Todas las religiones (más bien los fundadores y luego los seguidores de las mismas) dicen ser únicas. Todos, sin excepción, dicen que la suya es «la verdadera» y en su empeño por convencer a la gente de que tienen la razón absoluta (algo que se empeñan por recalcar constantemente) recurren a todo tipo de falacias apelando a los sesgos más comunes que padecemos. La idea es convencer emocionalmente a aquellas personas de que tienen que confiar ciegamente en ellos, sin importar cómo.
Para ello, lo más habitual es el convertir a este tipo de personas, generalmente más emocionales, en dependientes de la «droga» que ellos fabrican: las promesas indemostrables. Hacerles ver que necesitan de las soluciones a dichos problemas emocionales que ellos mismos ensalzan y cuya única cura depende única y exclusivamente de ellos y su producto estrella.
Esto resumiría qué hace la religión, pero ¿cómo funciona toda religión? La estrategia se podría resumir en 3 puntos clave que son siempre los mismos.
Los 3 pasos
1º.- El estafador se inventa un cuento, una historia, que da explicación a aquello que según él no puede explicarse. El fin es resolver dudas a aquellas personas que ignoran cuales son las respuestas a las interrogantes y cuestiones que se plantean. Cuestiones que abarcan todo tipo de ámbitos.
El destino de esos relatos es, además de proveer de respuestas (lo cual le convierte al mismo estafador en un auctoritas sobre aquello de lo que habla) crear moralejas para inculcar órdenes las cuales la gente a quien va destinada debe seguir. Estas, por supuesto, tienden a beneficiar al estafador y la jerarquía de estafadores creada por él para mantener la estructura comunitaria. Esta, a su vez, proveerá del refuerzo comunitario necesario para consolidar al grupo sectario.
Nota: a menudo dicho séquito de portavoces es formado por sus propios seguidores. Estos, o bien lo hacen por su confianza ciega en el fundador de la estafa o porque quieren beneficiarse, al igual que él, de dicha estafa.
2º.- El estafador dice que ese cuento se lo ha comunicado o «revelado» un personaje inventado por él mismo.
De este modo este se provee de justificación para el punto 1, además de dar excusa a sus dictados y actos al mismo tiempo que deja subyacente que quien dicta no es él (cuando sí lo es) sino una autoridad muy por encima (que en realidad es él mismo hablando por un tercero inventado por él) y que dicha autoridad, por su naturaleza (por cómo la ha inventado y las cualidades que él le ha otorgado) es incuestionable.
Nota: es bastante importante y común que el estafador pida a los crédulos y no tan crédulos (quienes saben es una estafa pero en su afan oportunista se unen al club) que sus afirmaciones se propaguen. Está en el leitmotiv de todo negocio el querer captar clientes. La fórmula es de hecho muy simple: más clientes (seguidores), más fama, dinero y con ello influencia.
3º.- Acto seguido el estafador vende ese cuento a los más crédulos o más necesitados a cambio de favores económicos y/o personales.
La religión es un negocio y esto se ve en cómo funciona. Todas dicen ser asociaciones «sin ánimo de lucro» o al menos así se inscriben, pero todas ellas piden, cuando no exigen, que sus seguidores (la gente adoctrinada) contribuya o bien con su trabajo voluntario o bien con donaciones tambien voluntarias ¡cómo no!.
No verán a ni un solo religioso que no se dedique a mendigar dinero, bienes inmuebles o esfuerzo ajeno para poder continuar su «obra» (que consiste en seguir estafando con «verdades» absolutas) o para que «se cumpla la voluntad divina», que por lo visto es siempre recibir estos bienes ajenos. Todo esto, por supuesto, mientras intentan aparentar una imagen de austeridad y van predicando la modestia ajena siempre que pueden. Siempre, claro está, cuando no les afecte a ellos y a su bolsillo.
El extra
A estos pasos, por supuesto, les deben acompañar actuaciones donde el estafador demuestre el punto 2. La clave está en la teatralidad:
- Unos pequeños trucos de prestidigitación siempre vienen bien. Estos saben bien que la gente que ya de entrada acude a sus espectáculos es gente con una tendencia hacia la sugestión.
