"No es dureza de corazón o pasiones malignas lo que conduce a ciertos individuos al ateísmo, sino más bien una escrupulosa honestidad intelectual."

Esteve Allen

Diálogo entre un escéptico y un creyente – Paul Davies

Paul Davies realiza un dialogo imaginario entre un creyente y un escéptico. El dialogo es un extracto del capitulo “Milagros” del libro “Dios y la nueva física”(1988).

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Paul Davies realiza un dialogo imaginario entre un creyente y un escéptico. El dialogo es un extracto del capitulo “Milagros” del libro “Dios y la nueva física”(1988).

Creyente: En mi opinión, los milagros son la mejor prueba de la existencia de Dios.

Escéptico: No estoy seguro de saber qué es un milagro.

Creyente: Bien,algo extraordinario e imprevisible.

Escéptico: La caída de un gran meteorito o la erupción de un volcán es extraordinaria e
imprevisible. ¿No estará sugiriendo que son milagrosas?

Creyente: Desde luego que no. Son sucesos naturales. Los milagros son sobrenaturales.

Escéptico: ¿Qué quiere decir con sobrenatural? ¿No es justamente un sinónimo de milagroso? Consultemos el diccionario. Dice “Sobrenatural: Fuera de acción normal de causa y efecto.” Hmm. Todo depende de lo que usted entienda por “normal”.

Creyente: Diría que normal quiere decir familiar o bien comprendido.

Escéptico: Una dínamo o una radio habrían sido consideradas como milagrosas por nuestros antepasados, que no estaban familiarizados con el electromagnetismo.

Creyente: Estoy de acuerdo en que probablemente habrían considerado estos artefactos como milagrosos, pero estarían equivocados, puesto que hoy sabemos que funcionan según las leyes naturales. Un suceso verdaderamente sobrenatural es aquel cuya causa no se
puede encontrar en ninguna ley natural conocida o desconocida.

Escéptico: ¿No será esta una definición completamente inútil? ¿Cómo sabe qué leyes son
desconocidas? Puede haber leyes totalmente extrañas o inesperadas que seamos
incapaces de imaginar. Suponga que viera una roca flotando en el aire, ¿lo consideraría
un milagro?

Creyente: Depende… Debería estar seguro de que no existía ningún truco o ilusión.

Escéptico: Sin embargo, puede haber procesos naturales que producen ilusiones que nadie
podría esperar.

Creyente: ¿O quizá toda nuestra experiencia no es más que una ilusión y deberíamos renunciar a discutir nada?

Escéptico: Muy bien. No nos metamos por este camino. Todavía no puedo estar seguro de que algún caprichoso efecto magnético o gravitacional no esté haciendo levitar la roca.

Creyente: Pero es más fácil creer en Dios que en un extravagante fenómeno magnético. Se trata
de una cuestión de credibilidad.

Escéptico: ¡A! ¿Así que por milagro usted entiende “algo causado por Dios”?

Creyente: ¡Naturalmente! Aunque algunas veces puede usar intermediarios humanos.

Escéptico: Entonces usted no puede presentar los milagros como una prueba en favor de Dios o de lo contrario su argumento es circular. “Los milagros prueban la existencia de un
agente que produce milagros.” El problema, tal como usted admitió, se reduce a creer o
no creer. Usted tiene que creer en Dios para que los milagros tengan algún sentido. Los
sucesos milagrosos en sí mismos no pueden demostrar la existencia de Dios. Pueden ser
sucesos naturales imprevistos.

Creyente: Estoy dispuesto a admitir que es dudoso si las rocas flotantes son o no son un
milagro. Pero considere alguno de los milagros famosos: Jesús alimentando a la
multitud, por ejemplo. ¡No me va a decir que alguna especie de ley natural multiplicó
los panes y las peces!

Escéptico: Pero, ¿qué razones puede tener usted para creer una historia escrita cientos de años atrás por un conjunto de fanáticos supersticiosos con un interés personal en promover su propia religión?

Creyente: No sea cínico. Considerada aisladamente, la historia de los panes y los peces no es nada. Hay que situarla en el contexto de la Biblia entera. No fue el único milagro de que
se da cuenta allí.

Escéptico: Cuénteme otro.

Creyente: Jesús andando sobre las aguas.

Escéptico: ¡Levitación! Yo pensaba que usted había descartado este tipo de milagro como
“dudoso”.

Creyente: Para una roca, sí: para Jesús, no.

Escéptico: ¿Por qué no?

Creyente: Porque Jesús fue hijo de Dios y, por tanto, poseía poderes sobrenaturales.

