"No sé si exista Dios, pero sería mejor para Su reputación que no."

Jules Renard

Así nació la Cienciología: cuando un mentiroso compulsivo (L. Ron Hubbard) necesitaba dinero y ayuda psicológica

La historia de la secta de la Cienciología es la historia de un mentiroso: L. Ron Hubbard (nacido el 13 de marzo de 1911). Pese a que consiguió engañar a sus "feligreses" y estos no hacen más que promocionar su vida como la de, entre otras cosas, un magnifico patriota (véase como ejemplo la web que le han dedicado, con música incorporada), un gran explorador y aventurero, un gran estudiante con varias carreras o un gran escritor, además de filósofo, filántropo, etc. su historia es en realidad la de un completo fracaso en todos los sentidos. A lo largo de toda su vida este fracasado en lo único que tuvo éxito fue en engañar a todos los seguidores de su pseudoterapia convirtiendo todos los fracasos que tuvo en éxitos y a esta pseudoterapia en una nueva religión. La vida de Hubbard fue la de un tipo al que le encantaba inventarse historias, sobre todo de sí mismo. Como veremos con los ejemplos en este artículo, el líder de la secta de la cienciología fue adornando su vida con invenciones y aumentando, aún más si cabe, su lista de falsedades. Cada una de sus mentiras se iba, como verán, agrandando con más adornos cada vez que se las pillaban: para ello este ofrecía como excusas más y más mentiras para cubrir a la anterior. El único éxito que tuvo L. Ron Hubbard fue el de engañar o convencer a la gente con sus mentiras: tanto él como sus seguidores lograron convertir, a ojos de todo aquel que no investigue y asuma lo que ellos dicen, todo su deplorable currículum en el de alguien con una carrera prolífica y exitosa. Empecemos...

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«El registro de la corte está repleto de evidencia de que la Cienciología no es más que una vasta empresa para extraer la cantidad máxima de dinero de sus adeptos mediante pseudoteorías científicas … y ejercer una especie de chantaje contra las personas que no desean continuar con su secta.

[…] Además de violar y abusar de los derechos civiles de sus propios miembros, la organización a lo largo de los años con su doctrina del «Juego Justo» ha hostigado y abusado a aquellas personas que no están en la Cienciología, a quienes percibe como enemigos. La organización es claramente esquizofrénica y paranoica, y esta combinación extraña parece ser un reflejo de su fundador [L. Ron Hubbard]. La evidencia retrata a un hombre que ha sido virtualmente un mentiroso patológico en lo que respecta a su historia, antecedentes y logros. Los escritos y documentos en evidencia reflejan adicionalmente su egoísmo, avaricia, ansia de poder y venganza y agresividad contra las personas que él considera desleales u hostiles.»

Fuente: Juez Paul G. Breckenridge, Jr., 6 / 20/84 (Scientology v. Armstrong, afirmado en la apelación 232 Cal.App.3rd 1060, 283 Cal.Rptr. 917.)

La historia de la secta de la Cienciología es la historia de un mentiroso: L. Ron Hubbard (nacido el 13 de marzo de 1911).

Pese a que consiguió engañar a sus «feligreses» y estos no hacen más que promocionar su vida como la de, entre otras cosas, un magnifico patriota (véase como ejemplo la web que le han dedicado, con música incorporada), un gran explorador y aventurero, un gran estudiante con varias carreras o un gran escritor, además de filósofo, filántropo, etc. su historia es en realidad la de un completo fracaso en todos los sentidos.

A lo largo de toda su vida este fracasado en lo único que tuvo éxito fue en engañar a todos los seguidores de su pseudoterapia convirtiendo todos los fracasos que tuvo en éxitos y a esta pseudoterapia en una nueva religión.

La vida de Hubbard fue la de un tipo al que le encantaba inventarse historias, sobre todo de sí mismo. Como veremos con los ejemplos en este artículo, el líder de la secta de la cienciología fue adornando su vida con invenciones y aumentando, aún más si cabe, su lista de falsedades. Cada una de sus mentiras se iba, como verán, agrandando con más adornos cada vez que se las pillaban: para ello este ofrecía como excusas más y más mentiras para cubrir a la anterior.

El único éxito que tuvo L. Ron Hubbard fue el de engañar o convencer a la gente con sus mentiras: tanto él como sus seguidores lograron convertir, a ojos de todo aquel que no investigue y asuma lo que ellos dicen, todo su deplorable currículum en el de alguien con una carrera prolífica y exitosa. Empecemos…

 

El «gran estudiante»

En sus webs, las de la Cienciología, a las que los cienciólogos le han dado nombres tan sonoros como Applied Scholastics, se puede ver cómo describen estos al líder de su secta:

La vida del autor y educador estadounidense L.Ronald Hubbard refleja su profunda y permanente dedicación a la educación .

Como hijo de un oficial naval de los Estados Unidos, L. Ronald Hubbard tuvo una educación temprana inusual. Fue educado a través de su juventud principalmente por su madre, una maestra por derecho propio, quien aseguró su base en los clásicos y las materias básicas.

Durante los primeros años de su vida, tuvo un gran interés en el proceso de educación, incluso cuando era un joven enseñando a los niños Chamorro en Guam.

Mientras asistía a la Universidad George Washington, y se matriculó en las primeras clases de física nuclear, el Sr. Hubbard organizó y dirigió dos expediciones al Caribe. Como resultado de su experiencia y calificaciones, fue elegido miembro del prestigioso Explorers Club.

Pero ¿Qué hay de cierto en dichas descripción?

Pese a los intentos de su padre Harry Ross Hubbard, un ex oficial de la marina, por encauzar la vida de su hijo, este apenas consiguió destacar en nada. Cuando Hubbard padre fue trasladado al Astillero Naval del Estrecho de Puget de Bremerton (Washington) nuestro protagonista iba de un colegio a otro: allí fue enviado al Instituto de Educación Secundaria Union de Bremerton, luego en el Queen Anne de Seattle. Luego de que su padre fuese enviado al pacífico en 1927, concretamente a Guam, Ron finalmente se trasladó allí con su madre tras pasar durante su travesía por otros países como China y Japón (países de los que por lo visto no guardó buen recuerdo, según sus primeros relatos). Allí estuvieron viviendo séis meses hasta que volvieron a EE.UU. en septiembre de ese año. A los pocos meses de entrar, dejó el Instituto de Educación Secundaria Helena (donde se unió al periódico escolar como editor de chistes) obteniendo, antes de abandonar la escuela al tercer año para no enfrentarse a la expulsión por sus disputas con un profesor, toda una serie de calificaciones desastrosas.

Como para los estudios no valía, en 1928 fue su madre, Ledora May Waterbury, quien se hizo cargo de su educación con el propósito de que este accediera a la  Academia Naval de los Estados Unidos en Annapolis, Maryland. De nuevo, este suspendió el examen de ingreso a dicha academia. Se puede ver en el Libro de registro del servicio de L. R. Hubbard en el Cuerpo de Marines de EE. UU que Ron detestaba las matemáticas. Su padre, desesperadamente, al descubrir que en la Escuela Preparatoria Swavely en Manassas (Virginia, EE.UU) se impartía un curso especial para los candidatos de Annapolis, logró inscribirlo en dicha escuela para el curso 1929-30 después de un largo intercambio de telegramas con esta que este enviaba desde Guam (donde residía con su marido) a Manassas.

A finales de agosto de 1929 papá y mamá fueron directamente a Helena, Montana, para reunirse con su hijo (su regreso no fue provocado por la muerte del ‘abuelo rico’ de Ron, como se sugiere en las biografías ‘oficiales’, ya que Lafayette Waterbury, el abuelo, todavía estaba muy vivo: murió a los 67 años, el 18 de agosto de 1931).

En septiembre de 1929 fue a la Escuela Preparatoria Swavely de Manassas (Virginia) para prepararse para volver a examinarse. Todo para nada: para que, de nuevo, le volvieran a suspender (esta vez por miopía). No tardó mucho en buscar cómo escabullirse de los intentos de su padre por enlistarle en el ejército: durante su primer semestre en Swavely, nuestro querido protagonista fue a un médico quejándose de fatiga visual hasta que lo enviaron al Hospital Naval para que le hicieran las pruebas. Ahí descubrió que la medicina le sería de gran ayuda: no para estudiarla sino (como veremos más adelante) para usarla durante el resto de su vida como excusa para escapar de todo tipo de situaciones.

Hubbard se matriculó en la Woodward School for Boys en Washington DC para poder luego matricularse en la Universidad. Cuando, después de eso (en 1930) consiguió graduarse en la Facultad de Ingeniería de la Universidad George Washington este, de nuevo, obtuvo unas calificaciones desastrosas, suspendiendo además varias asignaturas: una A en Física, una C en Ingeniería mecánica, una D en Química y Fs en alemán y cálculo, lo que le valió un promedio de D.* Debido a esto fue citado en septiembre de 1931 y, nuevamente, el 23 de abril de 1932 hasta que finalmente él mismo la dejara.

(*) nota: pueden ver cómo funcionan las calificaciones en EE.UU en este enlace.

No conseguirlo desde luego no le impidió ir por ahí declarando años más tarde que era «físico nuclear» cuando lo único que hizo, durante el curso, fue saltase las clases para apuntarse a un club de planeadores en el campus de la GWU: donde consiguió una licencia como piloto de planeador comercial. Cuando hablo de «comercial» no me refiero, por supuesto, a los aviones con pasajeros (de aerolíneas comerciales) sino a aviones de vuelo sin motor: con una licencia Nº 385 de aeronaves sin motor del Departamento de Comercio.

The Hatchet y el «gran piloto»

Desde la cienciología no dudan en presumir de las habilidades de su líder como piloto. Más mentiras que añadir al currículum que este se fue inventando y que estos creyeron sin más de su boca.

Hubbard, el «pionero» de la aviación americana según la cienciología

Nada más acceder a la universidad lo primero que hizo fue meterse en el periódico de la Universidad. Su sueño, ser editor; su destino, ser un simple reportero. Allí permaneció poco tiempo (unos cuantos meses) pero desde luego aprovechó bien el tiempo: quería aprender a volar y gracias a la influencia del periódico consiguió crear un club: el Gliding Club (el Club de vuelo sin motor). Así, este aprovecharía la poca relevancia que tenía en el periódico para buscar gente que supiera pilotar planeadores para dicho club y dar publicidad al mismo: el 1 de abril de 1931 The Hatchet informó que pronto se celebraría una reunión inicial del George Washington University Gliding Club. Hubbard ya empezó su club con mentiras: había asegurado que se estaban haciendo planes para comprar un motoplaneador para entrenar a los estudiantes, que buscaba entrenadores de vuelo sin motor y que cualquier persona interesada debía comunicarse con él en la oficina de Hatchet.

A partir de entonces, Hubbard se aseguró de que las actividades del club de vuelo sin motor estuvieran ampliamente cubiertas por el periódico: el 15 de abril se informó desde el periódico que se esperaba que «varios hombres de la GW que conozcan bien la ciencia de la aviación y el vuelo sin motor» asistieran a una reunión inicial al día siguiente para así poder aprender a hacerlo.

Hubbard pasó todo el tiempo que debería haber dedicado a los estudios de ingeniería civil dando vueltas en el aeropuerto del Congreso en Rockville (Maryland) con la esperanza de conseguir cualquier vuelo extra y un remolque en el Old Ford para lanzar los planeadores al aire.

Aunque Hubbard fue elegido presidente del club de planeadores, de los informes del Hatchet se desprende que estaba en peligro de ser eclipsado por su vicepresidente, un tal Ray A. Heimburger. La historia del 13 de mayo señalaba, por ejemplo, que Heimburger fue el primer miembro en soltar su cable de remolque en el aire a la altura de cuarenta pies mientras Ron seguía «probando el arte de hacer giros en el aire». Unas semanas después, Heimburger ganó el segundo lugar en un concurso de aterrizaje en el Curtis Wright Air Show en Baltimore; otro estudiante de la George Washington obtuvo el tercer lugar, mientras que Hubbard si quiera se mereció mención alguna.

El 13 de julio ambos aprobaron sus exámenes en el aeropuerto del Congreso. Ron obtuvo una puntuación media de 85 por parte del examinador y obtuvo la Licencia de Piloto de Vuelo Comercial nº 385 (Certified airman’s file, Federal Aviation Administration, 12 May 1986). Para entonces ya había completado 116 vuelos, lo que demuestra la cantidad de tiempo que tuvo que dedicar a este deporte en los dos meses transcurridos desde que comenzó a entrenar en el club de planeadores.

Hubbard dejó Washington para pasar las vacaciones de verano en Port Huron, Michigan, donde se las arregló para ayudar a un amigo, Philip Browning, a dirigir una escuela de vuelo. Mientras estuvo allí, Browning le enseñó a pilotar un pequeño avión acrobático, aunque Hubbard nunca tuvo licencia para volar a motor.

Esto y su afición a escribir sin parar, así como su capacidad para mentir e inventarse cosas, desde luego le serviría para poder publicar por primera vez en una revista: Sportsman Pilot. Trabajo que (pese a como se vende en su web) posiblemente «consiguió» alegando que había sido y era editor de un periódico cuando en realidad, como ya se ha contado, era sólo un reportero, pero del periódico de la universidad (tal y como lo había sido antes del instituto): un suplemento literario, el ya mencionado The University Hatchet (TUH). Y por supuesto sólo durante unos pocos meses en 1932.

En TUH este ya empezaría realizando sus pinitos como escritor de fantasía hablando sobre China con una historia llamada Tah que publicaría el 9 de febrero de 1932:

The University Hatchet Monthly Literary Review (George Washington University), Volumen 28, Número 18, 9 de febrero de 1932.

Al regresar de su gran «aventura» (que veremos a continuación) este recibió sus calificaciones finales:  una B en inglés, D en cálculo, física eléctrica y magnética, y F en física molecular y atómica. Esto hizo que este prolífico escritor le dijera a sus padres que abandonaba la universidad ¡en sólo cuatro semestres!