- Mucha verborrea y charlatanería (algo ya empleado por todo vendedor de productos magufos) hacen que el producto a vender se vea con mejores ojos. Hay que convencer a la gente de dos cosas que están unidas: para convencer a la gente de que confíen en tu producto (en este caso supersticiones) debes primero convencerles de que confíen en ti.
- Y un atuendo y el escenario son lo más apropiado. Estos siempre ayudan a crear la impresión en el espectador a convencer. Se busca crear en el espectador estados alterados de la consciencia (EAC).
Nota: si con todo eso no es suficiente, se recurre al consumo de sustancias enteógenas que provoquen dichos EAC.
¿Algunos ejemplos?
No son pocos los ejemplos que tenemos. Los más conocidos:
- A Josías: se le aparecen de repente unos manuscritos perdidos de su dios en los cuales figuran órdenes a seguir que ese mismo dios ordena.
- A Pablo de Tarso: a este turco se le aparece mágicamente una versión helenizada del Maestro de justicia esenio (el Cristo – ungido) a quien este llama «Jesús» y que le hace caerse de un caballo. (1)
- A Mahoma: según él, un ángel se le aparece cuando este ¡casualmente! está sólo. Cada vez que este quería algo ¡casualmente! de repente se le aparecía el ángel «Gabriel» y le decía las ordenes que debía comunicar a sus seguidores.
- A Joseph Smith Jr: se le aparece un «profeta» en forma de ángel que, según él, se llama Moroni, para decirle donde encontrar un libro con una historia perdida – ¡que nadie conoce!
Pueden ver sus afirmaciones en este otro artículo. A estos se le suman otros más recientes y también muy conocidos.
- A L.R. Hubbard: tuvo una «revelación» tras, según él mismo contó durante una convención de ciencia ficción en 1948, tener una reacción con el óxido nitroso durante un procedimiento dental. Esto, según contó él, supuestamente le hizo morir y darse cuenta al despertar que «había recibido una tremenda inspiración, un gran Mensaje que debía transmitir a los demás.» Esta es la excusa que usó para emplear una novela que jamás publicó (titulada como The One Command o Excalibur). Tras su fracaso, este tomó Excalibur como base para su religión, con un dictador intergaláctico de por medio llamado Xenu bombardeando a humanos y aplicando parte toda su pseudociencia froidiana en su dianética.
- A J. Z. Knight: se le aparece un espíritu “Ramtha” cuando estaba junto a su esposo, compinche de esta, en la cocina de su casa móvil en Tacoma (Washington).
Pero no son los únicos estafadores que han usado misma estrategia:
- A Carlos Jesús: despues de unas cuentas descargas eléctricas en la fábrica donde trabajaba se le aparecían voces e incluso el mismo Jesucristo, diciéndole que tenía una «misión especial»: al parecer realizar «curaciones por Fe» antes de que sucediera el «fin del mundo». Todo esto, según el propio Carlos Jesús:
«Cuando Jesús se me materializó en la calle Provenza, trece-quince, segundo primera, delante de una churrería…»
- A William Miller: se le apareció en su mente una «revelación especial» leyendo la Biblia.
«Repentinamente el carácter de un salvador fue vívidamente grabado en mi mente. Parecía que podía haber un Ser tan bueno y compasivo como para sacrificarse a sí mismo por nuestras faltas, y de tal modo salvarnos de sufrir la pena del pecado. Inmediatamente sentí cuan amoroso semejante «Ser» debería ser; e imaginé que yo podría arrojarme a los brazos de Él, y confiar en la misericordia de Él, un Ser tan Único»
- A Elena de White (Elena Gould Harmon): se le aparecían » visiones y sueños proféticos» dados por el dios de su religión, justo despues de que Miller, a quien seguía, fracasara con su profecía apocaliptica (supuestamente el fin del mundo ocurriría según Miller y sus seguidores, los «millerianistas» el 22 de octubre de 1844).
