplicable en esas épocas. Muchas de las cosas que se les atribuía a ellos han demostrado ser falsas, teniendo una explicación natural y científica.
  • Se basan en el miedo y terror humano a lo desconocido y a la muerte.
  • La única prueba de su existencia se fundamenta en el testimonio anecdótico y en la literatura. De hecho muchos autores los mencionan o hablan de ellos, algunos incluso en primera persona.
  • Existen en culturas y religiones totalmente distintas.
  • Se puede usar para defender su existencia los mismos argumentos que con cualquier otro personaje ficticio: como argumento estrella de que «no se puede demostrar su no existencia.»
  • Tienen cualidades sobrenaturales.
  • En la literatura, cometen crímenes.
  • Hay gente que cree en su existencia.
  • Hay gente que afirma haberlos visto y algunos incluso afirman ser uno de ellos.
  • Quienes hablan de ellos han favorecido la aparición de representaciones: como vídeos o dibujos.
  • Se ha generado un merchandising en torno a ellos.

 

La diferencia entre los vampiros y Dios es que los vampiros (los creyentes de su existencia) no te obligan a creer en ellos. Quizá por eso tengan menos creyentes que cualquier religión, aunque haberlos haylos, y quizá también por eso generen menos rechazo.

Otra diferencia es que, generalmente, la figura del vampiro asesina pero no predica o dice hacerlo por amor.

Metafóricamente, lo que más comparte la figura del Vampiro mítico con el supuesto dios judeocristiano es que ambos  siempre necesitan de sangre fresca con la que alimentarse para existir. Casualmente, cuando a uno le muerde un vampiro le sucede lo mismo que cuando una religión atrapa a un creyente: la víctima se «convierte» a ello.

El personaje principal no muere tras morir.

La diferencia entre el personaje de Vlad, cuando se compara con Jesús, es que de Vlad se tienen muchas más evidencias históricas y arqueológicas, mientras que de Jesús no existe ni una sola (exceptuando los textos de quienes lo idearon). 

Aunque hubiera existido realmente Jesús, la probabilidad de que hiciera todos esos milagros y fuera hijo de un Dios es la misma de que Vlad fuera el mítico vampiro descrito por las novelas y los creyentes en ellas: o sea, cero.

Ahora que alguien que cree en la existencia del Cristo neotestamentario me responda a esto ¿Creéis también en los vampiros? Hay gente que si cree en ellos a pesar de ser pura fantasía inspirada por el miedo y las incontables muertes inexplicables durante la edad media. ¿En qué se diferencian esas personas de los creyentes de cualquier religión?

Nota:

Los vampiros no existen, ni existirán por más que uno crea en ellosLo mismo pasa con los dioses. Al menos, los religiosos no han provisto de más razones para creer en sus dioses que las que se tienen para creer en la existencia de Drácula. Como testimonio tenemos una larga lista de deidades como Zeus, Odín, Júpiter, etc. y de otros personajes mitológicos como son los dragones, las hadas, los gnomos, las brujas, los magos, los elfos, los gigantes, los fantasmas, los zombis, los unicornios, etc.

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NIDIA MARTINEZ RAMIREZ
NIDIA MARTINEZ RAMIREZ
11 años atrás

jajajajaja mori de risa cuando llegue a este post……soy fan de los vampiros me encantan obvio no existen pero me resultan exitantes, lo mas gracioso para mi fue ver la foto de CREPUSCULO si soy fan de la saga aunque ellos sean vampiros nenas ajajajajaja, me encanta tu pagina, se aprende tanto de lo que publicas, la historia y muchas gracias por tu maravilloso trabajo , eres un maestro por la dedicacion que le pones , mis respetos y amo los vampiros mi perro se llama DRACULA ajaajaja, saludos ..

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