Aquí tienen todas sus «magníficas» calificaciones a lo largo de los años que estudió la carrera:

Y como excusas vendo, años más tarde diría sobre su carrera si la dejó no fue por ser un fracasado sino porque la Sociedad Geológica le envió a encontrar una «frontera canadiense perdida» y allí descubrió su pasión de «aventurero»:

«Tengo algunas hojas de calificaciones muy pobres que muestran que estudié para ser ingeniero civil en la universidad. La ingeniería civil parecía muy guapa en ese momento. Conocí a los muchachos en sus Stetsons desde Crabtown a Timbuctu y parecían llevar una existencia muy colorida entrecerrando los ojos en sus tránsitos. Sin embargo, demasiado tarde, la Sociedad Geológica me envió a Maine para encontrar la frontera canadiense perdida. Muy mordido por siete tipos de insectos, engullido por el fango de los pantanos, alimentado con torta de Johnny y tarheel, vi al instante que un ingeniero civil tenía que quedarse demasiado tiempo en muy pocos lugares, así que rápidamente olvidé mi cálculo y mi stick-slip…»

Fuente: Adventure, 1 de octubre de 1935

En los años 50 este mentiroso patológico también afirmaba haber sido estudiante del primer curso de física atómica en el país (vean el listado de declaraciones que hizo Hubbard sobre sus estudios de física nuclear). De hecho durante esa década este se dedicó a realizar una serie de conferencias sobre radiología y radiactividad. Charlas que, cuando se analizan, demuestran que este no tenía puñetera idea de lo que decía. Cualquier persona con conocimientos de Física o Medicina puede desmontar fácilmente las afirmaciones que este realizó en ellas. De hecho un radiólogo australiano ya lo hizo y calificó estas de «ignorancia total y absoluta de física, ciencia nuclear y medicina» (pueden ver un análisis detallado en este artículo, Hysterical Radiation and Bogus Science, publicado en la web de la Carnegie Mellon University).

Por si no fuera poco, también afirmaba que había recibido un Ph.D. honorario.  Hubbard finalmente declaró no tener este título cuando más tarde se descubrió y se hizo público que el título falso se había comprado en una fábrica de diplomas en California.

El «gran aventurero y explorador «

Pese a que tiempo después este empezó a vender una serie de logros como «aventurero y explorador» (véase en la web que le ha dedicado su iglesia) lo cierto es que, como con todo lo demás, el único record que consiguió (como más tarde se demostró) fue el de fracasos consecutivos.

Biblioteca del Congreso de Doris Hamlin
Foto de la Doris Hamlin, Biblioteca del Congreso

Durante el verano de 1932, nuestro querido «héroe aventurero» organizó la «Expedición cinematográfica del Caribe» alquilando una goleta de cuatro mástiles (la Doris Hamlin) y planificando un viaje con otros cincuenta estudiantes a dieciséis puertos caribeños en los que harían películas de aventuras. Aunque en su web se describe este viaje como un éxito:

El viaje de dos meses y medio y 5.000 millas a bordo de la goleta de cuatro por 200 pies, la Doris Hamlin, demuestra una experiencia única y gratificante para más de cincuenta estudiantes universitarios. El viaje recoge numerosos especímenes florales y de reptiles para la Universidad de Michigan y las fotografías se venden al New York Times .

El viaje en lo que resultó realmente fue en un verdadero fracaso. Nada en el viaje salió como estaba planeado: una tormenta marina desvió el velero y terminaron en Bermudas en lugar de Martinica. Después de salir de Bermudas, el agua fresca que tenían para consumir se perdió por una fuga en los tanques, la moral del barco decayó y cuando el barco finalmente llegó a Martinica la mayoría de la tripulación descontenta abandonó el barco para regresar a casa. Los propietarios del barco, al darse cuenta de que sus ingresos estaban en riesgo (el viaje había costado 250$ de la época por persona), ordenaron que el barco volviera a Baltimore, desde donde había comenzado el viaje.

Hubbard citó entre sus «logros científicos» que se recolectaron especímenes raros de flora y fauna para la Universidad de Michigan, que se tomaron películas submarinas para la Oficina Hidrográfica de los EE. UU. y que las fotografías del viaje fueron compradas por el New York Times. Sin embargo, una investigación posterior demostró que ninguna de estas cosas era cierta. A mi, desde luego, me encantaría además saber a qué se refieren con «logros científicos» y qué entienden por «ciencia» cuando no tienen ni un sólo paper revisado al respecto.

En el sitio web de Maine Memory se describe el viaje de Hubbard:

En 1932, el capitán William Burke Vane, propietario del barco Doris Hamlin, partió en un viaje organizado por el estudiante de la Universidad George Washington L. Ron Hubbard, que más tarde fundó la Iglesia de la Cienciología.

El viaje ofrecía a los estudiantes universitarios la oportunidad de trabajar como tripulación y realizar investigaciones científicas, exploración histórica, búsqueda de tesoros y otras actividades.

Algunos estudiantes se fueron del barco y el resto no tenía nada de dinero. El capitán tuvo que enviar un telegrama desde Martinica para que les enviaran fondos y así poder regresar a EE. UU.

Las goletas de madera habían perdido su lugar en el mundo del transporte marítimo pero los nuevos propietarios, en enero de 1940, zarparon de Hampton Roads con un cargamento de carbón para Tenerife, en Islas Canarias. Nunca se volvió a ver el barco y puede que fuera hundido por un submarino alemán.

Lo gracioso es que, pese a que la Iglesia de la Cienciología lo pinta de una forma, incluso Hubbard en su día, en 1935, describió su «aventura» como un auténtico fracaso:

«fue una idea loca en el mejor de los casos y lo sabía, pero seguí adelante de todos modos: alquilé una goleta de cuatro mástiles y me embarqué con unas cincuenta almas desafortunadas que aún no han finalizado sus maldiciones»

Fuente: Hubbard, L. Ron, «The Camp-Fire», Adventure magazine, vol. 93 no. 5, October 1, 1935. Quoted in Atack, p. 62

Pero es que la cosa no se queda ahí. A pesar de eso, en la biografía oficial de Hubbard se alega que:

Su primera acción al abandonar la universidad fue desahogarse liderando una expedición a Centroamérica. En los años siguientes encabezó tres, emprendiendo en todas ellas el estudio de pueblos y culturas salvajes para proporcionar material para sus artículos e historias. Entre 1933 y 1941 visitó muchas culturas bárbaras y, sin embargo, encontró tiempo para escribir y publicar siete millones de palabras mezclando hechos y ficción.

La realidad es que no hay ni una sola evidencia de que este viajara a centroamérica. Al único sitió al que este viajó en esa época fue a Puerto Rico (EE.UU). ¿El motivo? Ante tal fracaso escolar, su padre lo envió allí como voluntario para la Cruz Roja. Como tampoco valía para eso (ayudar a la gente sin cobrar no era lo suyo), Hubbard, como buen vendehumos que también era, encontró trabajo como representante de campo para una compañía llamada West Indies Minerals (una compañía que buscaba oro allí). Allí trabajó muy brevemente hasta que finalmente volvió a Washington para casarse con Mary Louise Grubb, apodada como «Polly» (su primera esposa).

Nota: también estuvo en el Caribe décadas más tarde con su barco, pero eso ya lo trataremos más adelante.

El «gran escritor»

Hubbard necesitaba dinero y en 1933, dado que lo que más había hecho durante su vida era escribir e inventarse historias (sobre todo de si mismo), se dedicó a escribir novelas cortas de ciencia ficción para revistas pulp. Lo primero que vendió fueron cuatro artículos por los que recibió menos de cien dólares por todos: la tasa de pago para los escritores de pulp fiction en ese momento era un centavo por palabra. Ya pueden echar cuentas de cuantas tuvo que escribir para llegar a esa cifra con sólo cuatro artículos.

En 1934 Hubbard, después de casarse y ver que trabajando de escritor no ganaba dinero, este empezó a publicar novelas cortas de ciencia ficción a un ritmo frenético. La calidad no importaba así que decidió optar por la cantidad: a un ritmo de una historia al día. La estrategia empleada por Hubbard, ya que no ganaba en calidad, era escribir cuanto más mejor. La primera revista pulp en la que este publicó fue Aventura emocionante (Thrilling Adventure).

En 1935, su producción incluyó diez novelas pulp, tres novelas, doce cuentos y tres artículos de no ficción. Los títulos de sus historias incluyeron: «La Patrulla Fantasma», «El tambor del destino», «Asesinos del aire del hombre», «Rehén de la muerte» y «Legionarios del infierno».

En 1937 este publicó su primera novela completa Brigadas Buckskin (Buckskin Brigades). La novela, de nuevo, junto con los guiones, no le daba dinero. Los apuros económicos le habían llevado incluso a robar (motivo por el cual fue detenido y condenado).

Hubbard empezó a publicar en  Astounding en 1938, justo el año en que Street & Smith Publications, Inc. dejó la revista prácticamente a cargo de uno de sus editores, John W. Campbell, Jr.  Y no, Hubbard, pese a que en su secta lo pintan como uno de los autores principales de la revista pulp (como  L Sprague de Camp, Robert A Heinlein e Isaac Asimov), este jamás lo fue.

Entre la cantidad de novelas que hizo, en 1938 Hubbard escribió un manuscrito de ciencia ficción llamado Excalibur, que trataremos más adelante. Pese a lo que alegan los cienciólogos sobre la carrera como escritor del líder de su secta esta fue un completo fracaso: a lo largo de toda esa carrera como escritor de ficción pulp Hubbard solo ganó 10.000 $.

El «gran militar»

Después de fracasar con sus novelas pulp, Hubbard seguía necesitando dinero. ¿Qué hizo, pues, este caradura cuya secta ahora siguen miles de personas?  Hubbard se había alistado en el ejercito, al igual que otros escritores que, a diferencia de él, sí tuvieron éxito con sus novelas (como Asimov). Pese cómo lo venden sus «feligreses», su estancia por el servicio militar tuvo el mismo «éxito» que sus novelas: ninguno.

La Iglesia de la Cienciología ha afirmado durante mucho tiempo que el fundador L. Ronald Hubbard ganó dos Corazones Púrpuras, una Estrella de Bronce y otras 19 medallas de combate en la Segunda Guerra Mundial. El hecho es que L. Ronald Hubbard nunca sirvió ni un solo día en combate, nunca luchó en combate y ciertamente nunca fue herido en combate.

Cuando entró en servicio activo en la Marina de los EE. UU. el 22 de septiembre de 1941 (con 32 años de edad) y siendo un escritor mediocre que ganaba a 1 centavo por palabra, Hubbard empezó a recibir una comisión como Lieutenant Junior Grade y no asistió a la Escuela de Entrenamiento de Oficiales ni a ningún tipo de combate o entrenamiento con armas. En particular, Hubbard no tenía ni entrenamiento en guerra anfibia ni en supervivencia en la jungla. El primer trabajo de Hubbard en servicio activo fue revisar y anotar los estudios hidrográficos de Puget Sound que había enviado a la Marina de los EE. UU. diez años antes. Hubbard no era un soldado de combate y no tenía formación especial, habilidades especiales y (a pesar de su historial viajando a Asia con sus padres) sólo hablaba inglés.

A pesar de la falta de calificaciones o capacitación en Inteligencia de Hubbard, uno de los proyectos de propaganda a largo plazo de la Iglesia de cienciología ha sido perpetuar silenciosamente la falsa afirmación sobre L.Ronald Hubbard de que era un agente secreto de la Oficina de Inteligencia Naval. El hecho es que L. Ronald Hubbard fue un censor de cable de bajo nivel en el departamento de Inteligencia Naval durante unos pocos meses y luego sirvió en varias otras tareas.

¿De dónde se originan las afirmaciones de Hubbard de haber sido un espía?

Vienen del despliegue de 8 a 10 semanas de Hubbard en Australia entre 1941 y 1942. Tras el ataque japonés a Pearl Harbor, Australia y Java necesitaban desesperadamente aviones de combate. Estados Unidos envió 105 aviones de combate y millones de rondas de municiones a Brisbane a bordo del USS President Polk (AP-103). Hubbard fue enviado desde los EE. UU. a Brisbane (Australia) el 19 de diciembre de 1941 a bordo del Polk junto con las tropas. ¿Participó entonces en combate?

El USS President Polk llegó a Brisbane el 12 de enero de 1942. Sus superiores descubrieron rápidamente que Hubbard era un entrometido, un gárrulo, un engreído y con tendencia a excederse en su autoridad: en febrero de 1942 Hubbard recibió la orden de regresar a los Estados Unidos del agregado naval:

Por si alguien no se aclara con la anterior captura le transcribiré lo importante:

«Al asumir una autoridad no autorizada e intentar realizar tareas para las que no tiene cualificación, se convirtió en la fuente de muchos problemas …

Este oficial no es apto para la asignación de tareas independientes. Es garrulo e intenta dar impresión de ser alguien importante. También parece pensar que tiene una habilidad inusual en la mayoría de las líneas. Estas características indican que requerirá una estrecha supervisión para el desempeño satisfactorio de cualquier tarea de inteligencia.»

En una historia típicamente implausible y con más agujeros en ella que en un colador, Hubbard más tarde le dijo al teniente Thomas Moulton, su crédulo subordinado de la Marina, que había sido un espía de la Inteligencia Naval de los Estados Unidos durante su tiempo en Australia (véase el Testimonio de Thomas S. Moulton en el juicio Church of Scientology v. Armstrong, 21 de mayo de 1984).

En su confabulación relacionada con Moulton, Hubbard afirmó que durante su tiempo en Brisbane fue arrojado secretamente en una balsa sobre Java por el viejo destructor USS Edsall (DD-219) con órdenes de espiar a los japoneses. En esta historia, «Hubbard el espía» es descubierto y perseguido por soldados japoneses que lo ametrallan por la espalda. Como con todo en su vida, a posteriori:

En 1958, que fue «uno de los primeros oficiales que regresó de las áreas superiores de batalla» y que había «enviado bajo mi propia autoridad, cuatro buques de carga con la borda  repleta de munición de ametralladora, munición de fusil y quinina hasta MacArthur«. Por supuesto, a esta mentira no le podía faltar otra excusa también falsa así que nuestro protagonista le añadió que cuando «Melbourne se enteró … había suficientes tropas en el área, así que el peligro había terminado, así que me fui a casa. Escribí algunas órdenes e informé a los Estados Unidos.» (L. Ron Hubbard. 21 de julio 1958. The Key Words (Buttons) of Scientology Clearing – Q & A Period. 20th American Advanced Clinical Course. Los Angeles, CA: Golden Era Productions).