- A Baba Vanga (Vangelia Pandeva Dimitrova): según decía ella «el ser» le dictaba sus «profecías». Como con toda persona con «videncias», la mayoría eran ambiguedades, deducciones a las que cualquiera podía llegar o cosas que jamás sucedieron, pero fermentando en una sociedad supersticiosa estas le hicieron ganar fama en su época.
- A Edgar Cayce: quien de niño tenía amigos imaginarios con los que hablaba y que fue golpedado, según cuentan, con una pelota de baseball en la cabeza, después de una sesión de hipnosis afirmó que una «entidad» le hablaba para ¿adivinan? realizar profecías hasta tal punto que a este le llamaron El Profeta Durmiente.
- A Jeane L. Dixon (Lydia Emma Pinckert): según ella, «astróloga» que se declaraba como católica, Dios le hablaba para ¿adivinan de nuevo? realizar profecías. No importó que fallara más que acertaba y que sus «profecías» se basaran en soltar afirmaciones, cuantas más mejor. Algunas incluso contradiciendo a las anteriores. El realizarlas le valió una cantidad de seguidores suficiente como para publicar y hacerse rica vendiendo libros, salir en shows de TV, etc.
Nota: al sesgo conocido como ley de los números verdaderamente grandes se le conoce como Efecto Jeane Dixon.
- A Inri Cristo, antes Iuri de Nostradamus (Álvaro Theiss): según éste astrólogo televisivo las voces le decían qué debía hacer. De hecho, según él, una voz (no sabemos si Dios o Darth Vader) le dijo “Yo soy tu padre”. Desde entonces se puso la apariencia del estereotipo del Jesús cristiano alegando que es la reencarnación del Cristo. Algo que le ha dado tremendos beneficios.
Nota: pueden ver un artículo sobre este estafador en este enlace.
A poco que uno vea cualquier sección de noticias o busque por internet, podrá toparse con cientos de estos estafadores. Astrólogos, videntes, pastores, etc. Todo tipo de gente sin escrúpulo alguno dispuesta a aprovecharse de las debilidades ajenas: ya sea por sus enfermedad, por su ignorancia o por cualquier padecimiento emocional que se preste, este tipo de personas que afirman conocer cómo solucionar sus problemas siempre estará dispuesto a proporcionarles su «ayuda». Ya sea fabricándose una superstición nueva (recargándola con toda su mitología pertinente) o recurriendo a las ya inventadas y sistematizadas más comunes.
El remate: intentar acallar las críticas
Todo ha de someterse a la crítica. Pero la religión y la legislación pretenden de ordinario escapar a la misma. La religión a causa de su santidad, y la legislación a causa de su majestad. Sin embargo, al hacerlo, despiertan contra sí mismas sospechas justificadas y no pueden exigir un respeto sincero, respeto que la razón sólo concede a lo que es capaz de resistir su examen libre y público.
Fuente: Crítica de la razón pura, Prólogo ( Immanuel Kant)
Las críticas hacia tu negocio son malas y mucho peores si tu negocio tiene como base algo tan endeble como lo es vivir literalmente del cuento.
La solución a esto está, como puede verse en todo texto religioso (con sus afirmaciones) que el estafador ya ha reforzado otorgándole el estatus de «sagrado», en menospreciar, insultar (describiendo despectivamente) e incluso amenazar a quienes ya de antemano sabes van a ser tu público más critico: a todo tipo de pensadores que hagan, ya de por sí, juicios críticos con todo. Incluso, aunque esto te fastidie, con tus afirmaciones.
En el caso del monoteísmo abrahámico esto se puede ver, por ejemplo, en los mismos textos «sagrados» y en los escritos por sus figuras más representativas.
El crear cuentos con moraleja hace a quienes los inventan, a ojos de un público receptivo, en portadores de la misma moral que intentan reflejar en ellos. El problema está en que estos estafadores, cuando crean estas normas morales, siempre lo hacen pensando en que los destinatarios van a ser otros: el público a quien estos le veden su producto.
