«Si Dios diseñó el mundo, los organismos, lo hizo muy mal. La crueldad, el sufrimiento, los parásitos que matan a sus huéspedes son resultado de la evolución de las especies, no del diseño de Dios. Además, no sería razonable desde el punto de vista religioso, si es un Dios benevolente y benefactor»
Francisco J. Ayala, biólogo y miembro de la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos, ofrece en este libro un camino para conciliar la religión y la ciencia con respecto a la evolución. Según Ayala, la ciencia y la fe religiosa no están en contradicción, ni pueden estarlo, puesto que tratan de asuntos diferentes que no se solapan.
La ciencia busca descubrir y explicar los procesos de la naturaleza. La religión trata del significado y propósito del universo y de la vida, la relación entre los humanos y su Creador, y los valores morales que inspiran y guían la vida humana. La selección natural explica la evolución de las especies a través de millones de años y la adaptación de los organismos a su entorno, con ojos para ver, alas para volar, y agallas para respirar en el agua. Pero el mundo de la vida está lleno de imperfecciones, sufrimiento, crueldad, y sadismo. La espina dorsal esta mal diseñada, los depredadores devoran a sus presas, los parásitos destruyen a sus huéspedes. La selección natural da cuenta de estas calamidades, que, por ello, no necesitan ser atribuidas a mal diseño o perversidad del Creador. Según explica Ayala, la evolución por selección natural esta más de acuerdo con la fe religiosa en un Dios de amor, misericordia y sabiduría, que el llamado «diseño inteligente» que atribuye al Creador las imperfecciones del mundo de la vida. «Darwin y el Diseño Inteligente» proporciona la mejor introducción a Darwin y a la biología de la evolución actualmente disponible.
Biografía del autor
Francisco J. Ayala es profesor en el departamento de Ecology & Evolutionary Biology en la Universidad de California, Irvine. En 2001 recibió la Medalla Nacional de las Ciencias de Estados Unidos y en 2010 fue galardonado con el Templeton Prize que otorga anualmente la Fundación John Templeton a aquellas personalidades que contribuyen a la investigación y a descubrimientos de realidades espirituales.
Nota:
Nos conocemos, queridos lectores. Y como ya nos conocemos, sé que pese a la visión de Ayala algún que otro «buen cristiano» vendrá para inferir sobre este autor el ad hominem o intentar discutir su objeto de estudio: la biología. Para los que intenten criticarlo, sepan que, aunque discrepo, Ayala tiene y defiende una visión en la que para él «Ciencia y religión no están reñidas». Allá ustedes si pretenden llevarle a él la contraria demostrando así mi punto de vista: que sí lo están.
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Editorial: Alianza Editorial
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