Sobre la naturaleza (Latín: De rerum natura), también conocido como Sobre la naturaleza de las cosas es un poema didáctico, dentro del género de los periphyseos cultivado por algunos presocráticos griegos, escrito en el siglo I a.e.c. por Tito Lucrecio Caro; dividido en seis libros, proclama la realidad del hombre en un universo sin dioses e intenta liberarlo de su temor a la muerte. Expone la física atomista de Demócrito y la filosofía moral de Epicuro. Acaso la mayor obra de la poesía de Roma y, sin duda uno de los mayores esfuerzos del alma destinados a la comprensión de la realidad, del mundo y del humano.
Literalmente el título se traduce del latín como Sobre la naturaleza de las cosas. Aunque a veces se llega a traducir como la Sobre la naturaleza del Universo, quizás para reflejar la escala real que se trata en el libro. La visión de Lucrecio es bastante austera, pero sin embargo incita a unos cuantos puntos importantes que permiten a los individuos a un escape periódico de sus propios deseos y pasiones para observar con compasión a la pobre humanidad en su conjunto, incluyéndose a sí mismo, pudiendo observar la ignorancia promediada, la infelicidad reinante, e incita a mejorar aunque sólo sea un poco más todo aquello que nos rodea. La responsabilidad personal consiste en hablar sobre la verdad personal que se vive. De acuerdo con Sobre la naturaleza de las cosas la proposición de verdad de Lucrecio es dirigida a una audiencia ignorante, esperando que alguien le escuche, le comprenda y de esta forma le pase la semilla de la verdad capaz de mejorar al mundo.
El poema está compuesto por los siguientes argumentos.
- La sustancia es eterna.
- Los átomos se mueven en el vacío.
- El universo está compuesto de átomos y vacío, nada más. (Por esta razón, Lucrecio es visto como un atomista.)
- El almadel hombre consiste en átomos diminutos que se disuelven como el humos cuando este muere.
- Reclama la existencia de los dioses, pero dios no inició el universo, y concierne poco a las acciones de los hombres.
- Existen otros mundos como el universo y son similares a este.
- Debido a que estamos compuestos de una sopa de átomos en constante movimiento, este mundo y los otros no son eternos.
- Los otros mundos no están controlados por dioses, al igual que este.
- Las formas de vida en este mundo y en los otros está en constante movimiento, incrementando la potencia de unas formas y decreciendo la de otras.
- El hombre debe pensar que desde sus más salvajes inicios ha vivido una gran mejora en habilidades y conocimientos, pero esto pasará y vendrá una decadencia.
- Lo que llega a saber el hombre proviene sólo de los sentidos y de la razón.
- Los sentidos tienen dependencias.
- La razón nos deja la posibilidad de alcanzar motivos ocultos, pero ésta no está libre de fallos y de falsas inferencias. Por esta razón
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