Por eso no es difícil encontrar a religiosos «pecando» precisamente de aquellas normas que ellos mismos dictan. Monjes budistas apostando el dinero de sus fieles en el poker y/o viviendo nada «humildemente», a sacerdotes pedófilos o pastores, imanes, rabinos, chamanes, etc. y demás ralea religiosa maltratando e incluso asesinando a personas por criticar sus creencias cuando no convenciendola para que se suicide o mate a familiares por las supersticiones que ellos mismos venden. Todo esto, por otro lado, mientras van por ahí autoproclamándose portadores de una moral superior y predicando para sus fieles el «amor al prójimo» e incluso a sus «enemigos». Cosa que, por cierto, estos tampoco cumplen cuando alguien, de nuevo, cuestiona sus afirmaciones o las expone ante el resto de la sociedad.
Hace no mucho incluso se pudo ver a la «iluminada» Judith Darlene Hampton, autobautizada como Jeisy o Judy Zebra Knight, amenazando a los estudiantes que la grabaron borracha mientras lanzaba un discurso racista y homofóbico.
Si algo ha sido demostrado es que, para esta gente (la religiosa), la reputación lo es prácticamente todo. Sólo así se entiende que toda una jerarquía eclesiástica se dedicara a ocultar durante décadas los abusos a menores que los miembros de esta secta cometía o que «ciudadanos católicos ejemplares» hicieran la vista gorda y apartaran la vista hacia otro lado cuando esto lo tenían delante de sus narices.
Que te digan que mientes y que tu moral apesta no es plato de buen gusto. Mucho menos si vives de aparentar tener una verdad absoluta y una moral superior. Después de todo, tu producto, eso que vendes, según tú, te hace tener esa «verdad revelada» y esa «moral suprema» de la que presumes.
Notas:
- De hecho no queda claro, según sus confesiones, si lo oyó, lo vió o qué. El fundador del cristianismo y sus compis no se aclaran en esto: por un lado Pablo dice en 1 Corintios 9:1 que ha visto a Jesús; el autor de Hechos, supuestamente el mismo de Lucas y compañero de Pablo, en Hechos 9:3-7 y en 26:12-16 dice que sólo fue una luz y una voz. Lo gracioso es que tanto en Hechos 9 como en 26 se repite la misma historia, solo que supuestamente una ocurrió antes de la otra y en la primera (Hechos 9) ese «Jesús» le dice que más adelante, cuando entre en la ciudad, le contará lo que debe hacer. Le perdonaremos a Pablo sus supuestas alucinaciones pues él mismo en Romanos 3:7 y en 1 Corintios 9:19-23 confiesa ser un mentiroso y un oportunista.
6 comentarios
hola amigo,sabes yo antes era agnostico,nunca fui ateo,son dos cosas muy diferentes.y te puedo decir que las religiones no son el opio de los pueblos,las religiones son el camino a la verdad,obviamente que los fanatismos no hacen ningún bien,pero las religiones así como la filosofia,la logica y eso que llaman ciencia,si uno honestamente busca la verdad y la libertad y deja de lado los prejuicios todas llevan al mismo destino.
Creo que tu estás muy confundido,por alguna razón odias las religiones.
Creo que debes ablandar un poco tu alma,que es muy rijida.
Hay muchas pruebas de que existe el cielo y el infierno,la gente que ha visitado ambos o uno de ellos se cuentan por millones,pero tu no quieres creer,alucinaciones dices tu,pero si el mismo dios bajara y te mostrara el paraiso y el infierno dirias lo mismo,solo fue una alucinación,por lo tanto por mas que existan el cielo y el infierno a ti nunca te bastara ninguna prueba.
Bueno,te deseo lo mejor,ojalá te ablandes un poco.
«hola amigo,sabes yo antes era agnostico,nunca fui ateo,son dos cosas muy diferentes.«
¡Claro que son dos cosas muy distintas! una (agnósticismo) se refiere a qué sabe (gnosis) o no (a-) y la otra (ateísmo) se refiere a qué cree (teísmo) o no (a-). Viene a explicarnos algo que ya hemos explicado en la sección Avisos (en el menú).
