En 2008, Bárbara Anderson publicó Los testigos de Jehová en crisis: secretos de pedofilia en una religión estadounidense. El libro contiene comentarios y unas 5000 páginas de doce registros judiciales obtenidos en cuatro estados de Estados Unidos. Estos documentos judiciales son el resultado de doce demandas realizadas a los testigos de Jehová desde el año 1999, aunque Anderson afirma que se resolvieron muchas más demandas fuera de los tribunales durante las últimas décadas.
Bárbara Anderson es otra de las personas que denuncia activamente la forma en la que se regulan los casos de abuso sexual a menores dentro de la Organización Watch Tower. Fue miembro de los testigos de Jehová, desde el año 1954 hasta el año 1997, y trabajó en la central mundial de los Testigos de Jehová, en Brooklyn (Nueva York) desde el año 1982 hasta el 1992. Durante sus tres últimos años de estancia allí trabajó en la investigación oficial del desarrollo histórico de este movimiento religioso, en el libro Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios, editado en 1993. También afirma que participó en la investigación y escribió artículos en la revista ¡Despertad!. Realizó un extenso trabajo de investigación sobre cuestiones relacionadas con el abuso sexual de niños en esta religión, participando en numerosos programas de televisión y radio, como una voz crítica sobre la supuesta mala política de los testigos de Jehová y los abusos sexuales a menores:
‘En materia de situaciones complejas relacionadas con el abuso sexual a menores, la regla de los dos testigos, citada el 1 de enero de 1997 en la revista Atalaya es una política con lagunas, al igual que las hay en su libro de asesoramiento sobre lo que hacer en casos judiciales de este tipo «Presten atención a sí mismos y a todo el rebaño». […] Los ancianos no son magistrados. La carta enviada el 14 de marzo de 1997 a todos los cuerpos de ancianos, y las instrucciones de la Escuela del Ministerio del Reino, no solucionan los problemas. Estas directivas fueron supuestamente escritas con la intención de proteger a la congregación, sin embargo, terminó en la protección del pedófilo. Sólo espero que no se hiciera intencionadamente para este propósito’.
Para más información véase el discurso íntegro de Barbara Anderson en Ginebra (Suiza), El lado cómico de la Watchtower.
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