Mucho se dice sobre la idea de que los estudiantes están aprendiendo a pensar críticamente. Un vistazo rápido de los estándares de competencia para el pensamiento crítico (ennumeradas y elaboradas en esta guía) deberá persuadir a cualquier persona razonable familiarizada con la escolaridad hoy en día, de la afirmación anterior. Por otro lado, una persona sensata pudiese concluír, además, que ningún maestro puede enseñar todos estos estándares en una sola materia, y estamos de acuerdo.
Los estándares de competencia para el pensamiento crítico articulados en esta guía, sirven
como un recurso para los profesores, diseñadores de currículum, administradores y cuerpos de acreditación.
El empleo de estas competencias a través del currículum asegurarán que el pensamiento crítico es fomentado en la enseñanza de cualquier materia en todo estudiante de cualquier grado escolar. Podemos entonces esperar que un gran número de estudiantes alcancen estas competencias solo cuando la mayoría de los profesores dentro de una institución en particular, fomenten los estándares del pensamiento crítico en la(s) asignatura(s) de su grado escolar. No podemos esperar que los estudiantes aprendan a pensar críticamente a un nivel fundamental a través de uno o unos cuantos semestres de instrucción.
Visto como un proceso que cubre de doce a dieciséis años o más, y al que ha contribuído toda la enseñanza, tanto a nivel de educación básica como a nivel técnico y universitario, todas las competencias que articulamos y hasta más, pueden ser logradas por los estudiantes, por tanto, recomendamos a aquellos responsables de la instrucción, que identifiquen cuales competencias serán impulsadas, en qué grado, en cuáles materias y para cuáles estudiantes. Las competencias más importantes deben reforzarse en la mayoría de las clases. Algunas competencias pudieran bien enseñarse de un mnaera más limitada.
Creemos que cualquier estudiante o ciudadano bien educado, necesita las aptitudes y disposiciones impulsadas a través de estas competencias. También creemos que cualquier persona sensata que estudia a detalle estas competencias, estará de acuerdo.
Para transformar aulas en comunidades de pensadores, necesitamos tener una visión a largo plazo. Necesitamos reflexionar ampliamente y en términos generales. Necesitamos ser sistemáticos, comprometidos y visionarios; de hecho, esta tarea representa un reto, pero es un reto al que hacemos caso omiso arriesgando el bienestar de nuestros estudiantes y aquel de nuestra sociedad.
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