Casi una década después, en «una entrevista concedida a la prensa australiana el 10 de enero de 1963 en Saint Hill Manor»,  ya e había inventado la historia de que él había sido…

«la única batería antiaérea en Australia en 1941–42 … Había yo y una metralleta Thompson … Yo era un oficial de correo y me reemplazaron, creo , por un capitán, un par de comandantes y unos 15 oficiales menores »

Fuente: Oficina de Comunicaciones Hubbard, 1963

En esa historia, completamente ficticia, un Hubbard ametrallado luego salta a una balsa con un compañero espía y escapa a océano abierto. Yendo la deriva en el mar durante una semana sin raciones ni agua, Hubbard es rescatado por un destructor aliado no identificado entre 50 y 75 millas de la costa de Australia (Jon Atack – A Piece of Blue Sky. Capítulo Cuatro de la versión online).

Nota: A Piece of Blue Sky recoge tal cantidad de datos de primera mano que es difícil no usarlo como referente si se quiere hablar sobre la vida de Hubbard.

En varias ocasiones Hubbard fue afirmando que tuvo un gran desempeño durante la II Guerra Mundial. Esto, de hecho, es lo que dicen de él en la web española de la Cienciología:

Con el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial, Ronald ingresó en la Marina de Estados Unidos como teniente. Sirviendo inicialmente como oficial superior de la inteligencia americana en Australia. Al regresar a Estados Unidos (como el primer americano herido en combate del Pacífico Sur), pasó a servir con distinción tanto en el Pacífico del Norte como en el Atlántico, comandando corbetas antisubmarinas y entrenando a las tripulaciones en la realización de aterrizajes anfibios. A pesar de recibir muchas medallas por sus deberes bajo fuego, estaba profundamente entristecido por la matanza e inhumanidad resultante. Por lo tanto decidió redoblar sus esfuerzos para mejorar la condición humana. En consecuencia, continuó su investigación aún durante los días más oscuros de 1943 y 1944.

Habiendo quedado parcialmente ciego y cojo por las lesiones recibidas en combate, el teniente L. Ronald Hubbard fue diagnosticado en 1945 como permanentemente incapacitado, y fue hospitalizado en Oakland, California.

Ya hemos visto que de «Sirviendo inicialmente como oficial superior de la inteligencia americana en Australia«, más bien nada. De «servir con distinción» y «recibir muchas medallas por sus deberes bajo fuego» ya hemos visto que tampoco. Bastó con comprobar los registros de la Administración de la Marina y los Veteranos obtenidos a través de la Ley Federal de Libertad de Información para ver que en la Cienciología son expertos en mentir sobre el líder de su secta.

Con respecto a sus «heridas de guerra»… más de lo mismo: sus «heridas de combate», según los únicos informes médicos que hay de él en esas fechas, al igual que sucede con sus condecoraciones, lo que reflejan es una realidad bien distinta. Según este su traslado en avión, aunque los cienciólogos emplean este traslado como excusa para darle importancia, se pudo producir o bien porque sus mandos querían deshacerse de él (ya hemos visto qué opinaban de él) o para que este no infectara al resto. Alguno se preguntará a qué me refiero con esto: sus «heridas de guerra», motivo por el que le dieron la baja, resultaron no ser más que una conjuntivitis actínica y un esguince de tobillo.

Un registro de la hospitalización de Hubbard a su llegada a los Estados Unidos el 23 de marzo de 1942. Nuevamente, no se mencionan múltiples heridas de bala o Corazones Púrpuras
El informe del 11 de mayo de 1942, donde se muestran las «heridas» de Hubbard.

Pueden verse ambos documentos enteros desde este enlace.

El cazasubmarinos

Veremos ahora qué pasa con los cazasubmarinos.

Por si lo anterior fuera poco, al año siguiente este protagonizó otro fracaso. En 1943 este fue enviado a Portland, Oregón (EE.UU), para comandar un cazasubmarinos (el USS PC-815) que se encontraba todavía en construcción y el 18 de mayo partió en él hacia San Diego. Sólo necesitó cinco horas para demostrar su ineptitud cuando puso a su nave, a toda su tripulación e incluso a varios barcos y aviones en posición de combate durante 68 horas (soltando incluso 37 cargas de profundidad durante las 55 horas consecutivas) hasta que finalmente recibió órdenes de regresar a Astoria. Hubard creía haber detectado un submarino enemigo: según contó en sus informes había detectado y hasta hundido dos submarinos japoneses. El almirante Fletcher, comandante del Frente Marítimo Noroeste, concluyó:

«Un análisis de los informes me convence de que no había submarinos en el área».

Producto de sus delirios o bien porque era un verdadero incompetente, según el informe, Hubbard había confundido un «depósito magnético conocido» con un submarino enemigo ¿Uno? ¡Qué digo «uno»! No sólo uno sino hasta dos submarinos, según se inventó él en uno de los informes (pueden verlos todos en esta web).

El USS Algol y la medalla que nunca fue

Desde una de las webs de la cienciología se dice que «Durante las profundidades de la Segunda Guerra Mundial, el teniente L. Ronald Hubbard sirvió a bordo de un buque de asalto anfibio, el USS Algol.» 

El 4 de octubre de 1944, el USS Algol navegó hacia el atolón Eniwetok en las Islas Marshall, desde donde tomaría parte en la invasión de Luzón en Filipinas y los desembarcos en Okinawa, obteniendo dos estrellas de batalla. Alguno pensaría que, tal y como lo pintan desde su secta, «el teniente Hubbard» podría haber obtenido sus medallas ahí. De nuevo, nada más lejos de la realidad.

En octubre de 1943, Hubbard fue enviado a un curso de seis semanas en el Centro Naval de Entrenamiento de Pequeñas Embarcaciones en Terminal Island, San Pedro (California) y en diciembre se enteró de que le iban a dar otra oportunidad de navegar como oficial de navegación del USS Algol.

Ya entonces en sus diarios se muestra que este no tenía gana alguna de ir: «Mi salvación es dejar que esto pase sobre mí», señaló con tristeza el 6 de enero de 1944, «para escribir, escribir y escribir un poco más» (Ron The Writer).

En 1944, Hubbard fue enviado a Portland, donde permaneció durante seis meses mientras el USS Algol estaba en construcción y equipándose. El barco fue revisado en julio y Hubbard sirvió en él como navegante y oficial de entrenamiento. Durante agosto y la mayor parte de septiembre estuvo haciendo ejercicios marítimos; como oficial de navegación, Hubbard firmó el registro de la cubierta de la nave todos los días, pero había poco que informar exceptuando «en curso, como antes». De hecho años más tarde presumió incluso de haber tenido tiempo de escribir hasta 60.000 palabras en secreto durante esos años aunque la marina lo prohibía.

Hubbard ya mostró que eso de ir a la acción no iba con él y antes de que el barco zarpara hacia la guerra este no hacía más que intentar irse de allí: el 3 de septiembre de 1944 el Algol ingresó a Oakland, California, para equiparse para su transporte a Saipan, donde le esperaría la guerra. Fue a partir de ahí donde más se notó que nuestro protagonista no quería ver la guerra ni de lejos: el 9 de septiembre Hubbard solicitó el traslado a la Escuela de Gobierno Militar al Jefe de Personal Naval citando entre sus calificaciones su educación como «ingeniero civil» (como hemos visto, falsas), su membresía en el Club de Exploradores, su amplios viajes en el Lejano Oriente (sus padres le llevaron de joven) y su experiencia en el manejo de idiomas nativos (pueden ver todas las solicitudes que Hubbard envió en este enlace). Por si esto fallaba, también había enviado una solicitud general de la Marina para solicitantes «para entrenamiento intensivo con eventual asignación a servicio extranjero como oficial de asuntos civiles en áreas de ocupación».

El Comandante en Jefe del USS Algol, Axton T. Jones, quien simpatizaba con Hubbard, aprobó la solicitud para su traslado y señaló en el informe de su estado físico que, si bien Hubbard estaba capacitado para poder navegar, este era «muy temperamental y a menudo tiene sus sentimientos heridos» (L. Ron Hubbard Fitness Report, 21 de julio de 1944 – 28 de septiembre de 1944).

Cuando llegó el 22 de septiembre y el USS Algol finalmente recibió la orden de ir a Oakland, California, para comenzar a provisionarse de suministros para prepararse para ir hacia la guerra y entre la tripulación incluso ya se había extendido el rumor que el barco tomaría parte en una nueva ofensiva importante en el Pacífico destinada a la derrota final de los japoneses…

«El oficial de navegación [Hubbard] informó al OOD [Officer On Duty, oficial de turno] de que se había producido un intento de sabotaje [en el original en inglés está escrito sabatage en lugar de sabotage] entre 1530-1600. Una botella de Coca-Cola llena de gasolina con una mecha de tela insertada había sido ocultada entre la carga que debía ser subida a bordo y almacenada en la bodega Nº 1. Fue descubierta antes de ser llevada a bordo. Las autoridades ONIFBI y NSD informaron sobre la escena y se iniciaron investigaciones»

El 15 de septiembre Hubbard había recibido la aprobación al Programa del Gobierno Militar, pero Hubbard aún seguía en el Algol. Misteriosamente, no fuera el barco llegara a marcharse antes de que él pudiera irse de allí, a las 16:30 de la tarde del 27 de septiembre, el día antes de que Hubbard partiera para Princeton, este había decidido por su cuenta registrar la cubierta del barco y había encontrado una ‘bomba de gasolina’ ¿qué hacía el oficial de navegación hurgando en la carga que se cargaba en el barco y cómo había logrado encontrar la bomba? Misterio… A las diez en punto el barco recibió el aviso de que el «Lt Lafayette Ron Hubbard, D-v (S), USNR 113392, está en esta fecha separado de su deber». Hubbar, el «héroe», por fin se había librado de participar lo más mínimo en la guerra.

Estudiante de Princeton y heridas de guerra

De entre todo el engrose de afirmaciones que Hubbard realizó estaba que este terminó su educación en una de las universidades de la Ivy League, concretamente en la Universidad de Princeton. Luego, su biógrafo oficial de la Iglesia de la cienciología, para defender a su líder, diría incluso que Hubbard fue promocionado a Princeton por sus servicios en el USS Algol:

«sus servicios a bordo del Algol terminaron con una promoción a la Escuela de Gobierno Militar de los Estados Unidos en la Universidad de Princeton»

La realidad, como con todo en su vida, fue muy distinta.

Después de ser relevado de su servicio y enviado a Estados Unidos, el ejército necesitaba formar oficiales para enviarlos a Alemania y Japón para su ocupación. La iglesia de la Cienciología afirma que Hubbard realizó un «entrenamiento de inteligencia» en la «Universidad de Princeton». Lo cierto, como con todo lo demás, es que en aquella época se necesitaban tropas para combatir en la guerra y para ello el gobierno habilitó una serie de instalaciones en distintas universidades para formar oficiales con una serie de cursos de corta duración. Sí, en la Universidad de Princeton el  ‘Gobierno militar’ usó  unas instalaciones para crear una Escuela de Entrenamiento Naval y así poder formar oficiales. Como ya he contado, Hubbard había pedido su traslado allí en 1944 para escapar del USS Algol hasta que finalmente fue concedido. Allí  lo único que «realizó» fue un curso de cuatro meses.

Su estancias en el curso no debió ser muy estresante. Mientras estaba allí, Hubbard fue invitado a unirse a un grupo de escritores de ciencia ficción que se reunían todos los fines de semana en el apartamento de Robert A. Heinlein en Filadelfia para discutir posibles formas de contrarrestar la amenaza Kamikaze en el Pacífico. Fueron sesiones semioficiales de lluvia de ideas que la Marina le había pedido a Heinlein que organizara, con la leve esperanza de presentar una defensa contra los jóvenes pilotos japoneses en misiones suicidas.

«Me ordenaron reunir a escritores de ciencia ficción para este proyecto… los cerebros más salvajes que pude encontrar.»

Estas se hacían e un apartamento a solo trescientos metros de la estación Broad Street en el centro de Filadelfia donde el grupo se reunía los sábados por la tarde e incluso se quedaban a dormir: «Los sábados por la noche habría dos o tres en mi cama», dijo Heinlein, «una pareja en el sofá y el resto en el piso de la sala de estar. Si todavía había un desbordamiento, les enviaba una cuadra calle abajo a un amigo con más espacio en el piso, si no camas.»

Según recordó el propio Heinlein, trató de evitar pedirle a Hubbard que caminara por la calle ya que este le había dicho que le habían roto los dos pies cuando bombardearon su último barco (el USS Algol):

«Ron había tenido una guerra ocupada, le habían hundido cuatro veces y herido una y otra vez.»

El domingo por la mañana lo reservaban para una sesión de trabajo que concluían intercambiando historias y bromas. Hubbard a menudo sacaba su guitarra y los entretenía, o bien cantando o con un repertorio de sketches burlescos de movimientos rápidos en los que desempeñaba todos los papeles.

El sábado 2 de diciembre de 1945, Jack Williamson, entonces sargento del ejército de los Estados Unidos, organizó una cena en Filadelfia para otros escritores de ciencia ficción y sus esposas. Lo enviarían al extranjero en un par de días y esta era su fiesta de despedida. Entre los presentes estaban los Heinleins, los De Camps, los Asimovs y L. Ron Hubbard.

Según contó Asimov, «La estrella de la noche fue Ron Hubbard.»

«Heinlein, de Camp y yo éramos prima donnas y a todos nos gustaba acaparar la conversación, normalmente. En esta ocasión, sin embargo, todos nos sentamos tan silenciosamente como gatitos y escuchamos a Hubbard. Contaba historias con perfecto aplomo y en párrafos completos»

Pero el anfitrión estaba menos impresionado. «Hubbard acababa de regresar de las Aleutianas», dijo Williamson, «insinuando una acción desesperada a bordo de un destructor de la Armada, aventuras de las que no podía hablar mucho debido a la seguridad militar».