Usted sería agnóstico, pero además deista. Por eso su postura actual, que detalla a continuación en su comentario, no sorprende en absoluto.
«y te puedo decir que las religiones no son el opio de los pueblos,las religiones son el camino a la verdad«
El camino hacia cualquier certeza, desde luego, no ha pasado ni pasará jamás por asumir y creer lo que a uno le afirman, que es lo que usted ha hecho y hace.
Con respecto a la expresión «la verdad» ¡casualmente! sólo la usan ustedes: religiosos. Gente que cree tener certezas absolutas simplemente porque confía ciegamente en quienes se las dijeron. Que es lo que ustedes hacen con quienes escribieron determinados textos o van por ahí predicando tenerla.
La realidad es que, cuando se examinan una a una esas «verdades» que ustedes creen y proclaman, de cierto no tienen nada. De ahí que sus religiones, los miembros que las componen, intenten siempre escapar a toda crítica.
«obviamente que los fanatismos no hacen ningún bien,pero las religiones así como la filosofia,la logica y eso que llaman ciencia,si uno honestamente busca la verdad y la libertad y deja de lado los prejuicios todas llevan al mismo destino.»
En absoluto. Y ni de lejos voy a consentir en esta web que me vengan religiosos, como usted, intentando comparar sus supersticiones y mitos sistematizados con la Filosofía o la Ciencia. Para empezar, porque en sus religiones el único metodo que se usa para obtener esas certezas es el afirmar que uno las obtiene por «revelaciones» especiales; porque se las han dicho, como he demostrado con os ejemplos, los mismos personajes de los cuentos que intentan vender.
Cualquiera que tenga un mínimo de honestidad no da por ciertas las cosas sin someterlas a juicio crítico. Que es lo que, al menos por mi experienci, puede verse en cada comentario de cada religioso que ha venido aquí.
«Creo que tu estás muy confundido,por alguna razón odias las religiones.«
Ya falta tiempo para que me viniera usted con alguno de los típicos argumentos absurdos y falaces con los que nos vienen ustedes:
«Creo que debes ablandar un poco tu alma,que es muy rijida.»
Para empezar, el «alma» no existe. Pero es que, ni aún en el hipotético y remoto caso de que existiera, lo que usted crea me es indiferente. Su frase, aquí, lo que viene a decir sin eufemismos, es que acepte las mismas tonterías que usted cree y no las critique.
«Hay muchas pruebas de que existe el cielo y el infierno,la gente que ha visitado ambos o uno de ellos se cuentan por millones«
¿Y evidencias? Dice que «hay muchas pruebas» pero lo único con lo que nos viene es con los testimoios ajenos, que valen tanto como el suyo. Testimonios anecdóticos los hay de todo tipo y apelar a la cantidad, repito, es falaz. ¿En serio cree usted todo lo que le dicen en base a que se lo dicen y a cuanta gente se lo dice (ad populums)?
Me viene con el «pero tu no quieres creer«, pero no es cuestión de querer o no creer. ¿O es que usted sí cree aquello que le afirman basándose en que quiere creer en ello? Cuando algo es cierto y puede evidenciarse, para empezar, no se requiere la creencia.
«alucinaciones dices tu,pero si el mismo dios bajara y te mostrara el paraiso y el infierno dirias lo mismo,solo fue una alucinación,por lo tanto por mas que existan el cielo y el infierno a ti nunca te bastara ninguna prueba.»
No sé usted, pero si se me apareciera únicamente a mi (ya sea un dios, una hada, un elfo o un dragón), lo mínimo que haría (y que debería hacer cualquiera) es dudar de si lo que uno ve son alucinaciones o no.
Curiosa e irónicamente, esos seres o entes:
1º.- Ninguno de esos personajes, que tanto dicen que se les aparecen, se presentan a todos por igual y cuando lo hacen ¡mire usted por donde! sólo lo hacen a aquellos que pertenecen a un ambiente sociocultural concreto.