Escéptico: Pero usted otra vez da por supuesto lo que intenta demostrar. Yo no creo que Dios tuviera poderes sobrenaturales. Si caminó sobre las aguas, preferiría suponer que fue
debido a un suceso natural extraño o imprevisto. Sin embargo, en cualquier caso no creo
la historia, ¿Por qué iba a creerla?

Creyente: La Biblia ha sido una fuente de inspiración para millones de personas. No la
menosprecie frívolamente.

Escéptico: Lo mismo ocurre con la obra de Karl Marx. Tampoco creería ningún informe suyo
sobre milagros.

Creyente: Usted puede rechazar a aceptar la palabra de la Biblia, pero no puede descartar as declaraciones de cientos de personas que han experimentado milagros incluso en años
recientes.

Escéptico: La gente afirma todo tipo de cosas: encuentros con extraterrestes, telepatía,
clarividencia. Solamente un tonto o un loco daría crédito a esas bobadas.

Creyente: Admito que se dicen muchas cosas fantásticas y absurdas, pero la evidencia de
curaciones milagrosas es irresistible. Piense en Lourdes.

Escéptico: ¡Psicosomático! Déjeme emplear sus propias palabras: ” Es simplemente una
cuestión de credibilidad.” Estoy de acuerdo. ¿No es más fácil creer en unos sucesos que
desde el punto de vista médico son inesperados que invocar una deidad?

Creyente: No puede desacreditar todos los milagros como psicosomáticos. ¿Qué quiere decir este término en realidad? Es simplemente un eufemismo para decir “médicamente
inexplicable”. ¿Por qué iba a estar tanta gente convencida de la existencia de milagros si
se tratara simplemente de imprevistos naturales?

Escéptico: No es más que una herencia de la edad de la magia. Antes de la aparición de la
ciencia o de las más importantes religiones del mundo, los pueblos primitivos creían
que casi todas las cosas que ocurrían eran cosas de magia (la acción de algún tipo de
dios o demonio secundario). A medida que la ciencia explicaba más cosas y la religión
caminaba a tientas hacia la idea de un solo Dios, las explicaciones mágicas fueron
desapareciendo. Sin embargo, todavía se conserva algún vestigio.

Creyente: Sin embargo, ¡¿no estarás sugiriendo que los peregrinos de Lourdes son adoradores del demonio…?!

Escéptico: Evidentemente no. Pero su creencia en las curaciones milagrosas difiere muy poco, quizá nada, de las creencias de los brujos africanos o de los espiritistas, por ejemplo. Las supersticiones atávicas de la edad de la magia han sido institucionalizadas por las más importantes religiones. Hablar de milagros no es más que disfrazar las viejas historias de brujería.

Creyente: Existen los poderes del bien y el mal. Se manifiestan de muchas maneras.

Escéptico: ¿También tomas, pues, los sucesos sobrenaturales malignos como una prueba en favor de Dios? ¿También él esgrime poderes malignos?

Creyente: La relación entre el bien y el mal es un tema teológico delicado. Existen muchas corrientes de opinión sobre sus preguntas. La maldad humana puede ser un cauce para el mal cualquiera que sea su origen fundamental.

Escéptico: ¿Así tú no haces a Dios necesariamente responsable de los denominados poderes ocultos, si existieran?

Creyente: No, no necesariamente.

Escéptico: De modo que existen al menos dos tipos de sucesos sobrenaturales: los originados por Dios (que tú has llamado milagros) y los desagradables (la magia negra, si me lo permites) cuyo origen es controvertido. Entonces supongo que también existirán los poderes neutros, como la psicoquinesia y la precognición. Es un poco complicado para mí. Prefiero creer que todos estos temas son fantasías primitivas, un residuo de la edad de la magia, un vestigio del politeísmo. Tú creencia en los milagros es sólo el resultado de un espectro de supersticiones neuróticas primigenias, indignas de un Dios de la majestad y poder que tú describes.

Creyente: No me parece en absoluto descabellado suponer que existan poderes sobrenaturales que puedan ser manipulados de muchos modos para el bien o para el mal. Las curaciones milagrosas son el buen camino.

Escéptico: ¿Y proporcionan pruebas en favor de Dios?

Creyente: Así lo creo.

Escéptico: ¿Qué puedes decir de los fracasos, aquellos que no logran la curación? ¿es que Dios no se preocupa de ellos o es que su poder flaquea ocasionalmente?

Creyente: Los caminos del Señor son inescrutables, pero su poder es absoluto.

Escéptico: Esto es simplemente una manera tópica de decir lo que no se sabe. De todos modos, si el poder de Dios es absoluto, ¿por qué necesita milagros?

Creyente: No lo entiendo.