«Recuerdo sus ojos, los ojos cautelosos, de color azul claro que de alguna manera asocio con los pistoleros del viejo oeste, mirándome bruscamente mientras hablaba como para ver cuánto creía. No mucho.»

Ni si quiera en ese grupo tuvo éxito Hubbard: al grupo de Heinlein nunca se le ocurrió ninguna idea sobre cómo evitar las pérdidas de la Marina de los EE. UU. por parte de los pilotos de Kamikaze, pero no importó mucho porque la guerra estaba llegando a su fin y Japón se estaba quedando sin aviones y pilotos para volarlos. El último gran ataque de Kamikaze se lanzó en enero de 1945 contra la flota estadounidense que participaba en la invasión de Luzón (incluido el antiguo barco en el que Hubbard había estado, el USS Algol). Ese mismo mes, Ron fue transferido al Área de Escenario de Asuntos Civiles Navales en Monterey (California) para recibir capacitación adicional, después de haber terminado a mitad de camino entre los 300 estudiantes en su curso en la escuela del Gobierno Militar.

Durante tres meses después de la guerra nuestro querido protagonista ya se había vuelto asiduo a ir al médico para quejarse de cualquier cosa Pese a que los médicos no encontraban qué le pasaba exactamente, fue admitido en el Hospital Naval de Oak Knoll en Oakland. Allí quejándose de todo tipo de dolores («dolores de cabeza, reumatismo, conjuntivitis, dolores en el costado, dolores de estómago, dolores en su hombro, artritis, hemorroides»), fue examinado minuciosamente casi a diario hasta que finalmente se le diagnosticó una posible úlcera.

El 2 de septiembre de 1945 (después del lanzamiento de la bomba en Hiroshima y Nagasaki) los japoneses firmaron la rendición en el alcázar del USS Missouri, anclado en la bahía de Tokio. Tres días después, Hubbard fue readmitido en el Hospital Naval Oak Knoll, en Oakland, no como resultado de «heroicas heridas de guerra» sino para ser tratado por «angustia epigástrica». Fue en esta situación bastante poco gloriosa, mientras sufría de una supuesta úlcera duodenal, que la guerra terminó para el teniente L. Ron Hubbard, Reserva de la Marina de los Estados Unidos. Él, por supuesto, lo vio algo de un modo un tanto diferente:

 «Cegado con nervios ópticos lesionados y cojo con lesiones en la cadera y la espalda, al final de la Segunda Guerra Mundial me enfrenté a un futuro casi inexistente. . . Fui abandonado por familiares y amigos como un lisiado supuestamente desesperado y una carga probable sobre ellos por el resto de mis días. . . Me acostumbré a que me dijeran que todo era imposible, que no había manera ni esperanza. Sin embargo, vine a ver y caminar de nuevo. . . »

Fuente: Hubbard, My Philosophy, 1965 and passim

Entre las mentiras de Hubbard está la que incluso él mismo confesó más tarde: declaró que se hizo pasar por un médico en Oak Knoll para poder pasar sus días leyendo psicología y textos psiquiátricos en la biblioteca médica. La Iglesia de la Cienciología, para colmo de la ironía, ha conmemorado y celebrado la simulación y suplantación que hizo Hubbard como médico en un vídeo de la Iglesia. El vídeo fue publicado por Tony Ortega en el Underground Bunker.

Justo cuando acabó la guerra ¡magia! los problemas médicos de Hubbard disminuyeron hasta tal punto que dejó el Hospital Naval Oak Knoll. No sin antes de asegurarse, por supuesto, una pensión por su úlcera: en septiembre fue declarado «no apto para el servicio» debido a esa úlcera. Llegó noviembre y entonces sus dolencias fueron descritas como «mínimas»; el 5 de diciembre de 1945, el teniente Hubbard fue «reclutado» por la Marina de los EE. UU. y al día siguiente solicitó una pensión debido a un esguince de rodilla izquierda, conjuntivitis, una úlcera duodenal crónica, artritis en la cadera y el hombro derechos, malaria recurrente y dolor esporádico no diagnosticado en el lado izquierdo y la espalda (Reclamación LR Hubbard 7017422, Archivos de la Administración de Veteranos).

Además de todo esto, en el historial de Hubbard se encuentran toda una serie de irregularidades. Pueden ver en resumen detallado con todo tipo de documentación sobre la vida «militar» de este estafador en este enlace.

Dinero para el chalado

En octubre de 1945, la Junta Naval encontró que Hubbard estaba «considerado físicamente cualificado para realizar tareas en tierra, preferiblemente dentro de los Estados Unidos continentales» (Jon Atack, en la pag. 84). ​ Fue dado de alta del hospital el 4 de diciembre de 1945 y transferido al servicio inactivo el 17 de febrero de 1946.

El 15 de octubre de 1947 escribió a la Administración de Veteranos (Veterans Administration) solicitando ayuda psiquiátrica para superar su enfermedad mental:

Después de intentar y fallar dos años para recobrar mi equilibrio en la vida civil, soy completamente incapaz de abordar algo como mi propia competencia. Mi último médico me informó que podría ser muy útil si me examinaran y quizás me trataran psiquiátricamente o incluso con un psicoanalista. Hacia el final de mi servicio evité por orgullo cualquier examen mental, esperando que el tiempo equilibrara una mente que tenía muchas razones para suponer que estaba seriamente afectada. No puedo explicarme ni levantarme durante largos períodos de mal humor e inclinaciones suicidas, y recientemente me he dado cuenta de que primero debo triunfar por encima de esto antes de poder esperar rehabilitarme. […] No puedo, yo mismo, pagar ese tratamiento. ¿Podrían ayudarme por favor?
Aquí tienen la transcripción de la carta:
 ADJ. VIA FILES

RE: Lafayette Ronald HUBBARD,
    C-7017422
    Lt. USNR 113392

 
                                 Box 297,
                                 North Hollywood, Calif.
                                 October 15, 1947

Medical
VETERANS ADMINISTRATION
Los Angeles, 25, Calif.

Gentlemen;

	This is a request for treatment.

	My residence is north of North Hollywood, 
but I attend school at Geller Theater Workshop, 
Fairfax and Wilshire, Los Angeles.   It would be 
appreciated if any out-physician selected would 
be located near my school as I have a vacant 
hour and a half from 1 to 2:30 four days each 
week at school.  I work at night six days per week.

	I was placed on certain medication back 
east and have continued it at my own expense.

	After trying and failing for two years 
to regain my equilibrium in civil life, I am 
utterly unable to approach anything like my 
own competence.  My last physician informed me 
that it might be very helpful if I were to be 
examined and perhaps treated psychiatrically 
or even by a psycho-analyst.  Toward the end 
of my service I avoided out of pride any mental 
examinations, hoping that time would balance 
a mind which I had every reason to suppose was 
seriously affected.  I cannot account for nor 
rise above long periods of moroseness and suicidal 
inclinations, and have newly come to realize that 
I must first triumph above this before I can hope 
to rehabilitate myself at all.

	I cannot leave school or what little work 
I am doing for hospitalization due to many 
obligations, but I feel I might be treated outside, 
possibly with success.  I cannot, myself, 
afford such treatment.

	Would you please help me?

                                   Sincerely, 

                                             [signed]

                                             L. Ron Hubbard

Aquí tienen una copia de la carta:

Y por lo visto la necesitaba. En 1946 este se dedicaba a realizar rituales «mágicos» junto con su colega John Whiteside Parsons, un «científico» más conocido por sus creencias magufas que por sus aportaciones a la Ciencia. En enero de 1946, por ejemplo, Hubbard se dedicó a ayudar a Parsons a realizar el «VIII grado»* que otrgaba la secta de Crowley Ordo Templi Orientis (O.T.O) con un ritual llamado «Sobre los matrimonios secretos de dioses con hombres» o como «Masturbación mágica». Después de un largo preámbulo del ritual, encontramos lo siguiente, bajo el
título «De los grandes matrimonios»:

«En cada ocasión antes de dormir, deje que el Adepto represente a su diosa delante de él, cortejándola ardientemente en imaginación y exaltándose con toda intensidad hacia ella.

Por lo tanto, con o sin un asistente, déjelo purgarse libre y completamente, al final de la restricción entrenado y ordenado hasta el agotamiento la ofrenda se conserve en su templo consagrado o en un talismán especialmente preparado para esta práctica. Y no dejes que el deseo de ningún otro entre en el corazón. ¡Entonces será al final que la Gran Diosa descenderá y vestirá Su belleza con velos de carne, rindiendo su casta fortaleza del Olimpo a ese asalto de ti, Oh Titán, Hijo de la Tierra!».

El ritual tuvo lugar durante doce noches consecutivas. A causa de un concierto de violín Prokofiev, Parsons realizó una serie de once invocaciones, incluida la «Conjuración del aire», la «Consagración de la Daga de aire». «y la» Invocación de Varita con base material en talismán». John Symonds, en su libro La gran bestia, explica que» varita mágica «es un crowleyismo para «pene». Vamos, que lo que Hubbard estaba haciendo era ayudar a Parsons con un ritual mientras este se masturbaba.

Nota*: Hubbar se basó en este tipo de escala jerárquica para su propia secta (la cienciología).

El «gran terapeuta»

Según Arthur J. Cox, un colaborador de la revista Asombrosa ciencia ficción (Astounding Science Fiction) de John W. Campbell, Hubbard contó en 1948 en una convención de aficionados a la ciencia ficción que la inspiración para Excalibur fue básicamente y para no andarnos con eufemismos una alucinación: durante una «operación» en la cual él «murió» durante ocho minutos.​ Gerry Armstrong, archivista de Hubbard, explica que esta «operación» fue simplemente una extracción dental realizada con óxido nitroso, un químico conocido por provocar efectos alucinógenos:

Hubbard se dio cuenta de que, mientras estaba muerto, había recibido una tremenda inspiración, un gran Mensaje que debía transmitir a los demás. Se sentó en su máquina de escribir durante seis días y noches y no salió nada. Entonces, Excalibur surgió.

El afirmar que han tenido «revelaciones» especiales  en momentos de trance (básicamente, si no son falsas son directamente Estados Alterados de la Consciencia) para luego considerarlos como sucesos reales, ya sea por lo que sea (los enteógenos, por ejemplo, los provocan), por supuesto, es una de las características en común que tienen todos los estafadores religiosos. Lo curioso es que estas historias suceden siempre a posteriori: se cuentan siempre cuando ya se ha fundado la religión, justo después de tener la idea de fundar una secta. Y siempre, por supuesto, parten del testimonio anecdótico, de la experiencia más subjetiva y por tanto más endeble: en una introducción publicada en 1991 Hubbard escribió sobre su experiencia cercana a la muerte diciendo que bajo la influencia del gas «mi corazón debe haber dejado de latir». Ni si quiera estaba seguro de haber fallecido en la situación más patética y estando drogado. No, nada de eso le impidió afirmar que 50 años atrás sí había estado «muerto» y que su experiencia se debía simplemente a un delirio provocado por una droga.

En 1948, tras trasladarse con su segunda esposa a Savahnna (Georgia) donde, según afirmó, había ido para trabajar como ayudante «voluntario» de un tal «Dr. Center» a este le dió por la psicología froidiana y en 1949 escribió que estaba trabajando en un «libro de psicología» sobre «la causa y la cura de la tensión nerviosa» y que iba a titular a dicho libro como La espada oscuraExcalibur o Ciencia de la mente. Trabajar supuestamente como «voluntario» para un psicólogo y haber leído un poco a Freud en una biblioteca para escabullirse de su servicio militar (en este caso cuando Hubbard acudía a la del Hospital Naval de Oak Knoll) ya le capacitó, por lo visto, para ejercer de psicólogo.

¿Y de qué se sirvió Hubbard, aparte de la psicología barata, para escribir Excalibur? Pues según cuenta él mismo: de las ideas de un amigo suyo, Robert Heinlein, quien le había comentado que estaba escribiendo una obra de ciencia ficción llamada Coventry (1940):

Bien, tú no especificaste en tu libro qué rehabilitación tenía lugar de hecho en la sociedad para hacer superhombres. Lo pensé el otro día. El sistema es Excalibur. Este hace a los de nul A.
Excalibur fracasó. Pero las ideas fantasiosas de esta novela, inspirada en las alucinaciones que tuvo en una clínica dental, las pudo aprovechar para escribir otras novelas. Así nació su libro Tierra desconocida: la mente (Terra Incognita: The Mind) publicado en Explorer Club JournalAstounding Science Fiction (la revista de su colega magufo: John W. Campbell). Porque ya todos sabemos que como se demuestra «científicamente» algo no es realizando estudios y publicándolos en Journals para ser revisados por pares sino escribiendo y publicando libros en revistas de ciencia ficción ¿cierto?
¿Y cómo poner a prueba tus deducciones como «psicólogo» amateur? ¿Realizando ensayos clínicos como lo hace cualquier investigador científico? No, no. Mejor aún: usando como conejillos de indias a los pocos aficionados a tus novelas pulp a los que has conseguido convencer para que se presten a tus delirios.
En abril de 1949, como era de esperar, su obra no conseguía aprobación alguna de ninguna asociación de psiquiatría o editorial especializada en psicología. ¿Qué hizo Hubbard? Pues ponerse en contacto con un editor suyo con tendencia a creer en cosas magufas: el ya mencionado Campbell. Por lo visto necesitaban ayuda para difundir su pseudoterapias y en julio de 1949 Campbell embaucó a un compañero suyo, el Dr. Joseph Winter, diciéndole que Hubbard y él habían curado todo tipo de enfermedades «Con la cooperación de algunas instituciones, algunos psiquiatras«, para que entre todos ellos desarrollaran como terapia las idas de olla de Hubbard a la que llamaron Dianética. Winter, convencido de esto, envió un documento sobre dianética a la Publicación de la Asociación Médica Estadounidense (Journal of the American Medical Association) y a la Publicación estadounidense de psiquiatría (American Journal of Psychiatry) pero ambas lo rechazaron por carecer de principio científico alguno.

¿Qué hacer cuando tu pseudoterapia es un truño que no acepta ninguna institución científica? Pues crear tu propia institución. Así, en abril de 1950, aprovechando el lanzamiento de su pseudoterapia estos, junto con su mujer (Sara Northrup) crearon la Fundación de Investigación Dianética de Hubbard.