2º.- En la vida real, no en literatura, estos sólo se presentan a esta gente (para mi, estafadores), según ellos mismos, cuando están solos. Las únicas veces en las que se han aparecido a varios, cuando uno investiga sobre ello, se topa con que todos se contradecían, eran familiares o amigos y en todas los testimonios, cuando hablaban individualmente, se contradecían o no decían nada más que ambiguedades basadas en su limitado conocimiento sobre su propia religión.
3º.- La mayoría de las veces se presentan a gente supersticiosa, de un estrato cultural bajo o que padece algún trastorno emocional. Cuando no y lo hacen a gente con un poco más de cultura y educación, estos luego confiesan haberse aprovechado de los anteriores o ser previamente unos fanáticos.
4º.- Los personajes de una mitología jamás se presentan a las culturas anteriores o ajenas a dicha mitología (punto 1º)
5º.- Ninguno los testimonios que afirman haber visto a estos personajes ha aportado o puede aportar jamás algo que no sea única y exclusivamente su propio testimonio.
El caso es que no me arrojo tan arrogante, como lo hacen quienes afirman se les ha aparecido cualquier ser antinatural, para tratarme como un «elegido» o falsamente decir que «simplemente, soy el subordinado de un ser magnífico y perfecto que me ha hecho ‘a su imagen y semejanza’» y que lo que yo quiero y pido a la gente (su tiempo, esfuerzo, dinero, etc.) en realidad viene de ese ser o ente que ni puedo, ni pretendo evidenciar. Ofendiéndome cada vez que cualquiera me exija lo que el resto de gente a la que he convencido no me exigió, cuando debería.
Tampoco voy por ahí alegando que tengo «la verdad» absoluta (de hecho no existe certeza absoluta en los temas que esta gente trata) y apelando a «pruebas» basadas en sesgos cognitivos ya muy conocidos.
«Bueno,te deseo lo mejor,ojalá te ablandes un poco.«
Pues yo tambien le deseo lo mejor: que sea un poco más crítico.
¿y tu crees que si desarmas un reloj y pones todas las partes sueltas en una licuadora y prendes la licuadora,magicamente se va a armar el reloj?
¿Apelando al argumento falaz y ya desmontado cientos de veces de Paley?
Una pregunta, a ver si así se da cuenta de la estupidez de tal comparación ¿los relojes se reproducen (como sucede con todo organismo vivo) y heredan genes o se producen en ellos mutaciones? ¿Está usted, además, comparando las piezas de un reloj con elementos químicos? ¿Es que no le han explicado que a nivel atómico se producen reacciones físicas que forman enlaces químicos?
Ateoyagnóstico, te designas como «soy» ateo. No quiero suponer que eres el mismo «soy el soy» de la biblia. Porque si así fuera, dejo de ser tu seguidor y tu amigo.
Bueno, pero he venido, no para hacerte advertencias, que de poco valen sino para emitir mi opinión. Luego de haber militado en mi adolescencia en los «adventistas del 7mo. día» (la falta de mayúsculas no es ociosa), descubrí (hace mucho) que el andamiaje que tienen armado en torno al diezmo (como algunas otras denominaciones cristianas) es al solo efecto de mantener la propia estructura. Vale decir, que la conclusión necesaria es que los esfuerzos evangelísticos que llevan a cabo, lejos están de servir para llevar almas al señor, sino porque en cada adepto que ganan (casi digo secuestran), tienen UN NUEVO CONTRIBUYENTE.
¡Hay que ser mal parido para sacarle a una clase social mayoritariamente humilde en lo económico y en lo intelectual el diez por ciento de sus ingresos!
Cuando las religiones dicen que «hay que hacer o dar X cosa» para «servir al señor» o porque su dios lo dice, en realidad están usando un eufemismo. «El señor» siempre suele ser el líder religioso de turno y las órdenes de su dios son solo las que este líder realiza apelando a dicho personaje ficticio.
Ni idea de cómo llega usted a su conclusión inicial sobre el «soy el soy» con el título de esta web.