Si uno quiere ver cómo era el cristianismo en sus orígenes y cuales eran sus doctrinas sólo tiene que irse a las fuentes. Leer a los primeros cristianos para ver qué era lo que propagaba esta secta.
Muchas veces me han venido argumentando que el cristianismo defendía a la filosofía. Si bien se sirvió de la filosofía para establecer sus doctrinas, lo cierto es que este nunca la defendió. Ejemplos de esto los podemos encontrar en sus escritos «sagrados» y en las opiniones de los primeros cristianos: como es el caso de Tertuliano.
Vean qué opinó uno de los autores de textos sagrados sobre qué hacer con la Filosofía:
Colosenses 2:8
8 Mirad que ninguno os engañe por filosofías y vanas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme á los elementos del mundo, y no según Cristo
Y vean a uno de los primeros cristianos, Tertuliano (155 – 245 d.e.c.), apoyando el pensamiento analítico de la Filosofía, siendo tolerante con otros tipos de cristianismo de su época y mostrando en qué se basa el cristianismo:
«Todo esto son doctrinas humanas y demoníacas, nacidas de la especulación de la sabiduría mundana, para agradar a los oídos. Pero el Señor las llamó necedad, y eligió lo necio según el mundo para confundir a la misma filosofía. Porque la filosofía es el objeto de la sabiduría mundana, intérprete temeraria del ser y de los designios de Dios. Todas las herejías en último término tienen su origen en la filosofía. De ella proceden los eones y no sé qué formas infinitas y la tríada humana de Valentín; es que había sido platónico. De ella viene el Dios de Marción, cuya superioridad está en que está inactivo; es que procedía del estoicismo. Hay quien dice que el alma es mortal. y ésta es doctrina de Epicuro. En cuanto a los que niegan la resurrección de la carne, se apoyan en la enseñanza de todos los filósofos sin excepción. Los que equiparan a Dios con la materia siguen las enseñanzas de Zenón. Los que pretenden un Dios ígneo aducen a Heráclito. Las mismas cuestiones tratan los filósofos y los herejes, y sus disquisiciones andan entremezcladas: ¿de dónde viene el mal?; ¿cuál es su causa?; ¿de dónde y cómo ha surgido el hombre? Y también lo que hace poco propuso Valentín: ¿de dónde viene Dios? Está claro de la Entimesis y del Ectroma. Es el miserable Aristóteles el que les ha instruido en la dialéctica, que es el arte de construir y destruir, de convicciones mudables, de conjeturas firmes, de argumentos duros, artífice de disputas, enojosa hasta a sí misma, siempre dispuesta a reexaminarlo todo, porque jamás admite que algo esté suficientemente examinado. De ella nacen las fábulas y las genealogías interminables. las disputas estériles, las palabras que se insinúan como un escorpión… Quédese para Atenas esta sabiduría humana manipuladora y adulteradora de la verdad, por donde anda la múltiple diversidad de sectas contradictorias entre sí con sus diversas herejías. Pero, ¿qué tiene que ver Atenas con Jerusalén? ¿Qué relación hay entre la Academia y la Iglesia? ¿Qué tienen que ver los herejes y los cristianos? Nuestra escuela es la del pórtico de Salomón, que enseñó que había que buscar al Señor con simplicidad de corazón. Allá ellos los que han salido con un cristianismo estoico, platónico o dialéctico. No tenemos necesidad de curiosear, una vez que vino Jesucristo, ni hemos de investigar después del Evangelio. Creemos, y no deseamos nada más allá de la fe: porque lo primero que creemos es que no hay nada que debamos creer más allá del objeto de la fe…»
Fuente: De Praescriptione, 7, 1 ss (Tertuliano)
Nota: durante los inicios de esta religión y hasta que se asentó a la fuerza el catolicismo frente al resto de denominaciones, la mayoría de cristianos publicaron catálogos como crítica de unos hacia otros (Contra las herejías). El cristianismo no era una comunidad con un cuerpo de creencias unificado sino una amalgama de doctrinas que diferían en todo tipo de cuestiones.
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