
Jesús el «pacifista»
«Es que los cristianos / es que algunos cristianos… no siguen el mensaje (pacifista / amoroso) de Jesús» Miren, ya basta. Estoy cansado de responder
ateoyagnostico.com nace en 2010 como un blog dedicado a ofrecer un punto de vista crítico y escéptico con respecto a las afirmaciones religiosas.
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Ateísmo es un término que define a una doctrina, a un conjunto de ideas o enseñanzas religiosas o, por otra parte, a una materia o ciencia que se enseña. Un término que se inventaron religiosos para definir a la «impiedad» y que evolucionó desde la primera vez que se pronunció el término «ateonismo» (atheonism) en 1534 por el sacerdote Polidoro Virgilio cuando dijo que «Dios no querría sufrir esta impiedad, o más bien el ateonismo». Un momento en la historia, durante los siglos XV y XVI, en el que la palabra «ateo» era considerada como un insulto. El término evolucionó con el sufijo -ismo a la forma actual cuando este fue pronunciado por vez primera en 1587 en la obra A Woorke Concerning the Trewnesse of the Christian Religion: Against Atheists, Epicures, Paynims, Iewes, Mahumetists, and other infidels por el escritor cristiano protestante Philippe de Mornay (cap. XX, pag. 355)
Actualmente las únicas connotaciones peyorativas a dicho término, cuando es usado para equiparar a los ateos con la religión, provienen de grupos y personas religiosas. Pese a eso, hemos aceptado ese término cuando se usa simplemente para definir al conjunto de ateos que hay en el mundo. Pero un ateo no pertenece per se a ningún movimiento o enseñanza, ni tiene por qué hacerlo. Un «ateo» no es más que alguien que no cree en la existencia de uno o varios personajes mitológicos concretos: las deidades.
Cualquier persona que mantenga ese escepticismo con respecto a la existencia de una o varias deidades es un «ateo». Ese es el único punto en común entre ateos.
Un ateo tampoco es quien «niega la existencia de Dios», sino quien, en todo caso niega la afirmación «dios existe» porque quienes la realizan no aportan evidencias para demostrarla. El término «ateo» solo hace referencia a aquello que no se cree. Al escéptico con la existencia de deidades. Nada más.
Para todo aquel que quiera saber por qué, esta es su página…
«Es que los cristianos / es que algunos cristianos… no siguen el mensaje (pacifista / amoroso) de Jesús» Miren, ya basta. Estoy cansado de responder
Si ya expuse ejemplos de cristianos protestantes donde estos demuestran abiertamente su fanatismo, como Lane Craig y Ken Ham, ahora los toca el turno a los católicos. Y no lo voy a hacer con declaraciones particulares, que las hay, pues algún católico podría venir a decir como argumento que eso son declaraciones particulares que no representan a la Iglesia Católica en su conjunto. No. Esta vez, aunque lo haré con las declaraciones de una persona (obviamente, son personas las que hablan), lo haré con las del líder de la Iglesia. No solo usaré las propias declaraciones del papa a título personal sino que además usaré las que realizó ex cathedra como papa en una Encíclica. Una, además, hecha tiempo después de que la Iglesia Católica hubiera dictaminado que el papa es infalible en 1870. Por si a alguno, a pesar de lo anterior, viene con que el papa pudo equivocarse. No, según ellos mismos decretaron.
Este tipo de argumentos suele usarse tan a menudo que he visto necesario hacer este breve artículo para ahorrarme de una vez el tener que responder uno a uno cada comentario del religioso de turno explicando por qué son falaces. Y es que, por lo visto, se ve que es de lo primero, como mecanismo de defensa, que los religiosos les enseñan a los creyentes para argumentar contra quienes discuten sus creencias.
Empecemos pues…
La edad de la penumbra es la historia, en gran parte desconocida, de cómo una religión militante sometió y aniquiló deliberadamente las enseñanzas del mundo clásico, lo que abrió paso a siglos de adhesión incondicional a «una sola fe verdadera».
Viendo y teniendo debates con religiosos sobre las afirmaciones que se realizan desde sus libros sagrados y que ellos toman como «la Verdad» se puede percibir una trampa que, en este breve artículo, estoy dispuesto a exponer y ejemplificar.
A alguno, cuando lea esta recopilación de versos del Corán, le sonaran similares a los que podemos encontrar en la Biblia judeocristiana. Al fin y al cabo, el islam, al igual que el judaísmo y el cristianismo, simplemente es una versión más de misma mitología (abrahámica).
Estos son los valores que podemos encontrar en el subproducto judeocristiano del siglo VI e.c. que transmitió el pederasta bajo el argumento estrella de todo charlatán: según dijo, se le aparecía el ángel Gabriel para contarle las «Verdades» que hoy millones de musulmanes creen ciegamente.
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