"El dios de la Biblia está a la altura de un tirano caprichoso. El dios de la Biblia castiga a los bebés por los pecados de sus padres (Éxodo 20:5, 34:7; Números 14:18; 2 Samuel 12:13-19); castiga a la gente haciendo que se vuelvan caníbales y se coman a sus propios hijos (2 Reyes 6:24-33, Lamentaciones 4:10-11); le da a la gente malas leyes, incluso requiriendo el sacrificio de sus propios primogénitos, para que puedan llenarse de horror y saber que Dios es su señor (Ezequiel 20:25-26); hace que la gente crea mentira para poder enviarlos al infierno (2 Tesalonicenses 2:11); y muchas otras atrocidades, demasiadas para dar una lista aquí. No sería difícil llegar a, y exceder, tal nivel de pureza moral. Los ateos lo sobrepasan todos los días."

Doug Krueger

Mortalidad – Christopher Hitchens

Mortalidad es la historia ejemplar de la resistencia de un hombre a retroceder al enfrentarse a lo desconocido, así co­mo una penetrante mirada a la condición humana. Intenso y poderoso, atravesado de su característica inteligencia, el testa­mento de Hitchens es una obra literaria valiente y lúcida, una afirmación de la dignidad y el valor del ser humano.

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Mortalidad- HitchensEl 8 de junio de 2010, durante la gira de promoción de su li­bro de memorias, Hitch-22, un insoportable dolor en el pecho y el tórax dejó postrado a Christopher Hitchens en su habi­tación de hotel en Nueva York. Como escribiría más tarde en una de sus premiadas columnas en Vanily Fair, se vio depor­tado de repente «del país de los sanos al otro lado de la dura frontera que rodea la tierra de la enfermedad». A lo largo de los siguientes dieciocho meses, hasta su muerte en Houston el 15 de diciembre de 2011, siguió escribiendo con la misma fre­cuencia y brillantez que siempre, asombrando a sus lectores con su capacidad de trabajo en las peores condiciones.

Durante su enfermedad, un cáncer de esófago, Hitchens rechazó insistente y gallardamente el consuelo de la religión, y prefirió enfrentarse a la muerte mirándola de frente. En este emocionante relato de esos meses, Hitchens describe los tor­mentos de la enfermedad, discute sus tabúes y analiza cómo transforma la experiencia humana y cambia la relación del enfermo con el mundo que le rodea.

 

Mortalidad es la historia ejemplar de la resistencia de un hombre a retroceder al enfrentarse a lo desconocido, así co­mo una penetrante mirada a la condición humana. Intenso y poderoso, atravesado de su característica inteligencia, el testa­mento de Hitchens es una obra literaria valiente y lúcida, una afirmación de la dignidad y el valor del ser humano.
Dicen que cuando uno se enfrenta cara a cara con la muerte algo cambia en su interior, como si la certeza del propio fin pusiera en marcha un mecanismo que acaba otorgando al ser humano una perspectiva distinta de las cosas. Sin embargo Christopher Hitchens no vivió ninguna epifanía. Hasta el último día siguió siendo el ateo deslenguado y escéptico que el mundo había conocido.

«En mis tiempos, me he despertado más de una vez sintiendo que me moría. Pero nada me había preparado para la mañana de junio en la que, al recobrar la conciencia, me sentí como si de verdad estuviera encadenado a mi propio cadáver. Toda la cavidad de mi pecho y mi tórax parecía haberse vaciado y después llenado con cemento de secado lento. Me oía respirar débilmente, pero no podía inflar los pulmones. Mi corazón latía demasiado o demasiado poco. Cualquier movimiento, por pequeño que fuera, requería premeditación y planificación. Me exigió un esfuerzo extenuante cruzar la habitación de mi hotel de Nueva York y llamar a los servicios de urgencias. Llegaron con gran rapidez y se comportaron con inmensa cortesía y profesionalidad. Tuve tiempo de preguntarme para qué necesitaban tantas botas y cascos y tanto pesado equipamiento de apoyo, pero ahora que visualizo la escena retrospectivamente la veo como una deportación muy amable y firme, que me llevó desde el país de los sanos a la frontera inhóspita del territorio de la enfermedad. En unas horas, tras realizar una buena cantidad de trabajo en mi corazón y mis pulmones, los médicos de ese triste puesto fronterizo me habían enseñado unas cuantas postales del interior, y me habían dicho que mi siguiente e inmediata parada tendría que ser con un oncólogo. Alguna clase de sombra se proyectaba en los negativos.»

Véase también el Artículo de El País

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RICARDO VALDES
RICARDO VALDES
7 años atrás

Persona como el y un sin fin que no conocemos dejan un legado de sabiduria, informacion valiosa de como si se puede tener una vida llena de conocimiento de si mismo atraves de tu propio viaje, la exploracion de tu interior.Hoy a mis 56 anos recuerdo mis anos de formacion religiosa, todas las historia que escuchaba, lo que me pudiera suceder si no aceptaba el dios de la religion.Muy en mi interior, una inteligencia no desarrollada no entendia todo aquello pero se me quedo grabado, anos mas tardes en mi vida adulta empese a questionar el mundo de las religiones, principalmente, catolicos, protestantes, testigos de jehova y les preguntabas acerca de sus bases y nadie sabia darme una respuesta precisa, concreta, me repetian lo mismo que les decian que deben de responder cuando se les preguntaras, no tienen cosecha propia.Algunos se enojaban, otro nada nuevo decian, de la biblia no se salian.No tiene criterio propio, viven bajo un temor de perder a dios si son autenticos en sus respuestas.POR ESO ES MAS IMPORTANTE BUSCAR TU PROPIO CREADOR. RECUERDEN QUE LAS HERMANADES SOLO SON TUS HERMANOS SIEMPRE Y CUANDO TU PIENSES IGUAL QUE ELLOS, EL DIA QUE TU EXPLORES TU MUNDO INTERNO Y VEAS LA RIQUESA QUE TIENES AUN SIN DESCUBRIR LA HERMANDAD TE ABANDONA COMO LO HACE TU SOMBRA CUANDO ENTRAS EN LA OSCURIDAD. A LA RELIGION NO LE GUSTA LOS PENSADORES, LO QUE CREEN EN SI MISMO.

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