Los índices de libros prohibidos de los siglos XVI y XVII establecen en los prólogos que el fin principal de la censura de textos es la erradicación de la herejía y del error en materia de fe. La prohibición de impresos respondería, pues, a un propósito primario de erradicación de la heterodoxia y de depuración doctrinal; regula, para ello, la creación, impresión, edición, comercio y circulación de libros, y tiene, además, de forma secundaria, efectos disuasorios e inhibitorios sobre la lectura y escritura.
Los índices expurgatorios, en cambio, sí permiten la difusión de las obras suspectas, pero sólo si previamente se hubieran sanado sus ‘errores’ o desviaciones, se hubiera restaurado su (supuesta) forma original o se hubiera reparado la posibilidad de un uso ‘depravado’ o malintencionado del texto. Una lectura atenta de los índices revela, además, otras ‘razones’ para la acción censoria, que, con el tiempo, no se limitaría a perseguir la herejía y el error de fe, sino que aspiraría a eliminar otras formas de contestación y a vigilar las costumbres, los usos lingüísticos, la decencia y la honestidad públicas.
Los índices constituyen el principal instrumento del ejercicio institucional y coercitivo de la censura, y el que se compila y construye de forma sistemática con el control y las directrices de las inquisiciones, la Congregación del Índice y las facultades de teología. Ahora bien, las razones del censor se multiplican
cuando, además de los catálogos, tomamos en consideración las modalidades de censura que podríamos llamar difusa, esto es, las que actúan de forma más dispersa e irregular, porque están entrañadas en los discursos que ordenan las actividades sociales e intelectuales. Estas formas de censura son las que culminan con la interiorización plena (y personal) de los criterios que disciernen lo correcto y lo incorrecto, lo conveniente y lo inapropiado, lo que debe o no debe leerse o escribirse, al margen de (o de forma complementaria a) la compleja maquinaria de los índices prohibitorios.
Los doce estudios reunidos en este libro exploran las razones del censor en distintas modalidades y ámbitos de la censura. La mayoría de estos trabajos se presentó, en versiones preliminares y sujetas a discusión, en el simposio internacional «Las razones del censor. El discurso de la intolerancia y la censura en la primera modernidad», que se celebró en Bellaterra en diciembre de 2010. El encuentro, organizado por el grupo de investigación Seminario de Poética del Renacimiento de la Universitat Autònoma de Barcelona, continuaba una serie de reuniones científicas dedicadas al estudio de la censura literaria en la temprana edad moderna, entre las que cabe destacar el workshop Reading and Censorship in Early Modern Europe (Barcelona, 2007) auspiciado por la European Science Foundation; y el congreso internacional Leer no es de cristianos. Lectura y culpa en la Europa del siglo xvi (San Millán de la Cogolla, 2009) organizado en colaboración con Pedro Cátedra, el Instituto de Historia del Libro y de la Lectura y el Instituto Biblioteca Hispánica del CiLengua. El resultado de estos encuentros puede leerse ahora en dos volúmenes colectivos, Reading and Censorship in Early Modern Europe / Lectura y censura en la primera edad moderna (2010) y Lectura y culpa en el siglo xvi / Reading and Guilt in the 16th Century (2012).
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