¿Y qué hacer cuando tu pseudoterapia es un truño que no se puede publicar en ninguna journal científica? Pues, publicarlo en la editorial de tu socio y colega: en mayo de 1950 este publicó sobre su pseudoterapia Dianética en Asombrosa ciencia ficción (Astounding Science Fiction).

El idilio con el Dr. Winter acabó pronto y este, en octubre de 1950, dejó la Fundación. Al año siguiente de dejarla, además, publicaría lo que se considera como la primera obra crítica contra la Dianética, alegando que esta no sólo carecía de base científica (algo que ya se sabía) sino que, además, podía causar daño a los pacientes: Un informe del médico sobre Dianética: Teoría y Terapia (A Doctor’s Report on Dianetics).

Si algo le interesa a la gente, y esto lo sabían Hubbard y sus asociados, es la salud. Una máxima que, además, se repite entre todos los vendehumos es que sus «terapias» pueden curar todo tipo de enfermedades. Entre las declaraciones que hicieron para promocionar su obra, Campbell, publicó desde su editorial durante meses sobre la Dianética. Entre las declaraciones estaba que:
 «Su poder es casi increíble; prueba que la mente no solo puede sino que rige al cuerpo por completo; siguiendo las leyes básicas claramente definidas establecidas, enfermedades físicas como las úlceras, el asma y la artritis se pueden curar, así como otras enfermedades psicosomáticas»
El propio Hubbard dijo ese año que su Dianética era «la fuente oculta de todas las enfermedades psicosomáticas y aberraciones humanas«.

Religión de chalados y guerra de patentes

A Hubbard ya le había llamado la idea de fundar una religión. Poco después de divorciarse de Sara Northrup, Hubbard convirtió su idea de Dianética en una. En una carta a su secretaria, Helen O’Brien, Hubbard sugirió que, si tomaban el «ángulo de la religión» podrían ganar «dinero real». Se cuenta además que en una conferencia de aficionados a novelas de ciencia ficción este ya había citado a Orwell diciendo que «Uno no consigue hacerse rico escribiendo ciencia ficción. Si quieres hacerte rico tienes que fundar una religión”. Así, Hiubbard consiguió lo que no había conseguido durante toda su vida: convirtiendo en religión la ficción que escribía pasó de los apenas 10.000 dólares que ganó durante toda su etapa como escritor a ganar ahora millones.
En diciembre de 1958 funda la cienciología, pero este es sólo un mero trámite: las chaladuras que afirmaba ya venían de antes y se mantendrían incuso después. Entre ellas, por ejemplo, que las plantas tienen las mismas sensaciones y emociones que los seres humanos. Para comprobar esto, a Hubbard, el «ingeniero», no se le ocurrió otra cosa que usar el electrómetro o «electropsicómetro» (en un principio «psicogalvanómetro» y luego llamado por algunos cienciologos como electropsicómetro Mathison) de otro escritor fracasado igual de magufo que él (en este caso un quiropráctico) y aficionado a psicoanálisis al que había escuchado, que partiendo de un ohmetro (un aparato para medir la resistencia electrica de un objeto) empezó a realizar toda una serie de afirmaciones absurdas como que este servía para realizar mediciones durante el psicoanálisis.

Aunque algunos cienciólogos creen que su amado líder y «mesías» inventó el E-meter, y Atack afirma en su libro que este fue inventado en 1940, el propio inventor de este aparato, Volney G. Mathison, afirmó en su libro que se le ocurrió el construirlo en 1950 mientras escuchaba una conferencia de nuestro protagonista. Protagonista que para comprobar su «teoría» (hipótesis, en realidad, que jamás demostró) sobre las emociones y las plantas incluso experimentó con frutas y hortalizas.

Vean a un idiota usando un aparato que sirve para medir la resistencia eléctrica como si sirviera para comprobar que las plantas, en este caso un tomate, sienten dolor. Sussex, Inglaterra. 1959.

Al idiota de turno, prólijo y prolífico a alucinar e inventarse historias, no se le ocurrió otra cosa que cambiar el propósito de ese aparato interpretando los datos al tuntún para luego ir alegando que estos daban los resultados que él quería. Tan al tuntún que este aparato fue usando más tarde por él en su iglesia para lo que ellos llamaron «Auditar». A Hubbard le interesaba tanto este aparato que empezó a usarlo en un Curso de Doctorado de Filadelfia de 1952. Según el cienciólogo Bent Georg Corydon su querido mesías suspendió su uso en 1954. Pero por lo visto fue una estrategia puers en mayo de 1955 Hubbard escribió:

Y aquí vienen los E-Meters a la imagen. El HASI está, en este momento, construyendo un E-Meter nuevo y mejor que nunca antes, bajo el nombre registrado de Physio-galvanometer, u O-Meter. Tiene muy poco en común con el viejo tipo E-Meter. Sin embargo, se puede utilizar un medidor E tipo antiguo.

Se habían cambiado los tubos de vacío por transistores y listo: nuevo aparato listo para usarse a partir de entonces. El «nuevo» aparato se intentó patentar el 11 de enero de 1961 como «Dispositivo de medición o indicación de resistencia» pero la solicitud fue denegada. Finalmente fue patentado por Hubbard el 6 de diciembre de 1966 bajo el título «Dispositivo para medir y Indicando cambios en la resistencia de un cuerpo vivo» y lleva siendo usado y vendido desde entonces por aproximadamente 300 $ la unidad. Eso sí, venden un ohmetro, tal cual, pero con un diseño más cool. También, no nos olvidemos, con el añadido, afirmado por esa secta, de que este sirve para realizar otro tipo de mediciones.

Los «grandes iluminados»

Entre las chaladuras que se pueden añadir a su religión se encontraba, cómo no, el que en ella sus practicantes alcanzarían poco menos que una especie de «iluminación» que este llamó «Clear«. ¿Pudieron demostrar esto? Bueno, lo intentaron…

El 10 de agosto de 1950 Hubbard presentó a una joven llamada Sonya Bianca (seudónimo) a una gran audiencia como «la primera Clear del mundo» en el Auditorio Shrine de Los Ángeles. Bianca, para variar la racha de «éxitos» de Hubbard, demostró ser incapaz de responder preguntas de la audiencia probando su memoria y sus habilidades analíticas, incluida la cuestión del color de la corbata de Hubbard.

En esa racha de «éxitos» también podemos incluir a su «Fundación»: a finales de los 50 la Fundación de Investigación de Dianética Hubbard en Elizabeth (Nueva Jersey, EE.UU) estaba en crisis financiera y la Fundación de Los Ángeles tenía una deuda de más de 200.000 dólares.  En Winter y Art Ceppos, la editorial del libro de Hubbard, se vieron obligados a renunciar. Incluso también su socio y colega Campbell. Este último además criticando a Hubbard por ser imposible trabajar con él y culpándolo por la desorganización y la ruina financiera de las Fundaciones. Para el verano de 1951 la Fundación en Elizabeth (Nueva Jersey. EE.UU.) y todas sus sucursales ya habían cerrado. 

El resto de ratas no tardaron de saltar del barco mientras se hundía y en febrero de 1952, después de enterarse de que la Fundación Hubbard Dianetic de Wichita (Kansas, EE.UU) sería responsable de las deudas de la desaparecida Fundación Hubbard Dianetic Research de Elizabeth, la junta directiva, dirigida por Don Purcell, votó para declararse en bancarrota voluntaria pese a las objeciones de Hubbard. Fue entonces cuando Hubbard formó el Hubbard College, también en Wichita, para así mantener una disputa por el control de los derechos de autor de los materiales de Dianética.

Los años 50 no habían empezado bien para Hubbard: se cerraba su fundación por bancarrota y su situación familiar no habían salido como esperaba. Incluso un partidario de su pseudoterapia religiosa, el doctor Joseph Winter (reclutado por Campbell en julio de 1949), había afirmado en Time Magazine (3 de septiembre de 1951) de Dianética que era «peligrosa para los laicos intentar auditarse mutuamente».

El «gran esposo»

¿Desafortunado en lo demás (lo siento, pero no pienso llamar «trabajo» a  su estafa), afortunado en el amor? Pues… depende de cómo se mire. Pero para explicar esto debemos remontarnos un poquito atrás en el tiempo. Antes de que fundara su secta.

En las enseñanzas oficiales de la cienciología se afirma que en ella se «considera a la familia como el componente básico de cualquier sociedad y el matrimonio como un componente esencial de una vida familiar estable«. Sin embargo, como en todo lo demás, esto no iba a ir por otros camino muy distinto en cuando a hipocresía y cinismo dentro de dicha secta cuando se observa lo que predica con lo que hacía su líder y fundador.

De las mujeres con las que se casó: «Polly», su primera esposa, había acabado en divorcio (en 1947)  y de la segunda, Sara Elizabeth Bruce Northrup Hollister, una también magufa que era miembro de la secta de Crowley (O.T.O.), mejor resumamos usando una breve cronología:

Todo se le complicaba a nuestro protagonista a comienzos de los años 50 pero como buen vendehumos que había sido durante toda su vida, con tanta fantasía y mentira, la realidad empezaba a difuminársele cada vez más con la ficción. Tanto su relaciones públicas, Barbara Klowden, con la que estaba teniendo una aventura, como su entonces esposa, Northrump, empezaron a notar que algo en el coco de Hubbard no andaba bien: este se había vuelto más paranoico e irracional de lo normal y ya empezaba a ver conspiraciones contra él por todas partes. Northrup sabía de sus líos amorosos con Klowden, a la cual acabó incluso amenazó en una ocasión: según Klowden, la mujer de Hubbard «era muy hostil» hacia ella: «Estábamos hablando de armas de fuego y ella me dijo que yo era el tipo a utilizar un especial sábado noche«. ¿Pero qué es lo que se podía si no esperar en una relación entre chalados?

Para solucionar los problemas a Hubbard no se le ocurrió mejor idea que hacer una cena doble en pareja. Así, Hubbard invitó a su amante, Klowden y a un instructor desde la fundación de 22 años llamado Miles Hollister, que supuestamente haría de acompañante de Klowden. ¿Resultado? Northrup empezó a tontear con Hollister para enfado de un hipócrita Hubbard, que a partir de ahí empezaría un comportamiento violento hacia ella. Como cuando, por ejemplo, la pateó en el vientre durante su embazaro para provocarle un aborto y así fastidiarla. Entre amenazas de divorcio y con un Hubbard paranóico realizando presión psicológica sobre ella, diciéndola que si se divorciaba de él quedaría manchada con el estigma por haberlo hecho, Northrup intentaría suicidarse consumiendo pastillas para dormir en noviembre de 1950. Por supuesto, Hubbard, el hipócrita, no se autoinculpó: culpó de ese intento de suicidio a su amante, Klowden, diciéndola que se olvidara de él y de la Fundación, para luego volverse a liar con ella.

El 8 de marzo de 1950 nació la segunda hija de Hubbbard, Alexis, y a este se le ocurrió otra «gran» idea para intentar arreglar su desastroso matrimonio: irse en enero del año siguiente a una una casa que había alquilado en Palm Springs (California, EE.UU.) con ambas. El «demonio» del comunismo estaba de moda en Estados Unidos y a este no se le ocurrió otra cosa que culpar a los «comunistas» del fracaso de su matrimonio y de su Fundación.

Como la cosa seguía sin funcionar a nuestro querido Hubbard, de nuevo, se le ocurrió otra «gran» idea: intentar lavar el cerebro de su mujer con la ayuda de Richard de Mille y otro dianetista llamado Dave Williams. Y es que a nuestro magufo, fundador de ese esperpento religioso que mezcla ciencia ficción con pseudopsicología barata, además de en la reencarnación creía en el lavado de cerebro:

«Hay otra forma de hipnotismo que se encuentra entre la operación quirúrgica y el hipnotismo directo sin…el dolor físico. Es un arma de guerra viciosa y puede ser de considerablemente más útil en la conquista de una sociedad que la bomba atómica. No es una exageración. Requiere dianética para descubrir la hipnosis de los medicamentos para el dolor. Por lo demás, la pain-drug hypnosis no estaba a la vista, era insospechada, y desconocida»

Fuente: Hubbard, Science of Survival, 1951; la pain-drug hypnosis, según Hubard, era practicada por los siéticos.

Así es cómo lo contó uno de los trabajadores de Hubbard lo que le hizo a su todavía esposa:

Más temprano (antes del divorcio) hizo este estúpido intento de conseguir lavar el cerebro a Northrup… Siguió sentada en una silla, negándole el sueño, tratando de utilizar los principios de Dianética Negra sobre ella, repitiendo una y otra vez todo lo que quería que hiciera. Cosas como: «Sea su esposa, tenga una familia que se vea bien, no tenga un divorcio.» O lo que sea. Tenía a Dick de Mille recitando este tipo de cosas día y la noche con ella.

De hecho  podríamos incluir esto entre sus «éxitos»: más tarde (en 1955) Hubbard publicaría incluso un manual al respecto llamado Brain-washing. Northrup acudió a un psiquiatra para consultarle qué hacer con el cada vez más violento y loco de su marido. Finalmente dio esta vez un ultimátum a Hubbard: o iba a terapia o se llevaba a su hija Alexis. A nuestro protagonista, cabreado, se le ocurrió otra de sus «geniales» ideas: secuestrar a Northrup y a su hija Alexis.

Después de que sus Fundaciones entraran en bancarrota, durante la noche del 24 de febrero de 1951, Northrup se encontraba en el cine y había dejado a su hija Alexis en casa con John Sanborne para que este la cuidara mientras tanto. Hubbard se presentó allí reclamando a su hija hasta que finalmente se la llevó. Horas más tarde, junto con dos miembros, fue a su Fundación Dianética y llamó a Northrup, que ya había vuelto del cine, diciéndole: «Tenemos Alexis y nunca la verá con vida a menos que venga con nosotros.» Esta fue llevada hasta San Bernardino (California, EE.UU). En una maniobra absurda y del todo irónica, Hubbard, intentó sin éxito encontrar un médico privado para examinar a Sara y declararla como loca. Sí, el mismo de las plantas, los extraterrestres y las alucinaciones con nitroso. Al conjunto de mentiras de este tipo podríamos incluso añadir que prometió que iba a decirle a Nortrup dónde estaba Alexis si firmaba un trozo de papel diciendo que había ido con él voluntariamente. Northrup accedió pero Hubbard no cumplió con el acuerdo y voló a Chicago, donde había encontrado a un psicólogo que le haría un informe favorable sobre el estado mental de su esposa para refutar sus acusaciones. Cuando este intento fracasó, en lugar de decirle a Northrup donde estaba su hija Alexis, la llamó y le dijo que «había cortado» a su hija «en pequeños pedazos dejándolos caer en un río: había visto pequeños brazos y piernas flotando en el río y que era mi culpa, que lo había hecho porque le había dejado«. Al final tuvo que soltar a su mujer en el aropuerto de Yuma (Arizona, EE.UU).

