Mark vive en un mundo sin mentiras, donde los políticos, los vendedores y los ciudadanos de a pie dicen la verdad sin importarles las consecuencias. Él está considerado un perdedor nato, pero un día desarrolla la capacidad de mentir. Lo que empieza como un pequeño engaño, se va convirtiendo poco a poco en algo más grave, sobre todo cuando las invenciones de Mark le llevan a ascender social y económicamente. Sólo hay una persona a la que no consigue convencer: la mujer a la que siempre ha amado.
¿Qué pasaría si cada cosa que dijéramos se tomara como una verdad absoluta? ¿Cómo sería una sociedad en la que no existiera la mentira? «Increíble, pero falso» intenta resolver estas dudas con humor. Escrita y dirigida conjuntamente por el debutante Matthew Robinson y el creador de la serie «The Office», Ricky Gervais, la película cuenta la vida de un tipo con problemas laborales y sentimentales que, aún viviendo en un mundo sin engaños, consigue todo lo que quiere a base de invenciones. La situación pronto se le vuelve en contra, amenazando lo que más le importa.
El propio Ricky Gervais hace las veces de protagonista, además de intervenir activamente en la producción. Gervais ha contado con actores de lujo para rodar «Increíble, pero falso». Es el caso de Jennifer Garner, que parece haberle cogido cariño a la comedia tras «Los fantasmas de mis ex novias»; Jonah Hill, el protagonista de «Supersalidos»; oRob Lowe, muy centrado en la pequeña pantalla (El ala oeste de la Casa Blanca). También destacan Jason Bateman (Up in the Air), Patrick Stewart (X-Men 3) y la televisiva Tina Fey (Rockefeller Plaza).
Crítica (20 minutos)
Imagínense un mundo en el que la mentira fuese una actividad proscrita y todo hijo de vecino dijera la verdad sistemáticamente para lo bueno y para lo malo. Ese planeta marciano y perversamente ambiguo (¿quién dice que contar trolas no es un colchón necesario para evitar el caos y el apocalipsis?) es el que da vidilla aquí al cómico de la caja tonta Ricky Gervais para graduarse como director y guionista con una comedia que quiere ser alta y fina, pero que al final es mediana en altura y grosor, a pesar de todo.
Gervais tiene una idea endemoniadamente buena para dar a luz una comedia brillante y original, que plantea candentes cuestiones sociales derrochando mala uva en tono de parábola moral a costa de la hipocresía inherente al género humano, y más interesante aún, al valor terapéutico de la mentira como defecto disculpable, entendida como el menor de los males. Se abre el telón con augurios de comedia memorable, pero el paso de los minutos redimensiona drásticamente nuestras expectativas. «Increíble pero falso» es una de esas tantas películas hilvanadas en torno a una premisa argumental de lo más sugestiva y aprovechable que acaba gastando toda la pólvora a las primeras de cambio y pidiendo la hora para llegar al desenlace manteniendo coherencia y compostura.
Gervais se pone a sí mismo el listón muy alto, y luego, sencillamente, no está a la altura del reto. Su comedia es, a la postre, mucho más inocente e inofensiva de lo que pudiera haber sido y la sátira afila el cuchillo sólo a ráfagas, sin continuidad, virando peligrosamente hacia el confort engañosos del sentimentalismo de cajón. Hay madera de buen cine, pero la casa está sin hacer; ahora bien, sus logros a media luz valen su peso en oro al calor del deprimente panorama de la comedia americana que se estila en estos tiempos. Donde no llega Gervais con la pluma y con la cámara sí llega como cómico e intérprete; se echa la película a las espaldas y la sujeta con una suficiencia nada desdeñable.
Opinión
Lejos de la critica cinematográfica, esta película es capaz de definir en pocas palabras al ser humano de una forma directa a través de como las situaciones que aparecen en la película son un claro reflejo de nuestra sociedad. Una sociedad que a menudo se basa en la hipocresía y el engaño para poder sobrevivir. La película por fin cataloga a la religión como lo que es; un invento que satisface la necesidad y el ego de ciertas personas y que funciona a modo de placebo más que como medicina real para nuestros problemas.
Muy recomendable no perderse la escena en la que Mark usa las tapas de una caja de pizza para escribir en ella los dogmas de su religión y luego sale para dictar una serie de mandamientos y doctrinas inspirados por un dios inventado por el (todo estos conceptos inspirados en el cristianismo).
En esa misma escena su publico, en vez de asumir directamente las ordenes dadas por su dios, se dedica a preguntar a cerca de ese mismo dios y por que es tan contradictorio y cruel, aunque como es un mundo que no conoce la mentira, estos acaban tomando esto como cierto. También es altamente recomendable el observar lo que esta escrito cada uno de los carteles publicitarios o nombres de lugares de ese mundo alternativo. Sin duda, una película diferente y con ciertos toques irónicos que no vienen mal de vez en cuando.
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