Escéptico: Un Dios omnipotente que gobierna todo el Universo y que puede hacer que suceda cualquier cosa, no tiene necesidad de milagros. Si quiere evitar que alguien muera de cáncer puede prevenirle de contraer la enfermedad. De hecho para mí un milagro es más bien un indicio de que Dios ha perdido el control del mundo y trata torpemente de remediar el deterioro, ¿cuál es el objeto de que Dios haga todos esos milagros?

Creyente: A través de los milagros Dios muestra su divino poder.

Escéptico: Pero, ¿por qué lo hace de un modo tan oscuro? ¿Por qué no lo escribe claramente en el cielo o por qué no pinta la Luna a cuadros u otra cosa más incuestionable? Mejor todavía, ¿por qué no evita algún desastre natural o la expansión de las epidemias devastadoras? Por muy maravillosas que puedan ser unas pocas curaciones en Lourdes, la miseria humana sigue siendo enorme. Repito, los milagros que describes me parecen impropios de un Dios omnipotente. Levitación, multiplicación de peces…todos tienen un aire de conjura cósmica. ¿No será simplemente producto de la pueril imaginación humana?

Creyente: Quizá Dios está evitando desastres constantemente.

Escéptico: ¡Esto no es una respuesta! Cualquiera podría decir lo mismo. Suponte que yo dijera que pronunciando un encantamiento cada mañana estoy evitando la guerra mundial y citara como prueba el hecho de que, en efecto, la guerra mundial todavía no ha estallado. De hecho un grupo de defensores de los OVNI afirma precisamente esto.

Creyente: Los cristianos creemos que Dios mantiene continuamente el mundo en funcionamiento, de modo que cada cosa que ocurre es un milagro. Toda distinción entre lo natural y lo sobrenatural es en realidad un pretexto para desviar la atención.

Escéptico: ¡Ahora está cambiando de táctica! Parece como si insinuara que Dios es la naturaleza.

Creyente: Estoy diciendo que Dios es la causa de todas las cosas del mundo natural, aunque no necesariamente en el sentido temporal. No es que ponga en marcha todo el dispositivo y luego se siente a descansar. Dios está fuera del mundo y por encima de las leyes de la naturaleza, sustentando toda su existencia.

Escéptico: Me parece que aquí nos encontramos con una sutileza semántica. La naturaleza tiene un maravilloso conjunto de leyes y el Universo sigue un camino evolutivo trazado por estas leyes. Tú describes exactamente lo mismo en términos teísticos hablando de «mantenimiento». ¿No será tu Dios una manera de hablar? ¿Qué quiere decir que Dios mantiene el Universo? ¿Qué diferencia hay entre esto y decir que el Universo simplemente continúa existiendo?

Creyente: No puedes sentirte satisfecho con el hecho escueto de que el Universo existe. Debe tener una explicación. Yo creo que Dios es la explicación y que usa su poder en cada momento haciendo posible el milagro de la existencia. En la mayoría de los casos lo hace de un modo ordenado (lo que llamarías las leyes físicas), pero de vez en cuando se desvía de este orden y produce sucesos espectaculares a modo de avisos o señales a los seres humanos o para socorrer a los fieles, como cuando separó las aguas del mar Rojo para ayudar a los hebreos.

Escéptico: Lo que encuentro difícil de entender es por qué cree usted que este hacedor de milagros sobrenatural es el mismo ser que creó el Universo, que responde a las plegarias, que inventó las leyes de la física, que juzga… ¿Por qué no pueden todos estos individuos ser distintos agentes sobrenaturales? Se podría pensar que con tantos milagros que respaldan aparentemente tantas religiones diferentes y opuestas, una persona que crea en milagros estará obligado a admitir la existencia de una multitud de seres sobrenaturales en competencia.

Creyente: Un sólo Dios es más simple que muchos.

Escéptico: Todavía no veo cómo estos llamados sucesos milagrosos, por muy notables que sean, puedan considerarse como una prueba de la existencia de Dios. Me parece que estás simplemente cambiando los nombres. El «hada madrina» de la infancia pasa a ser la «diosa fortuna» que al final acabas convirtiendo en un ser real que llamas Dios. ¿Cómo puedes tomar estos «milagros» seriamente?

Creyente: Yo no encuentro nada increíble en Dios, que es el creador de todas las cosas , el hacedor de los objetos materiales. Comparado con el milagro del Universo, ¿qué hay de notable en que Dios dividiera el mar Rojo?

Escéptico: Pero basas tu tesis en la hipótesis de que Dios existe. Estoy de acuerdo en que si existiera un Dios del tipo que usted describe (infinito, omnipotente, benevolente, omnisciente), el mar Rojo sería una nimiedad para él. Pero, ¿cómo sabemos que existe?

Creyente: Es una cuestión de fe.

Escéptico: ¡Precisamente!

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