Como la cosa no funcionó ¡sorpresa! al líder de la secta de la cienciología no se le ocurrió otra cosa que inventarse otra de sus historias, involucrando con ello incluso al FBI. Aprovechando que se había iniciado una caza de brujas hacia el comunismo, el 3 de marzo de 1951 Hubbard escribió al FBI denunciando que Sara y Miles eran unos infiltrados comunistas. 

 

Cuando la carta llegó al FBI un agente anotó su correspondencia con el comentario «Parece mental» en referencia al propio Hubbard.

Hubbard dejó irse a Sara pero se llevó a su hija Alexis a La Habana (Cuba), desde donde le mandó una carta empleando la misma táctica que ya había empleado para librarse de todo lo demás: afirmando que estaba «en el hospital militar cubano» padeciendo todo tipo de enfermedades:

«mi cuerpo no se levantó. Mi lado derecho está paralizado… Espero que mi corazón dure»

En realidad Hubbard había pedido sin éxito asistencia al agregado militar de Estados Unidos en La Habana. El agregado no actuó sobre la solicitud: al pedir al FBI para obtener información de antecedentes, se le dijo que Hubbard había sido entrevistado, pero la «entrevista que le realizó el agente consideró a Hubbard como [un] caso mental«.

Un Hubbard desesperado y más conspiranóico había escrito de nuevo al FBI para intentar hacer quedar a su mujer como una loca y al novio de esta como un «criminal» (en la época y para el gobierno ser comunista equivalía a eso).  Según un memorando del FBI del 7 de marzo de 1951, Hubbard alegó que uno de los comunistas había sido «decisivo para llevar a la esposa de Hubbard, Sara Elizabeth Northrup, al punto de la locura«.

La locura de ella, para Hubbard, aparentemente significaba intentar dejarlo y divorciarse de él. Este también había prometido al FBI los nombres y firmas de los miembros de su Fundación e incluso que les exigiría que firmaran un documento de lealtad al Gobierno. No le importaba vender a quien fuera o prometer cosas absurdas con tal de incriminar al nuevo novio de Northrup y desacreditarla a ella. Al FBI le había incluso prometido cederles su pseudoterapia alegando que esta era efectiva para acabar con el comunismo:

«Dianética se puede utilizar para combatir el comunismo»

E incluso, como se puede ver en el memorando, enviando notas anónimas alegando que el comunismo  era una «enfermedad» que Dianética podía curar.

El 12 de abril de 1951 la historia de Sara fue publicada por la prensa y el 19 de abril Hubbard volvió a mentir, pero esta vez a su amante (Lowden): le pidió matrimonió diciéndole que ya no estaba casado con Northrup.

El 23 de abril Sara Northrup finalmente presenta una demanda de divorcio en la que lo acusa de casarse con ella mientras mantenía relaciones bigámicas y por someterla a privación de sueño, palizas, estrangulamiento, secuestro y exhortaciones al suicidio. El caso condujo a titulares de periódicos como «Ron Hubbard Insane, Says His Wife» (pueden ver, además del enlace, un resumen en este artículo):

 «asesores médicos competentes» examinaron a su esposo de 40 años y concluyeron que estaba «irremediablemente loco» y que debía ser ingresado en un sanatorio privado para «observación psiquiátrica».

Sus afirmaciones de «tortura sistemática» presuntamente sufrida a manos de Hubbard atrajeron la atención generalizada de los medios, que no tardaron en publicar artículos y en buscar a Northrup para realizarle entrevistas sobre el caso (pueden ver ejemplos en las capturas o aquí)

¿Y ante esto qué se le ocurre al «profeta» de la cienciología? Pues, de nuevo, inventarse más mentiras: el 14 de mayo Hubbard le escribe de nuevo al FBI: esta vez Sara no era una «comunista» y «drogadicta», como les había dicho anteriormente. La nueva mentira ahora es que Northrup lo que había hecho había sido intentar matarlo por Holister, quién según él era  «miembro de los Jóvenes Comunistas», que querían hacerse con su obra «Dianética»:

«Fui noqueado, me metieron una aguja en el corazón para darle un chorro de aire para producir» trombosis coronaria «y me dieron una descarga eléctrica con un Corriente de 110 voltios».

Fuente: La propia carta, del 14 de mayo de 1951.

Los médicos ya le habían aconsejado de que Hubbard no tenía remedio:

«concluyeron que Hubbard estaba desesperadamente loco… que no había esperanza para Hubbard, ni ninguna razón para que ella aguantara más… asesores médicos competentes recomendaron que Hubbard se comprometiera con internarse en un sanatorio privado para observación psiquiátrica y tratamiento de una enfermedad mental conocida como esquizofrenia paranoide.»

Fuente: Russell Miller, (1987) Bare-faced Messiah, The True Story of L. Ron Hubbard. pag 184

Ese mismo mes Northrup presentó otra denuncia contra Hubbard por irse a Cuba para huir de la firma de los papeles de divorcio. Este estaba ocultándose, tal y como lo denunció el abogado de Northrup, en Wichita (Arkansas, EE.UU). Allí lo encontró y en junio ​​de 1951 Sara finalmente se aseguró el regreso de su hija: llegó a un acuerdo con Hubbard en el que él se comprometía a devolverle a su hija si ella firmaba una carta retractándose de sus declaraciones anteriores.

Como no podía parar de mentir e inventarse más y más mentiras, cuando ella lo encontró en Wichita él le dijo que estaba «en un estado de locura total» debido a que Hollister y su «célula comunista» le habían hipnotizado. Northrup tuvo que seguirle el juego hasta el final: le dijo a Hubbard que tenía razón y que la única forma en la cual podría liberarse de su poder era mediante el divorcio. Este mostró su verdadera cara cuando le respondió:

«Sabes, soy una figura pública y no eres nadie, así que si tienes que pasar por el divorcio, te acusaré de deserción para que no se vea tan mal en mi registro público». 

Ella acordó firmar una declaración, escrita por el propio Hubbard, en la que se retractaba de las acusaciones que había hecho contra él. En ella se puede ver que el principal interés que él tenía era Dianética y mantener su reputación a toda costa.

Aquí tienen la declaración:

Yo, Sara Northrup Hubbard, declaro que las cosas que he dicho sobre L.Ronald Hubbard en los tribunales y las impresiones públicas han sido extremadamente exageradas o completamente falsas.

En ningún momento he creído otra cosa que no fuera que L. Ron Hubbard es un hombre excelente y brillante.

Hago esta declaración por mi propia voluntad porque he comenzado a darme cuenta de que lo que he hecho puede haber dañado la ciencia de Dianética, que en mi opinión estudiada puede ser la única esperanza de cordura en las generaciones futuras.

Estaba bajo un estrés enorme y mis asesores insistieron en que era necesario que llevara a cabo una acción como lo he hecho.

No hay otra razón para esta declaración que mi propio deseo de hacer expiación por el daño que podría haber hecho. En el futuro deseo llevar una existencia tranquila y ordenada con mi pequeña niña lejos de las influencias que han arruinado mi matrimonio.

Sara Northrup Hubbard.

De hecho incluso cuando quedó con él para que le devolviera a su hija, esta tuvo que continuar siguiéndole el juego mientras conducían hacia el aeropuerto de Wichita debido a que él aún seguía mostrando dudas sobre si debía o no dejarlas marchar. Northrup declaró décadas más tarde que había firmado la declaración porque «al hacerlo, él nos dejaría a mí y a Alexis solas. Fue horrible. ¡Solo quería librarme de él!».

Para no perder la costumbre, años más tarde Hubbard mentiría sobre sus relaciones negando haber estado casado con Northrup e incluso negando el haber tenido una hija, cuando esta ya más mayor intentó ponerse en contacto con él.

Pero no os preocupéis de nuestro querido Hubbard: su obsesión con Sara Northrup acabó pronto cuando fue reemplazada por más odio y por otra mujer mucho más joven. Tan pronto como cuando en Wichita conoció a una estudiante a la que sacaba 20 años de diferencia llamada Mary Sue Whipp, cuando esta fue a realizar un curso de Dianética en la Fundación Dianética Hubbard (Hubbard Dianetic Foundation), donde obtuvo un certificado y en la cual acabó uniéndose como miembro. Poco tardó esta en quedarse embarazada de él al año siguiente, en febrero de 1952, para finalmente casarse al mes siguiente. Después de su boda, justo al mes siguiente, las Oficinas de Dianética pasarían a otro lugar: Phoenx (Arixona, EE.UU).

Cuando el interés apretaba y se olía  el dinero los Hubbard se movían: así, a pesar de que ella estaba a punto de parir (a los 8 meses de embazaro: en septiembre de 1952) los Hubbard se fueron a Londres (Inglaterra) para resolver un conflicto con un nuevo grupo de Dianética que se había formado para así poder controlarlo. Tan a punto que el 24 de septiembre de 1952 Sue parió a su nueva hija: Diana Meredith de Wolfe Hubbard. No duraron mucho tampoco: se les acabó el dinero de la VISA y volvieron a EE.UU para hacerse una nueva. Fue entonces cuando regresaron (en diciembre) y se quedaron allí hasta finales de mayo de 1953. Después de esto se fueron de vacaciones a España y luego, en octubre de 1953 volvieron a EE.UU para dar una serie de conferencias en Camden (Nueva Jersey, EE.UU) y establecer la primera Iglesia de Ciencilogía. Después de esto volvieron a Phoenix y el 6 de enero de 1954  Mary Sue parió a su segundo hijo, Geoffrey Quentin McCaully Hubbard.

Alguno, viendo esto, podría pensar que a la pareja Sue/Hubbard les estaba yendo bien. Pues no. Un amigo de ambos,  Ray Kemp, describió cómo era su relación:

 «su relación parecía estar bien, pero nunca parecía haber mucho amor entre ellos. No era del tipo afectivo, era más eficiente que cariñosa. Solían tener feroces discusiones domésticas entre marido y mujer.»

La Fundación y todo el conglomerado de la «Cienciología», en 1954, pasó a llamarse como la Hubbard Association of Scientologists (HAS). Por lo visto Mary Sue habría sido parte importante en el cambio de nombre: lo que Hubbard llamaba como «ciencia de la Dianética», que ellos también llamaban como «ciencia de la certeza», había sido acortado como «Cienciología».

Después de esto, el 13 de febrero de 1955, Sue pariría de nuevo: esta vez a su tercer hijo que era además la segunda de sus hijas, Mary Suzette Rochelle Hubbard en Washington, DC  (EE.UU). Entonces se mudaron a Silver Spring, Maryland, crearían la Founding Church of Scientology y Sue pasaría a ser la Supervisora de la Academia.

Por supuesto, la época de macarthiana había sentado un precedente de histeria colectiva contra un malvado comunismo y para un conspiranóico como Hubbard su lucha contra ese malvado comunismo no había acabado, así que (pese a la indiferencia del FBI, ya acostumbrados a sus mentiras) este seguiría escribiéndoles cartas: el 11 de julio de 1955, por ejemplo, nuestro «héroe» y «patriota» les escribiría una carta para informar sobre «actividades comunistas» y «sobre el ataque contra Hubbard Assn of Scientologists de Phoenix, Arizona«. En realidad había empezado una lucha entre el Gobierno (a través del IRS: el Servicio de Impuestos Internos​) y su «Ciencilogía». Esta intentaba por todos los medios huir de pagar impuestos.

En septiembre de 1955, durante su vuelta a Londres (Inglaterra) Hubbard por fin se haría con el control de los nuevos grupos de Dianética ya mencionados. Ya tenía varias asociaciones, como HAS, así que con la incorporación de su nueva «delegación» HAS pasaría así a llamarse Hubbard Association of Scientologists International (HASI). Los Hubbard se quedaron en Londres varios años (hasta 1957). Después volvieron a EE.UU. para dar más conferencias en Washington y al año siguiente, el 6 de junio de 1958,  Sue pariría a su último hijo: Arthur Ronald Conway Hubbard.

El «gran padre»

Un pequeño repaso de sus mujeres y ahora de los hijos que tuvo nos desvela que entre sus «éxitos», el tipo que pretendía ayudar psicológicamente al resto con su pseudoterapia y ahora secta, no estaba el de criar hijos.

Del hijo que tuvo con su primera esposa, Margaret Grubb («Polly»), Lafayette Ronald Hubbard, Jr. (7 de mayo de 1934 – 16 de septiembre de 1991) se podría decir que, aunque este se implicó en la secta con su padre cuando este la estaba creando en sus inicios, la cosa no acabó bien: durante los años 50 este no sólo renegó de la cienciología sino de su padre hasta el punto de cambiarse de nombre a Ronald DeWolf (apellido que adoptó de su familia por parte de padre: aquí nuestro protagonista, resulta que venía de una «familia bien» estadounidense: sus ancestros, procedentes de Alemania, se habían hecho de las personas más ricas de EE.UU a través del «noble» negocio de la esclavitud). En 1980 escribió un libro (The Telling of Me, by Me) sobre su padre donde decía:

¿Qué demonios es Dianética y la Cienciología? Es una religion. Una religión del yo. Es la religión de un hombre. El laberinto de un hombre. Un viaje de L. Ronald Hubbard. Un viaje que le ofrece a todos los demás como ‘el viaje’, su viaje, tu viaje. Una historia de ciencia ficción que escribió y forzó a la realidad dentro de las cabezas de otros por voluntad de L. Ronald Hubbard. La fantasía auto-creada de un hombre llevada a la realidad mortal para otros por una simple palabra: acuerdo.

