"El dios de la Biblia está a la altura de un tirano caprichoso. El dios de la Biblia castiga a los bebés por los pecados de sus padres (Éxodo 20:5, 34:7; Números 14:18; 2 Samuel 12:13-19); castiga a la gente haciendo que se vuelvan caníbales y se coman a sus propios hijos (2 Reyes 6:24-33, Lamentaciones 4:10-11); le da a la gente malas leyes, incluso requiriendo el sacrificio de sus propios primogénitos, para que puedan llenarse de horror y saber que Dios es su señor (Ezequiel 20:25-26); hace que la gente crea mentira para poder enviarlos al infierno (2 Tesalonicenses 2:11); y muchas otras atrocidades, demasiadas para dar una lista aquí. No sería difícil llegar a, y exceder, tal nivel de pureza moral. Los ateos lo sobrepasan todos los días."

Doug Krueger

De la autentica pluma de las mentiras de los escribas

De todas las mentiras que ha creado el cristianismo y de las medias verdades que este ha difundido, una de las más extendidas es la de que existen “testimonios” seculares que prueban que su personaje favorito, Jesús “de Nazaret” existió tal y como lo narra la Biblia. Esta mentira, al igual que todo el resto de mentiras propagadas por esta secta, ha crecido gracias a la propaganda continua y apoyada por ciertos líderes y soberanos a lo largo de los siglos. Una mentira contada ad infinitum al final se acaba convirtiendo en realidad. O al menos eso ha sucedido para la mayoría que ni si quiera prefiere investigar y a la que les agradan las mentiras dulces y simplonas que les hagan llevar una vida más sencilla, llena de cuentos y fantasías. Pero para quienes, inquietos, esta propaganda les es menos importante que la verdad, una vez conocidos los hechos y las evidencias, nada vuelve a ser lo mismo. Estos hechos no deberían ser pervertidos por el bando vencedor, y menos cuando ese bando proclama verdades para intentar mantener su estatus. Y la verdad es que, lejos de lo que pretende esta secta monoteista, los hechos nunca les han sentado bien. Veamos un repaso de esas fuentes una por una. Un resumen y más datos de los ya aportados en otros artículos, de cada una de las fuentes del judeocristianismo y si esas fuentes pueden o no confirmar sus afirmaciones.

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