Hubbard Jr ya sabía que su padre estaba chalado asi que un año después, el  6 de noviembre de 1982, presentó una demanda por la herencia de su padre en la que alegaba que este estaba incapacitado mentalmente, se pasó años contando las chaladuras que creía su padre (como su relación con el ocultismo) y en 1983, en una entrevista, ya admitió lo que más tarde se comprobaría y que llevo exponiendo en este artículo desde el inicio:

«El 99% de lo que mi padre escribió o dijo sobre él mismo es totalmente falso».

Después de su primer libro y durante las entrevistas donde ponía a parir a su padre por mentiroso y chalado, escribió junto con Bent Corydon un libro llamado L. Ron Hubbard, Messiah or Madman?  (1987) al que luego demandó a la editorial para que se quitara su nombre del libro como coautor porque un año antes de su publicación, en 1986, había firmado un acuerdo financiero con la secta para no realizar más comentarios negativos sobre su padre: el «mesías» para dicha secta.

Con Polly tuvo también una hija,  Katherine May Hubbard (15 de enero de 1936 –  29 de mayo de 2010) de la que apenas hay información exceptuando por que no fue miembro de la secta. Seguramente, al ver cómo le había ido a su madre, su hermano y su segunda mujer con el chalado pelirrojo.

De Alexis Valerie Hubbard (8 de marzo de 1950), la hija de Northrup que secuestró en su día, renegaba.

Así que ¿qué sucedió con con los cuatro hijos que tuvo con la «perra» (según su mayordomo) y «fría» (según el resto de testimonios) de Sue? ¿Cómo les fue con ellos?

Diana Meredith de Wolfe Hubbard (24 de septiembre de 1952 – )

Como a la nena de 6 añitos le encantaba cantar y bailar, papá y mamá, a costa del dinero estafado, le pagaron su estancia en la Royal Academy de Londres para que aprendiera ballet y música. De hecho fue a través de los contactos de la secta que ella pudo producir incluso un disco (Lifetimes) con un sello independiente (Waterhouse Records 8) y promocionarlo en las cadenas de radio hasta llegar a la Billboard. No tardaría en darse cuenta que lo que realmente le daba más beneficios no era la música sino la secta mediante la cual papá le había costeado unos cursos de administración de empresas en una casa señorial del siglo XVIII (Saint Hill Manor) que Hubbard había comprado a un maharajá endeudado en 1959 durante su visita a un casino. A los 15 añitos estaba tan decidida a administrar la secta de papá que dejó esos cursos para vivir con su papaito en su yate hasta que un año después este la convirtió en Lieutenant commander de una rama de la secta aún si cabe más fanática: la Sea Org. Un grupo paramilitar de la cienciología que su hermano, Dewolf, había comparado incluso con las SS nazis. En 1969 pasó a ser portavoz de la secta, en los 80 como ejecutiva y en 2001 como una de los líderes del movimiento.

Nota a partir de los siguientes que voy a listar: como no pueden dejar de mentir, el portavoz de la cienciología Aron Mason afirmó que todos los hijos, exceptuando Dewolf, eran miembros de la cienciología. Veamos pues…

Geoffrey Quentin McCaully Hubbard (6 de enero de 1954 – 12 de noviembre de 1976)

Poco o nada bueno podría salir de esta familia, viviendo toda con un chalado como patriarca en el mar. Quentin se había criado con nuestro protagonista cuando este estaba formando Sea Org. Durante su infancia Hubbard le formó en su secta como «auditor» de clase XII (la más alta en la jerarquía que inventó su padre) pero a Quentin esto no le gustaba demasiado: una vez quería ser piloto de aviación (¿como papá?) y en otra ocasión «bailarina» (¿como su hermana?) pero su padre, tras la renuncia de Junior lo que quería era que este dirigiera la secta. Una secta creada por él en cuyas doctrinas se afirma que los homosexuales (Quentin parecía serlo) eran «pervertidos sexuales» y «bastante enfermos físicamente». La cosa no debió ir bien en casa pues este intentó suicidarse y su padre lo destinó a un programa dedicado a reforzar psicológicamente a los miembros descarrilados de Sea Org llamado Rehabilitation Project Force (RPF). Un programa donde se maltrata a los integrantes basándose en las metodologías que Hubbard había inventado basadas en estudios de la Tanned Balls University.

Cuando Sea Org se mudó con su barquito a Clearwater (Florida, EE.UU) Quentin empezó a ausentarse hasta que el 28 de octubre de 1976 la policía se lo encontró inconsciente e indocumentado en Las Vegas dentro de su coche y con una manguera que iba desde el tubo de escape hasta el habitáculo.

A las dos semanas de ese segundo intento de suicidio Quentin murió aún inconsciente en el hospital a los 22 años. Según su madre, por una encefalitis. La encefalitis que provoca, supongo, asfixiarse dentro de un vehículo con el motor en marcha y tragando humo o el consum0 de drogas y alcohol. En El Mesías descarado su autor cuenta cómo la secta se hizo con «la verdad» incluso en este asunto:

“’Cuando descubrieron que Quentin estaba aquí, me dijeron que me quedara con todos sus archivos médicos. Aparentemente había evidencia de que tuvo un encuentro homosexual poco antes de que lo encontraran y que no querían que nada de eso saliera. Había una chica ciencióloga trabajando en el hospital en una posición muy segura y obtuvo todos los informes sobre Quentin, me los entregó y los entregué a la Oficina del Guardián ”.

Mary Suzette Rochelle Hubbard (13 de febrero de 1955 – )

De ella, al igual que del resto de hermanas que se desentendieron de la secta (cosa que sucedió también en su caso), poco se sabe exceptuando por una demanda sobre patentes que llegó a los tribunales como Perfect Pushup, LLC v. Suzette White. El silencio de esta también sucedió probablemente mediante un acuerdo económico con la secta.

Arthur Ronald Conway Hubbard (6 de junio de 1958 – )

Del último hijo que tuvo Hubbard se sabe que tampoco guarda relación alguna con la secta que fundó su padre. De lo que se sabe de él es que este, que junto con sus hermanos fue internado por su padre como miembro de Sea Org, huyó de esta escondiéndose durante un año, después de que su padre muriera, en una de las instalaciones que tenía la secta para su programa RPF a la que llamaban «Habby Valley» (Castile Canyon School). Cosa que hizo hasta que consiguió que su petición de abandonar Sea Org fue efectiva.

Como con todo lo demás, a la gente que preguntaba por él le decían que este seguía en la iglesia y que no concedía citas porque había demasiada gente preguntando por él. Por lo visto se dedica a pintar cuadros en Nueva York.

Testimonios de la época y excienciólogos contaron que tras todos sus fracasos familiares y al ver que sólo una de sus hijas se había quedado con el negocio, Hubbard se volvió aún si cabe más paranoico y chalado de lo que ya de por si estaba.

En 1966, tras fundar Sea Org, los Hubbard también compraron varios barcos y fundaron la Hubbard Explorational Company Limited. Allí, en uno de los barcos (el HMS Royal Scotsman, al que renombraron como Apollo), se metieron todos los miembros de la secta para supuestamente realizar expediciones. Eso sí, con una notable diferencia:

«La mayoría de la tripulación vivía en dormitorios estrechos, malolientes e infestados de cucarachas equipados con literas en tres niveles que dejaban poco espacio para las posesiones personales. Hubbard y Mary Sue tenían sus propios camarotes, además de una suite en la terraza del paseo marítimo que comprende una sala de auditoría, una oficina, un elegante salón y un comedor con paneles de madera, todo fuera del alcance de los estudiantes y la tripulación. Hubbard tenía un administrador personal, al igual que Mary Sue y los niños de Hubbard, quienes tenían sus propias cabañas. Las comidas para el comodoro y su familia fueron cocinadas en una cocina separada por su chef personal, usando ingredientes traídos por correos de los Estados Unidos».

Crear una secta y ser su líder tiene sus ventajas.

Ese mismo año también fundaron la Guardian’s Office con su sede en Saint Hill Manor (Inglaterra) y con Sue como administradora: un departamento de la secta cuya misión inicial era proteger los intereses de la Iglesia de la Cienciología y reunir información sobre agencias e individuos considerados enemigos de la organización, entre los que se incluían particularmente a los herejes y apóstatas que pudieran hacer peligrar su reputación como centro de tratamiento. Otro de sus objetivos, que veremos más adelante (atentos a esto), era el infiltrar a sus miembros en todo tipo de organizaciones gubernamentales para controlar así las posibles repercusiones que tuvieran sus acciones.

Durante su estancia por las costas españolas en 1969 a nuestro protagonista se le ocurrió convertir a su esposa en capitana del Apollo. A ojos de los Hubbard su tropa de aborregados no les debía ir bien pues los Hubbard decidieron nombrar a la expedición como «crucero de responsabilidad» como si de una especie de terapia para enmendar sus errores se tratara mientras se les maltrataba y humillaba haciéndoles llevar trapos grises como señal de degradación.

Durante todo este periodo los Hubbard se dedicaron a crear un entramado societario con Sue como administradora, como la Operation Transport Corporation (OTC): una empresa creada en 1968 que desviaba fondos de la Iglesia directamente a los bolsillos de Hubbard. Todo este entramado fue finalmente destapado cuando el FBI empezó a investigarlos. Así, por el miedo a esto, Hubbard creó la Commodore’s Messenger Organization (CMO): un grupo de adolescentes (todo niñas, argumentando que eran más leales) creado a inspiración de las juventudes nazis que Hubbard había convertido en sus asistentes personales y mensajeras para dar las órdenes al resto de centros de la cienciología sin tener que presentarse presencialmente.

Después de sus viajecitos por barco durante años por las costas europeas en 1972 se mudaron a tierra firme (a Tanger, Marruecos). Pero poco les duró sus estancia en la villa que habían adquirido: en ese mismo año la justifica francesa les acusaba de fraude. Ante la amenaza de extradición a Marruecos de Ron, los Hubbard pusieron pies en polvorosa y partieron de nuevo a EE.UU. Ron decidió ocultar su nombre usando un nombre falso mientras vivía en Nueva York y su mujer e hijos a bordo del Apollo hasta que pasó el plazo de extradición (septiembre de 1973). Ese año, también, comenzarían con su operación de infiltración en todo tipo de departamentos estatales de varios países con una operación a gran escala llamada Operation Snow White a través de la Orden Guardian 732 (GO 737) en la cual se ordenaba a sus sectarios infiltrados a eliminar todos los documentos y registros sobre la cienciología que ellos consideraran «erróneos»: lo que es lo mismo, todos aquellos en los que se hablara mal de la cienciología, acusatorios o que pudieran perjudicar su reputación. Cuando ya se habían robado miles de documentos estatales se lanzó otra orden, la GO 1361, que sería implementada en 1975 con el Project Horn y con un objetivo muy específico: el IRS. Se pretendía, con dicha nueva orden, dar una «cobertura adecuada» a los documentos robados para enmascarar la forma en la que los habían obtenido. Las campañas contra el ISR ya habían empezado en los años 50 y durarían hasta finales de los 90 (puede verse una cronología documentada en este enlace). Así, el IRS pasó a ser el blanco principal de la cienciología: se habían constituido como «culto religioso» precisamente para no pagar impuestos (una ventaja irracional que tiene todo grupo de personas que cree tonterías sin evidencia en este mundo en el que vivimos) y el IRS andaba tras ellos por deber miles de millones de dólares a la Hacienda púbica. La cienciología introdujo a un cienciólogo en el IRS llamado Gerald Bennett Wolfe. Wolfe ya había sido reclutado por un miembro del GO llamado Michael Mesner. Cindy Raymond, de la oficina de cobros del GO, le había enviado a Mesner una directiva en la que le ordenaba reclutar a alguien para infiltrarse en el IRS para robar todos los documentos que había relacionados con Sue y Ron Hubbard y Wolfe fue el elegido.

El miedo a juicio no debía dejar de rondarles por la cabeza pues al año siguiente el FBI había pedido pedir a Hubbard a compadecer para realizarle unas preguntas relacionada con sus sociedades, por lo que se tiró otro año más dando vueltas por el Caribe a bordo de su barco a petición de su esposa hasta que finalmente disolvió la flota en 1975 para comprar el Fort Harrison Hotel, cerca de la que hasta entonces era una sede de la cienciología, para establecer secretamente allí su nueva sede en Daytona Beach (Florida, EE.UU) hasta que un fan de la ficción pulp los reconoció en 1976 y Ron huyó como una cucaracha junto a algunos de sus feligreses a Washington DC, donde tenía otra Oficina Guardian. Ese era el año en que su hijo Quentin se suicidaría y el año en el que el FBI detuvo a Mesiner y a Wolfe (11 de junio de 1976).

Al año siguiente, el 8 de julio de 1977, 134 agentes del FBI entraron simultáneamente y por sorpresa en las instalaciones de la secta tanto en Washington DC como en Los Angéles requisando así más de 50.000 documentos que más tarde servirían como evidencia para la acusación contra Mary Sue el 15 de agosto de 1978 de usar la Guardian´s Office para conspirar contra el gobierno: la cienciología, a través de esta organización, como ya se ha explicado, se había encargado de hacer y promover campañas difamatorias emitiendo cientos de escritos contra todo aquel que considerara un enemigo para los fines de la secta ergo de su enriquecimiento y de esto es de lo que se les acusaba. Entre sus enemigos no estaba sólo el IRS. La cienciología había realizado campañas contra periodistas, psiquiatras, contra el FBI, la Interpol, apóstatas de la secta… Todo aquel que fuera enemigo de la secta era susceptible de convertirse en el objetivo de la «Oficina del Guardían», sobre todo si les tocaba lo económico.

Ese mismo año (1978) también crearon un «Fondo de Medio Ambiente Seguro» (Safe Environment Fund – SEF) que «misteriosamente» empezó a recibir donaciones inmediatamente. Ahora se presenta al Internatioanl Asociation of Scientology (IAS) como una «organización oficial de afiliación de Scientology. Se formó en 1984, con el propósito de unir, fomentar, apoyar y proteger la religión de Cienciología y a los cienciólogos en todas partes del mundo, así como para alcanzar las Metas de la Cinciología tal y como fueron originadas por L. Ronald Hubbard

¡Apoya a la secta! ¿Para qué irá destinado el dinero? Para eso tienes que tener «fe». Pero ¿a que son chulas las fotos?

Suena irónico que digan esto, teniendo en centa que el SEF fue el precursor de la IAS.  El SEF se dedicó a «proteger» a la cienciología usando las donaciones para pagar los costosos juicios a los que se sometieron Sue y el resto de miembros acusados de la secta. Los «apoyaron» sí: Usando el dinero de donaciones pero también usando el obtenido mediante sobornos.

Hubard, al ver la situación, mediante la CMO creó en abril de 1979 el Watchdog Committee (WDC) para comunicase con los miembros de su secta y vigilarlos mientras se escondía de la justicia.

En octubre de 1979, finalmente, once cienciólogos y su esposa, Mary Sue, fueron condenados. Sue fue condenada a 5 años que se pasó entre apelaciones, mientras veía cómo miembros de su secta la destituían (la echaron en 1981: la versión que dió ella fue que se «retiró») hasta que finalmente fue encarcelada en enero de 1983 y al pago de 10.000 $. Poco dinero, teniendo en cuenta que sus beneficios durante los años a bordo del Apollo eran de cientos de miles. Afortunada en el dinero… Hubbard también se volvió paranóico pensando que su mujer lo traicionaría y envió a un mensajero, David Mayo, para que hablara con ella:

«Estaba realmente ofendida y muy molesta. Pensé que me iba a volar la cabeza. Regresé varias veces más tarde para asegurarme de que ella no lo delataría. Eso era lo que realmente le preocupaba, que ella revelara durante el caso que solo estaba transmitiendo sus órdenes. Ella lo había cubierto tanto y había tenido tantas oportunidades para traicionarlo que no podía creer que él pensara eso. Ella seguía diciéndome: «¿Por qué está preocupado?» Pensé para mí mismo: ‘Dios mío, no puedo decírselo’ «

En 1983 los cienciólogos disolvieron la Guardían´s Office para renombrarla como si fuera un departamento de asuntos legales: la Oficina de Asuntos Especiales (OSA).

Los últimos años de vida Hubbard se los pasó escondido pero administrando su secta a través de sus «mensajeros» (ahora ya incluía a adolescentes chicos). Mensajeros que, en unos casos abandonaron la secta y en otros, los carroñeros que quedaron, se pelearon por su control. Lo que vino a continuación, desde los 80 hasta finales de los 90 fue una batalla a demandas entre miembros de la secta a la que también se unió Sue. Y luego una serie de acusaciones por pederastia, maltrato y secuestro que pueden verse tanto en medios informativos como en varios documentales al respecto (como Going Clear) con testimonios de los propios excienciólogos implicados. Un espectáculo patético dado por una religión patética (como todas, en realidad) fundada por un mentiroso compulsivo.

El 24 de enero 1986 Hubbard murió pero sus chaladuras y mentiras siguen en pie en forma de una secta que emplea las falacias de autoridad sirviéndose de actores famosos. Su mujer moriría de cáncer el 25 de noviembre de 2002.

Fuentes y referencias:

Se han dejado de lado, sin contar, muchos sucesos y datos. Todos ellos se pueden encontrar en las fuentes y referencias.

Todas las fuentes y referencias se incluyen en el propio artículo. Aún así, se pueden también comprobar documentos filtrados sobre la secta en Wikileaks y a través de las webs y libros que los excienciólogos (la gente que abandonó dicha secta) consiguieron y publicaron. En la sección de Recursos de la web pueden encontrar una recopilación. Una sección que se actualiza constantemente.

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Far Voyager
Far Voyager
3 años atrás

Me pregunto porqué en vez de usar «Cienciología» los materiales de esa gente emplean «Scientology» -como en publicidad empleada por ellos en carteles, etc. hace más de diez años- o lo de arriba. ¿Por qué será?

No es solamente que fuera un mentiroso, y que su mando del PC-815 hubiera incluido esto: https://en.wikipedia.org/wiki/USS_PC-815#Unauthorized_shelling_of_Coronado_Islands_and_failure_to_follow_orders- sino que el trasfondo de la cienciología -Xenu, las «naves espaciales con forma de DC-8», y otras perlas suyas- dicen mucho y no bueno de su calidad escribiendo.

Al menos la Biblia tiene material salvable y se pueden disculpar algunas cosas por ridículas que parezcan desde nuestra perspectiva por cuando fueron escritas y su contexto. En fin…

Precioso
Precioso
3 años atrás

Uff, así mismo nació el marxismo, de mentiras por parte de un hipócrita. Y es una pena que tantos en la comunidad atea aún lo tomen en serio.

Y de paso ha matado más que cualquier religión.

Preciso
Preciso
3 años atrás
Respuesta a  ateoyagnostico

Precisamente porque se toman en serio el marxismo (o cualquier otra ideología, religiosa o no) es porque han sido ideas tan mortales.

El marxismo es un modelo económico fallido. Un modelo económico que no tiene en cuenta el egoísmo natural del ser humano.

No tendría problemas con el marxismo si no hubera sido responsable de la muerte de tantas personas.

Por otro lado, señalo a la comunidad atea porque los ateos honestos saben que no pueden criticar a la religión por promover mentiras y matar personas si al mismo tiempo promueven una idea que promueve mentiras y mató más que cualquier idea religiosa.

Los escritos de Engels y Marx se basan en ideas utópicas, y son pseudociencia porque afirman ser ciencia sin serlo. Sin mencionar el hecho de que los escritos de Marx tienen un componente escatológico, que no es nada científico. Lo irónico de las utopías es que son paraísos como el cielo, pero requiren leyes como del mismo infierno para funcionar (por ejemplo, un estado policial).

ateito
ateito
3 años atrás
Respuesta a  Preciso

Por otro lado, señalo a la comunidad atea porque los ateos honestos saben que no pueden criticar a la religión por promover mentiras y matar personas si al mismo tiempo promueven una idea que promueve mentiras y mató más que cualquier idea religiosa.

Yo soy ateo y soy liberal. Váyase con sus falsas asociaciones y falacias a otro lado.

Far Voyager
Far Voyager
3 años atrás
Respuesta a  Preciso

Y dale, que se puede ser escéptico y no compartir las ideas de Marx.

Podemos hablar también ya que salió el tema de los muertos por el capitalismo desbocado sin control, que antepone beneficios a salud y a las personas

Far Voyager
Far Voyager
3 años atrás
Respuesta a  Precioso

En primer lugar, a lo mejor debería molestarse en primer lugar en ver cómo los escépticos tienen todo tipo de ideologías, no solamente de izquierdas.

En segundo lugar, antes de hablar de «muertos por el marxismo» debería pensar en cómo se habrían desarrollado las Cruzadas, la Guerra de los Treinta Años, etc. con armamento moderno, sobre todo nuclear. Todo eso sin ser marxista.

Precioso
Precioso
3 años atrás
Respuesta a  Far Voyager

En primer lugar, a lo mejor debería molestarse en primer lugar en ver cómo los escépticos tienen todo tipo de ideologías, no solamente de izquierdas.

El ateísmo chino y Japonés sí es bastante conservador, al punto que no aceptan el matrimonio gay y son muy conservadores con su cultura, pero el ateísmo en occidente pasó a ser «no creer en dioses» a ser «no ser ni conservador, ni de derechas, ni no-materialista».

La gran mayoría de los ateos occidentales precisamente critica las religiones por sus ideas conservadoras: oponerse al aborto, rechazar al matrimonio gay, oponerse al nacionalismo, etc. y precisamente esa es la mayor crítica a las religiones por parte de los ateos. La crítica a lo sobrenatural es marginal y usualmente no se extiende a otras religiones no monoteístas. Luego tenemos los ateos que creen en cristales y secuestros por parte de extraterrestres, que no es precisamente algo menos sobrenatural, pero eso es otro tema.

Esto suena más como una respuesta al cristianismo que como libre pensamiento. ¿Será que el cristianismo también destruyó el ateísmo occidental? No me sorprendería.

La inmensa mayoría de los ateos son izquierdistas y materialistas, y no hay ningún problema con eso de mi parte excepto cuando hermanos ateos como usted lo niegan.

En segundo lugar, antes de hablar de “muertos por el marxismo”

El marxismo es responsable de la muerte de casi 100 millones de personas, en pleno siglo XX. No en la edad media, no en una era de ignorancia científica ni de grandes religiones.

Si el ateísmo no es responsable de eso (como podemos estar de acuerdo), los eventos que has mencionado tuvieron más que ver con poder político y económico que con la religión.

En efecto, si vamos a criticar todas las religiones porque el 7% de las guerras fueron influenciadas por asuntos religiosos, entonces ¿Por qué no acusar también a la economía, las ideas políticas como el marxismo, etc.? Digo, es lo intelectualmente honesto.

ateito
ateito
3 años atrás
Respuesta a  Precioso

La gran mayoría de los ateos occidentales precisamente critica las religiones por sus ideas conservadoras: oponerse al aborto, rechazar al matrimonio gay, oponerse al nacionalismo, etc. y precisamente esa es la mayor crítica a las religiones por parte de los ateos. La crítica a lo sobrenatural es marginal y usualmente no se extiende a otras religiones no monoteístas.

Usted confunde ser ateo con ser izquierda caviar, progre, clan de la ceja, podemita, etc…

Luego tenemos los ateos que creen en cristales y secuestros por parte de extraterrestres, que no es precisamente algo menos sobrenatural, pero eso es otro tema.

Ateo es no creer en dioses. ¿Los cristales o extraterrestres son dioses?

ateito
ateito
3 años atrás
Respuesta a  Precioso
Far Voyager
Far Voyager
3 años atrás
Respuesta a  Precioso

No tendría problemas con el marxismo si no hubera sido responsable de la muerte de tantas personas.

Por otro lado, señalo a la comunidad atea porque los ateos honestos saben que no pueden criticar a la religión por promover mentiras y matar personas si al mismo tiempo promueven una idea que promueve mentiras y mató más que cualquier idea religiosa.

Y dale con que escepticismo = marxismo, cuando hay no creyentes también fuera de la izquierda sobre todo la extrema izquierda, y que también llegan a defender esas ideas conservadoras y cuando todo lo más se puede estar de acuerdo con algunas ideas suyas.

El marxismo es responsable de la muerte de casi 100 millones de personas, en pleno siglo XX. No en la edad media, no en una era de ignorancia científica ni de grandes religiones.

Podemos hablar también de las víctimas del fascismo y antes del colonialismo ya puestos, y que salvo en el caso de la Alemania nazi tienen cifras que nunca se conocerán con exactitud. Me parece bastante ingenuo además pensar que si la tecnología hubiera seguido progresando durante la Edad Media y si bien no armas nucleares sí que al menos algo más cercano a la tecnología armamentística moderna pero a la vez teniendo a la vez las ideas de entonces no habría sido usada alegremente. Es más, dudo que hubiera algo parecido a la convención de Ginebra salvo todo lo demás gente del mismo bando.

La gran mayoría de los ateos occidentales precisamente critica las religiones por sus ideas conservadoras: oponerse al aborto, rechazar al matrimonio gay, oponerse al nacionalismo, etc. y precisamente esa es la mayor crítica a las religiones por parte de los ateos. La crítica a lo sobrenatural es marginal y usualmente no se extiende a otras religiones no monoteístas. Luego tenemos los ateos que creen en cristales y secuestros por parte de extraterrestres, que no es precisamente algo menos sobrenatural, pero eso es otro tema.

A lo mejor esas son criticadas porque habiéndose criado entre ellas son mucho más familiares y porque no hay adoradores de los dioses griegos presionando para que lo que dicen sus mitos no reemplace a enseñar teorías cómo la evolución o el Big Bang o llevando a cabo atentados terroristas. Lo segundo desde luego que es otro tema.

Esa campaña que menciona, al menos según el artículo, fue criticada a veces por destruir el legado cultural ruso y acabó cuando Kruschev fue eliminado del poder. Moléstese en leer los artículos que enlaza.

Siberia fue desde la época zarista el lugar para enviar a gente indeseable. No sé a qué viene con eso.

Por cierto, ¿puede explicar porqué piensa que los escépticos acabar con la religión?. A mí me da igual en lo que crea la gente mientras no trate de imponer su idea en otros.

¿Hablamos también de las víctimas del capitalismo descontrolado que impone los beneficios a la salud de las personas y al medio ambiente?

Emilio
Emilio
3 años atrás

Aunque apoyo el sentido del artículo, hay partes especialmente mal redactadas o traducidas.
Por ejemplo cuando van a Martinica.

El capitán tuvo que hacer una transferencia desde Martinica para que los fondos regresaran a los EE. UU.

Se trata de una pésima traducción. Tuvieron que enviarles dinero desde EEUU para poder regresar (es igual o más de penoso, pero esta es la traducción correcta)

También se dice que sólo ganó 10000dólares como escritor como un fracaso, pero luego se señala que el pasaje en la goleta costaba 250 dólares de la época, dando a entender que era bastante, y siendo así 10,000 dólares de la época podían ser un ingreso considerable.

También señalar que la firma de la derrota de Japón se escenificó con la firma el 2 se septiembre de 1945, pero ya hacía casi un mes del lanzamiento de las bombas atómicas y la rendición de Japón (15 de Agosto)

Y hay muchos errores a lo largo del artículo que indican que no se ha hecho una revisión. La mayoría , eso si, no son de fondo, sino de tipo semántico.

Fernando
Fernando
3 años atrás

«La inmensa mayoría de los ateos son izquierdistas y materialistas, y no hay ningún problema con eso de mi parte excepto cuando hermanos ateos como usted lo niegan.»

¿Será que Precioso confunde materialismos? Los marxistas tenían el materialismo dialéctico y el histórico. Pero no es lo mismo que materialismo a secas, materialismo económico, materialismo cultural, materialismo cristiano (¡sí, existe!), etc.

Por otro lado, no toda posición en la izquierda es marxista (cuesta que algunos entiendan eso…). Los anarquistas no son marxistas, los socialdemócratas a partir del siglo 20 no son marxistas, el libertarismo de izquierda no es marxista, etc.

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